Cap. 11: Financiando la revolución

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Narra Lucy

-¿Es de día?...Ah, mi cabeza-estaba desorientada, maldita cerveza. Me fui a girar y allí estaba otra vez Natsu en pelota picada- Maldita sea...

Narra Snake

Era el día del asalto a los diamantes, el contenedor con las piedras se encontraban en un astillero portugués abandonado después de la Gran Guerra.

Lucy estaba muy extraña, no podía mirar a Natsu y cuando lo miraba se sonrojaba como un tomate. Nos subimos al jeep y nos dirigimos a la costa, el astillero se encontraba a kilómetros de Vilanculos. El terreno era plano, no se podía explotar ningún accidente geográfico. Lucy se tuvo que posicionar en una zona muy expuesta, pero si lo hacíamos bien no había necesidad de delatar su posición. Gray se quedaría apartado y cubriría nuestra huida si fuera necesario. Natsu y yo entraríamos en el astillero, sacaríamos los diamantes y saldríamos. Sencillo. Centinelas en la puerta, Natsu y yo nos coordinamos para abatirlos y esconder sus cuerpos. El astillero estaba muy viejo: desconchones en las paredes, óxido en la maquinaria, agujeros en el techo... El lugar estaba infestado de mercenarios armados hasta los dientes, pero el que más me preocupaba era un juggernaut que rondaba el contenedor. El cabrón no era como los de Skull Face, llevaba un chaleco de kevlar recubierto con una placa de tungsteno y un casco de acero y portaba una ametralladora RPK, el cabrón iba a ser duro. Agazapados tras la maquinaria, fuimos abatiendo enemigos aislados. Hasta que ese cabrón vio los cadáveres, el gigante espetó una orden en portugués que alertó a todo el puto astillero y se pusieron a investigar. Así que utilicé la artillería pesada: Gray.

-Gray, adelante-le dije por códec-

-Entendido-Gray entró escupiendo plomo sobre la infantería regular-¡AQUÍ ESTÁ PAPI, HIJOS DE PUTA!-

Le hice una seña a Gray para que me diese un C-4, con la distracción de Gray pude colarme por la espalda del juggernaut, se lo coloqué en la parte descubierta de la placa (la parte baja de la espalda) y cuándo estuve a una distancia segura lo volé. Ese cabrón voló por los aires, haciendo volar el casco de acero. Después de un tiroteo, el astillero quedó vacío a excepción de nosotros 3. El contenedor era rojo, metálico. Con ayuda de una palanca, pudimos romper el seguro y abrir el contenedor. Allí dentro había unos 200 o 300 diamantes, al abrir el contenedor las pequeñas piedras se desbordaron.

-Guau, esto vale fácil unos cuántos millones-dijo Natsu, mirando embelesado los diamantes-

-¿Cómo transportaremos toda esta mierda?-dijo Gray-

-Habrá cajas por ahí, o baúles. Los llenaremos y los transportaremos en el jeep-

Con ayuda de Lucy, cargamos los diamantes en baúles y los cargamos. Cuándo llegamos a la base, los milicianos descargaron las cajas del vehículo y las almacenaron dónde las armas.

-¿Cuántas piedras hay?-preguntó Fisher-

-Unas 200 o 300-dije sacando un puro-¿Para qué los utilizarás?-

-Para financiarnos. Los venderemos en la frontera con Zimbawe o Tanzania, o a mis contactos de la CIA en el Congo-

-Solo queda uno, los blindados- 

Metal Gear Solid: BloodStoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora