Sobre el amor y sus efectos secundarios

08 - Una vez más (Simón)

Simón había pasado 2 meses fuera de casa por motivos laborales. Al fin había conseguido su sueño de dedicarse profesionalmente a la música. Con sus 3 mejores amigos hacía tiempo que querían formalizar su proyecto como banda y ahora se les dio la ocasión. Estaba inmensamente feliz, ya que estaba siendo un gran año: por un lado había cumplido uno de sus mayores sueños, el de la música y por otro, su relación con Laura marchaba viento en popa, dando el gran paso de vivir juntos. Compartían casa hace casi 6 meses y la convivencia no podía ir mejor, pero lo que Simón desconocía es que a Laura no le apasionaba demasiado la idea de que pasara tanto tiempo fuera de casa por el tema de la banda. Obviamente estaba feliz porque Simón cumpliera su sueño, pero tenerlo lejos tantas semanas no era su plan de convivencia. Cosa que Simón no había percatado y que pudo comprobar una vez llegó a su casa.

-¡Hola princesa! ¡Ya estoy en casa!- saludó nada más abrir la puerta- ¿Laura?- se extrañó que no estuviera en casa, pues era muy temprano y Laura acostumbraba dormir hasta tarde en los sábados. Dejó sus cosas en el suelo y fue directo a la habitación. No estaba allí, ni en el baño ni en ninguna otra estancia de la casa. Cogió su móvil y la llamó de inmediato, pero no contestaba y eso, definitivamente, terminó de alarmarlo. Estaba empezando a ponerse muy nervioso y se suponía que esa mañana iba a ser tranquila y sin ningún tipo de sobresalto.

Caminó de un lado a otro de la casa pensando en dónde diablos estaría metida Laura. Entonces, tras unos minutos deambulando, se fijó en una nota que había en la mesita del salón. Se paró en seco y tomó el papel con mucho pánico. Tenía miedo de lo que pudiera leer, porque seguro que iba a ser algo que no le iba a gustar:

Simón, sé que esta no es la mejor manera de hacerlo, pero no podía esperar a que volvieras y decírtelo a la cara. Ya sabes que no soy la persona más valiente del mundo. Ni te imaginas lo feliz que me ha hecho que lograras alcanzar el sueño de tu vida, en serio, pero creo que no estoy preparada para tenerte tan lejos de mí durante tanto tiempo. Supongo que me mal acostumbré a tu compañía y ahora no soporto estar sola. Tal vez suene egoísta y tal vez lo sea, pero necesito a alguien que esté a mi lado a diario, con el que amanezca cada día. Por eso creo que es mejor que ambos sigamos buscando a esa persona, la indicada para acompañarnos en nuestras vidas, cada uno en la suya. Te quiere, Laura.

Parpadeó repetidas veces sin creer lo que acababa de leer. Su novia lo había dejado con una carta. Se dejó caer en el sofá, aun con el papel en las manos. Todavía no era capaz de asimilar todo lo que estaba sucediendo. Todo era muy repentino y no sabía qué hacer. Simón cerró los ojos deseando estar en un sueño, pero al abrirlos seguía allí sentado con ese papel en sus manos. Leía y releía tratando de cambiar con su mente las palabras. ¿Qué se supone que iba a hacer ahora? ¿Seguir con su vida como si nada? Necesitaba hablar con Laura y que le explicara exactamente lo que pasaba, porque, definitivamente, no lo entendía.

Guardó la carta en el bolsillo y salió de la casa para encontrar a Laura. El primer sitio donde pensó que podía estar era la casa de sus padres. Tendría lógica que volviera a donde vivía antes de mudarse con él. Llamó a la puerta y casi de inmediato le abrió el padre de Laura, la última persona que Simón quería ver en ese momento. Nunca aceptó que su hija tuviera como novio a un "chico sin futuro que quería dedicarse a la música". Así lo definía siempre.

-¿Qué haces aquí?- le espetó con cara de pocos amigos.

-¿Está Laura? Es importante que hable con ella- respondió Simón ignorando esa cara.

-No, no está aquí. Un buen novio sabe dónde está su novia- le recriminó.

-Oiga usted, no es asunto suyo. Solo le pregunté si estaba Laura- dijo Simón bastante enfadado.