Es ahora o nunca Jiminie.
Te lo llevas a casa y lo partes en dos, ¿entendido?
Se animó a sí mismo.
(...)
Acaba de rozar su hermoso, redondo, perfecto trasero con mi entrepierna.
Suspiré hondo.
Este va a ser el mejor sexo que tendré en mi vida, lo presiento.
Salimos del establecimiento, pasábamos por el largo pasillo que estaba solitario milagrosamente. No lo pensé dos veces, le tomé por la muñeca y lo acorralé contra la pared.
Le di una leve caricia en su mejilla, apreciando lo jodido hermoso que era.
Me acerqué, rozando sus labios causando que soltara un suspiro. Le besé finalmente, posando una de mis manos en su espalda baja y la otra en su trasero, atrayéndolo más a mí. Colocó sus manos alrededor de mi nuca, e inició a dar leves movimientos con su pierna que estaba pegada a mi entrepierna. Le di un leve apretón a su trasero y soltó un gemido.
A medida que ellos se besaban, se volvía más profundo, causando uno que otro gemido. Y eso que aún no han llegado al apartamento de Jimin...