Estoy bien, no te preocupes.

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Creo que he perdido la cuenta de las veces que he deseado desaparecer. 

Si, leíste bien; desaparecer. 

Irme, dejar, perder, olvidar, ser olvidada.

Supongo que para la gente que se queda no sería difícil hacer como si nada sin mi. He pensado eso millones de veces y se que tengo toda la razón. Precisamente hoy ha sido uno de esos días en los que me he despertado y no he encontrado sentido a nada. He abierto los ojos y desde el primer momento he pensando que tendría que haberme quedado ahí; dormida, dónde los problemas parecen no existir o por lo menos desaparecer durante un rato. 

Parece que hoy me he despertado para meter la pata constantemente y para que nada me salga bien. Y ese sentimiento de impotencia de no poder hacer nada, pueda conmigo. 

¿No les ha pasado nunca que hay días en los que solo necesitan llorar? Días en los que sabes que a la mínima que te digan algo vas a notar que los ojos te brillan más que nunca por esas ganas tontas de llorar. 

Lo peor de todo no es llorar, lo peor de todo es no tener a nadie que te diga que dejes de hacerlo. No tener a nadie que te diga:

-Límpiate la cara y demuestra que puedes con todo.

Aunque sea mentira. Ahora me encuentro en uno de esos momentos en los que miro fijamente a la pantalla y la veo borrosa por culpa del rastro de lagrimas. Seguro que muchos entienden a lo que me refiero. 

Y no sé que me pasa. Puede que este cansada de intentar las cosas y que al final nada resulte salirme bien. Cansada de notar que no paro de joderla. Cansada de sentirme insuficiente para la gente. Cansada de que el miedo controle mi vida.

Es cansado estar cansada. Y por eso hay días en los que pienso irme, dejarlo todo, empezar de nuevo. El problema es que nunca podemos, deseamos desaparecer con todas nuestras fuerzas pero no tienes a dónde ir, ni cómo, ni siquiera con quién desaparecerías; miras a tu al rededor y estás sola.

Ves a gente, sí. Pero nadie parece darse cuenta de las ganas que tienes de irte y mandarlo todo a la mierda. Parece mentira que tu seas lo suficientemente fuerte para soportar los problemas de todos y que luego cuándo tu necesitas a alguien no haya nadie y dices que no te importa, que no pasa nada, que no se preocupen, que todo está bien. Y parece que funciona.

Siempre se me ha dado bien mentir.

Querido Diario.. (Ana y Mia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora