Unas pulseras de hilo y otras de silicona.

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Anduve por los pasillos durante una buena temporada y acabé en la secretaría del instituto. Pregunté por Rosa, la portera barra secretaria barra conserje del centro y nadie respondió. Poco después salió una chica algo bajita con el pelo color miel y una montura de gafas de pasta. Se ve que era la nueva secretaria, aunque más que una secretaria, parecía una alumna más por su vestimenta. 

A juzgar por su apariencia parecía tener unos treinta años. Se llamaba Skade y desprendía confianza con un poco de agua de coco, un olor muy agradable para mí. 

Le pregunté por mi clase y señaló hacia mi izquierda, a una pared rellenada hasta los cabos de folios con nombres y grupos. Supuse que ahí estaría el nuevo grupo de toda la escuela. Me dirigí hacia ahí y encontré mi clase y agradecí a la portera barra secretaria barra conserje barra Skade.

Al dirigirme a las escaleras, subí un peldaño y un dolor inmenso se apoderó de mí. Mi espalda me dolía y mi costado se había vuelto sensible a cualquier movimiento repentinamente. Me saqué la mochila de la espalda y fui tan idiota que me apoyé contra la pared, doblando el dolor.

—"Será momentáneo."—pensé y me senté en un peldaño durante poco tiempo, ya que al recordar que tenía clase, cogí mi mochila al mismo tiempo que me levantaba y subía las escaleras más deprisa que nunca.

Me dirigí unos pasillos más allá, incluso metiéndome por los recovecos más desconocidos para mí, teniendo en cuenta que llevaba en este instituto casi un lustro y me seguía perdiendo, para encontrarme con un grupo de alumnos tirados en el suelo, trapicheando con ya me imagino el qué por el olor y el humo. 

Pensé que en este instituto ni en ninguno no se podía fumar, pero me percaté de que el techo escaseaba de detectores de humo. —"Chicos listos." —pensé y por fin llegué a mi clase y grupo asignados deslizando la puerta del aula para encontrarme con la profesora Cyre. Se ve que sería nuestra nueva tutora. 

Era bajita, de unos veinte años aproximadamente con unas gafas que parecían de pasta, a simple vista azules. El año pasado las tenía verdes, qué extraño. Tiene dinero para unas gafas nuevas pero no para renovarse el vestuario. No es por nada, tan solo que cobrando el dineral que cobra, me extraña que no se dé algún que otro capricho.

Tenía el pelo castaño con reflejos miel, siempre iba vestida informal y trataba a sus alumnos como si fueran sus hijos. Ojos grandes y marrones puros, con las cejas perfiladas de una manera que parecía que las tuviera siempre encarnadas y con su voz de chica buena. Pero eso sí, si la enfadabas te faltaba tierra para correr.

Los primeros que advirtieron de mi presencia fueron el grupo de personas que me dieron la "bienvenida" a mi nuevo curso, y uno de ellos una pequeña carcajada al ver el estado en el que me encontraba.

—¿Es esta mi clase? —dije, comentario con el que la mayoría de alumnos se rieron e ignorando el grupo antes mencionado.

—Podrías mirarlo en el pasillo, pero sí, es esta. Toma asiento junto a Lia. Y da gracias a que soy buena y es el primer día, que si no te ponía una retraso injustificado, señorita Ainsworth—. dijo.

—Que maja usted. —dije con una sonrisa forzada pasando por delante suyo. La profesora Cyre siempre tuvo este tipo de tratos con sus alumnos, todos la querían mucho.

—Pues claro, con mis hijos siempre. —dijo soltando una risa a continuación, me detuve y le dije con una sonrisa:

—¿Gafas nuevas?

—¡Gracias a Dios que por fin alguien se da cuenta! ¿Os gustan? —dijo ilusionada colocándose las gafas y todos murmuraron un "sí" como si de una coral se tratara.

[SAVE ME] (Provisional)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora