La azabache bostezó rodando en su futón, colocándose boca arriba, con las manos y los pies extendidos, dándola una forma de estrella de mar. Pero su brazo izquierdo dio con algo sólido y suave que la hizo preguntarse qué había tocado... poco a poco empezó a abrir los ojos, miró a su alrededor y...
- Sango levántate mira si tienes ropa y... ¡corre!- gritó levantándose y agarrando una espada.
La morena soñolienta la miró confusa mientras se levantaba.
- Tengo que cambiarme las vendas, ver si Kirara se encuentra mejor, vestirme y comer... luego si eso corro contigo, ¿vale?
- Sango, ¡hay un hombre en mi cama!
- Y en la mía también, qué le vamos a hacer...- la morena reaccionó- espera, ¡hay un hombre en mi cama!
- ¿A si? No me digas, no me había dado cuenta... también hay uno en la mía.- dijo rodando los ojos
- Esto no es gracioso
- Ya lo sé...
Kagome se acercó a su cama y con la punta de la espada toco la mejilla del hombre, quien ni siquiera se inmutó.
- Están dormidos...- declaró su amiga levantándose de la cama
La azabache negó con la cabeza.
- Están borrachos. Apestan a alcohol.
- ¿Qué hacemos? ¿Los despertamos?
Kagome sonrió.
- Espera un poco.- movió los futones y los acostó juntos y abrazados- Vamos a comer, luego los echamos...
_____
-Kagome...
- ¡Dios Inuyasha me aplastas!
El nombrado abrió sus ojos y miró a su amigo con el ceño fruncido.
- ¿Qué coño haces en mi cama?
- Esa no es la pregunta amigo, ¿qué coño haces TU en MI cama?
El ojidorado se sobó la nuca y se levantó mirando a su alrededor.
- Tampoco acertaste la pregunta, esta no es ni mi cama ni la tuya
- ¿Salimos ayer?- preguntó el azabache y su amigo negó- eso quiere decir que...
- Nos han invocado.- termino Inuyasha- ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! ¿Sabes lo que significa eso, Miroku?
- ¿Que tenemos que servir a alguien durante un mes?
- ¡No! ¡Que no podré ver a Kagome durante un mes!
- Oh sí, porque ser un esclavo no es nada comparado con la pena de no ver a una chica que no te conoce todo el día como si fueras un acosador. – confesó cruzándose de brazos.
- Vaya, se han despertado- habló Sango vestida con un lindo kimono, se sentó en el suelo y enseguida Kirara se acercó a su regazo.
Miroku la miró sonrojado y asintió.
- Sangui-
- Sí, gracias por cuidarnos... ¿cómo llegamos aquí?- preguntó Inuyasha tapando la boca de su compañero
La joven lo meditó y los dos pudieron observarla con detenimiento, sí, ella era Sango. Justo cuando la joven iba a contestar su pregunta, apareció una sombra en la puerta.
- No los atosigues, Sango, solo diles que se vayan. – dijo sin entrar en la cabaña.
- Pero Kagomeeee – se quejó la nombrada.
- Ka-kagome...
La cara del peliplata se volvió roja y miró a su compañero. ¿Era eso posible? ¿La diosa Fortuna les había sonreído? ¿Qué estaba pasando?
- Ustedes son Inuyasha y Miroku, ¿verdad?- preguntó Sango emocionada- ¡Sabía que no era una pérdida de tiempo! Estoy tan feliz... ¡Kagome va a tener que estar un mes con vosotros dos!- dijo aplaudiendo
Miroku agarro delicadamente sus manos y la miro a los ojos fijamente haciendola ruborizarse.
- Pero, habiendo otra hermosa damisela aquí, no podemos solo atender a una...- habló mientras el azul de sus ojos empezaba a brillar- yo prometo obedecerla a usted hasta que acabe el contrato, mi señora.
- Sango, ¿por qué no los has echado ya?
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Guardianas De La Perla De Shikon
Fanfic¿Sacerdotisas? Bueno, algunos podrían decir que eran ángeles provenientes del cielo. Otros dirían que son demonios del mismísimo infierno. Pero, ¿qué pensarían los dos Dioses que cuidaban de ellas?