Otro jueves más, Dan se encontraba solo en la tienda, sin ningún cliente. Por momentos se preguntó porqué su jefe tenía la manía de abrir por la noche, si pocas veces entraba alguien en busca de algo.
Para él ya se había convertido en una rutina el coger algo para comer o beber, sentarse en su silla, poner una serie de fondo y mirar a la prueba, esperando a que ella entrase. La semana pasada no preguntó por su nombre, pero imaginaba que sería precioso. ¿Cómo vendría hoy? ¿Pelo suelto o recogido? ¿Pantalones o falda?
Hoy había colocado sus cereales en una altura a la que ella pudiera llegar, para así no tener que sufrir tanto por unos simples cereales, aunque en el fondo le gustaba ver su cara de concentración mientras intentaba cogerla de la estantería más alta.
Ella entró una hora y media después. No había parado en todo el día y no tenía muchas ganas de venir, pero necesitaba comprar su cereal. Estaba cansada y sentía como tenía todo el peso del mundo encima. Acababa de empezar su segundo curso de universidad y aunque no era presencial, Luke lo hacía todo más complicado. Él también había empezado la escuela hoy y aunque aún tenía cuatro años y estaba en infantil, volver a la escuela no era nada fácil para él. Se había agarrado a su pierna durante toda la mañana, estresándola por momentos, no la dejaba preparar el desayuno y menos aún vestirlo para poder llevarlo a la escuela y tampoco se podía olvida de los llantos del pequeño.
A sus diecinueve años de vida, había pasado todo esto. Madre soltera de un niño de cuatro años que hace muchas preguntas, sin trabajo. El dinero de sus padres ayudaba, pero sentía agobio de saber que había y estará sola mientras su hijo crecía. Sin una figura paterna.
Miró a Dan y le dedicó una sonrisa antes de dirigirse al pasillo, un nudo se estaba formando en su garganta y sentía cómo las lágrimas amenazaban por salir. No quería llorar, no quería que Luke notara sus ojos rojos cuando fuera a recogerlo de casa de su abuela, pero no podía evitarlo. Todo era demasiado.
Cuando pasó media hora y ella no había pasado por el cajero, Dan se preocupó. Había dejado el cereal a su altura para que no tardase y no dejara a su hermano pequeño en el coche, o el que suponía él que era su hermano, así que se levantó y fue hasta allí.
Ella estaba sentada en el suelo, con las piernas en su barbilla y temblando lentamente, así que se acercó hasta ella:
-Eh... ¿Estás bien?
Levantó la cabeza y él notó que había estado llorando, así que se agachó hasta sentarse él también y jugó con sus dedos:
-¿Quieres... Hablar de ello?
-No, tranquilo. -Respondió ella quitándose las lágrimas con su jersey.- Solo he tenido un momento de bajón. No es nada.
-Eso suena a mentira...
Ella mordió su labio lentamente y sonrió:
-No es nada, solo he tenido un día malo.
-Hmmm... Te creo entonces. -Dan sonrió y se levantó, estirando su mano para ayudarla. Ella la agarró y Dan sintió electicidad, sí, sonaba a cuento pero era verdad y sintió como se sonrojaba por momentos, aún así, no soltó su mano una vez que ella estaba de pie.- ¿Vas a llevarte algo más?
-¿Tenéis Poptarts de mantequilla de cachuete? Me encantan.
-Claro que sí, señora, tenemos gran variedad de Poptarts, ¿me acompaña?
Dan estiró su brazo apra uqe se agarrara a él y ella rió, asintiendo y rodeando el brazo de él con el suyo. Dan entonces andó hasta las estanterías donde se encontraban los Poptarts y ella cogió algunas cajas de diferentes cajas.
Después de realizar algunas compras más, ambos se dirigieron hasta la caja y Dan le cobró los productos:
-Oye, ¿sabes qué? -Ella lo miró extrañada.- Dicen que lo mejor para superar un mal día es una buena cena, así que...
Ella sonrió y agachó la cabeza:
-¿Te apetece cenar conmigo el sábado? En mi casa, yo cocino.
-Me encantaría cenar contigo Dan.
-Pasaré a por ti...
-Sarah.
-Sarah, lo que yo pensaba, precioso.
Ella volvió a sonrojarse y le dió un billete de 20 libras a Dan junto con su dirección:
-Quédate con el cambio, Dan. -dijo ella dirigiéndose a la puerta.- Nos vemos el sábado a las siete.
-A las siete.
Y ella salió con sus bolsas y su cereal All Bran asomando por una de ellas, mientras Dan pensaba en lo preciosa que era.
******
Y aquí acaba oficialmente Cereal. ¿He dicho ya que era una historia corta? Aún así, queda un epílogo final y por cierto, ¡gracias por los casi 50 leídos! No me esperaba tener ni cinco leídos, así que gracias. :)
Me gustaría escribir una historia algo más larga, así que si tenéis alguna idea que pueda servir o algo que queráis sugerir, comentad! Me encantaría hablar con los lectores (o el lector, quién sabe) que lea esto.
¡Nos vemos!

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cereal » Dan Howell.
Short StoryÉl la miró, estaba intentando alcanzar una cosa en la estantería más alta de todo el pasillo. Mordía su labio concentrada y él no podía evitar que una sonrisa se le escapara. Se ponía de puntillas, sin éxito ninguno y él pensaba en lo mucho que le t...