Tan solo es mi amigo.

4 1 0
                                    

—Hola. —dije sonando indiferente.

—¿Hola? Te he dejado tres llamadas perdidas. ¿Por qué no contestas? —dijo preocupado.

—Igual porque esto es un instituto y no se trata de tener el móvil encendido para que te lo quiten ¿no crees?

Donnie calló un momento considerando mi respuesta.

—¿Dónde estás? —preguntó de golpe.

—Estoy en la cuarta planta, al lado del servicio. No se te ha ocurrido mirar en tu misma planta, ¿en serio? —dije sarcástica.

—Ni se te ocurra moverte de ahí, ahora mismo voy. —dijo más estricto que nunca.

—Donnie, tranquilízate, estamos en tu mismo edificio. No me va a pasar nada. —dije intentando calmarle.

—Te puede pasar algo, mi hermana anda suelta y tengo que cuidarte. —dijo, como si ser protector que te cagas sirviera de excusa.

—Ni tú eres mi canguro ni ella un animal. —dije en tono idiota. Creo que me estaba pasando.

—¿Pero es crimen preocuparme por ti? —dijo con un tono de voz que hizo que me sintiera muy culpable.

—Donnie, soy mayor, no hace falta que estés cada dos por tres cuidando mi trasero y... —me interrumpió.

—¿Recuerdas que hace menos de media hora tuvimos una conversación así con los papeles invertidos? Estás bipolar hoy. —dijo. Tenía razón, ¿qué me está pasando hoy?

—A mí no me llames así, ni que fuera una enferma. —dije sonando enfadada.

—Voy a buscarte. ¿Dónde me has dicho que estabas? —dijo, provocándome un largo suspiro. Un carraspeo por su parte hizo que le respondiera en segundos.

—En la cuarta planta, al lado de los servicios... —dije con la voz pesada.

—No te muevas. —dijo. Intenté decir algo pero me colgó el teléfono. Lo alejé de mi oreja para soltar un largo suspiro.

Agradecía que Donnie estuviera ahí para todo, para cuidarme, para protegerme, pues soy una de las pocas personas en las que confía de verdad, y no quiere perderme. Pero a veces se pasa y hace papel de padre oso protector y eso me enerva en ocasiones.

Decidí esperar a Tobi y Simon pero el tiempo se me estaba haciendo eterno... ¿Dónde habían ido? Se habrán pirado de aquí para colarme la trola y yo aquí esperando ilusionada.

Eché una ojeada a Twitter sin muchas ganas. De nuevo, esa sensación de hundimiento se apoderó de mí. ¿Dónde están los antidepresivos cuando una los necesita? Cierto, en mi mochila.

Decidí ir a clase a buscarlos, pero al girar la esquina del pasillo alguien me llamó: Donnie. Me giré y venía a paso acelerado nervioso, detrás le seguían Tobi y Simon.

—Te dije que no te movieras. ¿A dónde ibas? —dijo Donnie preocupado.

—A ningún sitio... —dije en un solo murmullo.

—Mira a tu novio, como se preocupa por ti. —dijo Simon en tono burlesco lo cual enfadó a Donnie el doble de lo que estaba ya. Tobi le lanzó una mirada asesina con el ceño más fruncido que nunca y Simon miró hacia al suelo algo fuera de lugar.

—No queda nada para que suene el timbre. ¿Nos vamos a clase? —dijo Donnie ocultando su furia apretando la mandíbula.

—Eh... es que... —dije insegura, no sabía si decir algo o no. Por suerte, Tobi me dio un pequeño empujón.

[SAVE ME] (Provisional)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora