Capítulo 25

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Mediante Red Flu, que Harry ya había viajado, y la primera vez no fue muy existosa, esta tercera tubo más cuidado y pronunció las palabras vocabulizando correctamente.

-Callejón Diagon-dijo con los polvos en la mano. Acto seguido sintió un cosquilleo por todo y el cuerpo, y empezó a flotar, el pelo se le movía como quién le enchufa un secador. Todo esto, claro, en cuestión de segundos.

Llegó algo mareado pero se sostuvo en pie.

-Esta vez no has ido a parar a ningún sitio ¿eh?-rió Fred.

-Sí, supongo.

Esperaron a los demás Weasleys. Una vez que estuvieron todos, fueron al sitio donde habían quedado con los Granger. En frente de la librería, allí estaban. Los padres con muy ropa muggle, destacaban en la multitud, como turistas, menos Hermione que ella iba con su capa morada y el pelo algo más liso de lo normal.

-¡Hola!-gritó Hermione.

-Hola-dijo Ron.

-¡Hola!-dijo Harry.

-¿Qué tal el verano, Harry?-no le dejó responder- Es una suerte que te hayan dejado ir a La Madriguera... Si Dumbledore lo supie...

-Dumbledore lo sabe-respondió Harry.

Hermione se sonrojó por su evidente fallo.

-Si tanto deseas venir a casa, Ron te puede invitar un día-dijo George sonriendo y acto seguido giñando el ojo izquierdo

Hermione y Ron intercambiaron miradas, los dos tímidas y Harry supo que si él no estuviese de por medio lo dudaría muchísimo.

-Bueno chicos. ¡A comprar!-bromeó el Señor Granger, y luego Arthur le volvió a enganchar en una interesante conversación donde le explicaban para que servía un "timbre".

-Mamá, necesito una túnica nueva, la que tengo me queda muy pequeña-se quejó Ron.

Molly le hechó un vistazo para verificar su versión y nada más ver por dónde le llegaba la túnica dijo.

-Sí, está claro que sí. Harry supongo que la tuya también te quede corta ¿verdad?

-En absoluto, Seño... Molly- ambos sonrieron.

Fueron a Madame Malkin Túnicas para todas las ocasiones. Y se encontraron con algunos compañeros de Hogwarts, quiénes saludaron todos muy alegremente.

Depués fueron a comprar otra varita a Ron, cómo sus padres le había prometido. Debido al "incidente" del año pasado, dónde Dobby cerró la puerta de entrada al Hogwarts Express, Harry y Ron decidieron coger el coche volador de su padre, un azul Ford Anglia y sobrevolar todo el camino.

Llegaron pero tuvieron la mala suerte de caer contra El Sauce Boxeador, y les cayó una bronca terrible por "haberle causado daños irreversibles. Según Snape, en aquel fallido intento de aterrizar a Ron se le rompió la varita y durante todo el año sus padres se negaron a comprarle otra en forma de castigo.

-¡SII!-chilló Ron de alegría.

-Gracias por dejarnos sordos a todos, Ronald-se quejó Percy.

Ron pusó los ojos en blanco, y Harry a modo de broma se apretó los oídos mucho simulando dolor.

Ron se compró una nueva varita.

Se había dividido para comprar las cosas más rápido, el Señor Weasley, Ginny y los padres de Hermione se había quedado en la librería para comprar todos los libros, plumas y pergaminos necesarios y la Señora Weasley, Ron, Hermione, los Gemelos, Percy (que realmente se había quedado porque quería ver una tienda en particular y Harry se había dedicado a las túnicas y varita de Ron.

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