Phil entró en la tienda al jueves siguiente:
-No sabes como llueve fuera.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó Dan extrañado.- Pensé que estarías en casa viendo una película o algo.
-¿Para qué voy a ver una película pudiendo ver a tu chica?
-No es mi chica... -Dijo Dan algo sonrojado.- Ni siquiera sé si va a venir.
-¡Positividad hombre!
Phil cogió la silla de la caja que estaba libre y la empujó hasta el cajero de Dan, situándose a su lado, fijando su mirada en la puerta, ansioso por la llegada de la chica.
El viernes por la mañana, Dan le había contado todo lo relacionado con ella, aunque sólo sabía que a Dan le parecía preciosa y que compraba All Bran todos los jueves por la noche. Dan se había levantado a por un refresco para él y unas patatas para Phil, cuando oyó el pequeño sonido de las campanillas que adornaban la puerta. Corrió por el pasillo y cuando llegó a la esquina, respiró rápidamente y caminó de nuevo hasta su caja, mirando a quién había entrado por la puerta. No era ella, era una mujer mayor que con dificultad se acercó hasta la caja y le dedicó una dulce sonrisa a ambos chicos:
-¿En qué pasillo se encuentran los pañuelos, muchacho?
-No se preocupe, yo iré a por ellos. -Preguntó Dan.- ¿Necesita algo más?
-Solo eso.
Dan caminó por los diferentes pasillos hasta que encontró los pañuelos y cogió un paquete de seis packs, suspirando, volvió hasta la caja, donde la mujer mayor le daba conversación a Phil sobre algo que no le importaba demasiado a Dan. Le cobró los pañuelos y ella se fue, dejando la puerta abierta:
-Maldita sea, con el frío que hace se la deja abierta.
Justo cuando él se iba a levantar de su silla, vió como alguien entraba corriendo a la tienda y cerraba la puerta. Era ella.
Su largo pelo castaño ahora en una coleta alta que dejaba ver perfectamente toda su cara. Llevaba un jersey burdeos con unos leggins negros y las mismas botas que había llevado la semana anterior. Ella se fijó en los dos chicos que la observaban con atención y les dedicó una sonrisa antes de dirigirse a por su cereal:
-Es guapa.
-Es perfecta.
-Dan, tienes que hablar con ella, esta es la tercera semana que viene aquí y tú sigues sin hacer nada, no pierdes nada por intentarlo, pero si que perderás algo el día que ella vaya a otra tienda y no vuelva.
Dan asintió, sabía uqe su amigo tenía razón, pero aún así, no podía evitar ponerse en las peores situaciones, ¿y si ella tenía novio? ¿y si lo rechazaba porque le parecía raro?:
-Ve.
Dan se levantó de su asiento resoplando y se dirigió hasta el pasillo de los cereales, donde estaba ella, de nuevo, intentando coger la caja. A Dan le parecía adorable.
Ella lo había visto mirándola y de nuevo le dedicó una sonrisa:
-¿Ne-necesitas ayuda?
Ella lo miró y asintió:
-La genética no ha querido que fuera alta, lo siento.
Su voz era dulce como un caramelo, dulce como el olor de tortitas al despertarse. Se acercó hasta ella y alcanzó la caja para ella, sonriendo:
-Quizás la génetica no te hiciera alta por una razón.
-¿Cúal? ¿Que me odia?
Él rió y negó:
-Eres adorable con esta altura.
Ella rió y lo miró curiosa:
-¿Piensas que soy adorable?
-E-es decir... Sí, pero...
-¿Pero...?
Ella sonrió y cogió la caja de las manos de Dan:
-Pero nada.
Él se dirigió de nuevo a la caja, cuando ella lo paró, mirando a la pequeña chapa que llevaba en su uniforme:
-Dan, ¿no? Necesito coger algo de mi coche y... -digo mirando a la caja.- ¿Podrías...?
-Sí, claro, por supuesto eh... ¿Te la cobro?
-No, hoy tengo que llevarme más cosas. No tardaré.
Ella salió del local, dirigiéndose a su coche y abrió la puerta delantera. Con cuidado, miró a la parte trasera:
-Estás despierto...
Él asintió y estiró sus brazos, bostezando. Ella sonrió y cerró la puerta delantera, abriendo con cuidado la trasera:
-Ven, aquí hace frío cariño.
Desabrochó el cinturón del asiento y cogió al pequeño en brazos:
-¿Vamos a tardar mucho, mami? Estoy cansado...
-No mucho mi amor, no mucho.
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cereal » Dan Howell.
Short StoryÉl la miró, estaba intentando alcanzar una cosa en la estantería más alta de todo el pasillo. Mordía su labio concentrada y él no podía evitar que una sonrisa se le escapara. Se ponía de puntillas, sin éxito ninguno y él pensaba en lo mucho que le t...