Cinco.

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Ha pasado ya una semana desde aquel día en la playa. He entrado en modo rutina, ir a clase, volver a casa, hacer los deberes, ver alguna serie, dormir. Todos los días lo mismo.
No he hablado con Carter desde aquel mensaje que me dejó. Al día siguiente no pude ir a la playa y encontrarme con él, tenía deberes que hacer y después tuve que ayudar a mi madre con algunos recados. No le dije a Carter que no iría, tampoco vi la necesidad de hacerlo, al fin y al cabo no somos nada. Además, no debería acostumbrarme a verlo todos los días, siento que me estoy encariñando demasiado rápido de alguien a quien en realidad no conozco y no quiero pasarlo mal, no más.

Me encuentro sola dirigiéndome a casa después de otro aburrido día de clases. Lo bueno es que mañana será viernes y después vendrá por fin el fin de semana, aunque está empezando a enfriar y ya no podré disfrutar de la playa...

Cuando llego a casa me doy cuenta de que se me han olvidado las llaves y no hay nadie en casa, así que, sabiendo que tardarán y que me muero de hambre, me dirijo hacia la cafetería más cercana para poder comer algo. Una vez llego, me siento en una esquina y pienso en qué voy a coger.

Después de decidir y de pedirle al camarero lo que quiero, me dirijo al baño, y de camino veo a Carter en una mesa con sus amigos y dos chicas que no había visto antes. Una de las chicas parece realmente interesada en lo que Carter cuenta y no dejan de sonreírse mutuamente. Vaya. Miro rápidamente hacia otro lado y sigo mi camino hacia el baño.

Nada más salir me choco contra un cuerpo por lo que me disculpo rápidamente.

- No pasa nada castaña, sabía que te gustaba. - dice el dueño del cuerpo entre risas, provocando que mire hacia arriba y que me encuentre con el amigo rubio de Carter.

- Vaya, hola rubio. - contesto con pocas fuerzas, la verdad, ver a Carter así con una chica no me ha sentado muy bien.

- ¿Todo bien? Andas un poco despistada. - dice sin perder la sonrisa.

- Sí, todo bien. Pero aquí el despistado eres tú, ¿Sabes que este baño es de chicas, rubio? - digo dándome cuenta de que no tiene sentido que él esté aquí.

- Lo sé pero te he visto venir y quería saludarte, soy educado. - dice el rubio, de quien aún no sé el nombre, con una sonrisa de niño bueno.

- Oh, vale, pero ni siquiera sé tu nombre. - digo confusa por su motivo, pero además de confusa, también estoy nerviosa, porque si el rubio me ha visto, ¿También me habrá visto Carter?

- Sam, listo para servirle señorita.

- Bueno pues Sam, creo que ya me habrán servido la comida así que voy a ir a comer, me alegro de haberte visto. - digo con una sonrisa incómoda. Él sonríe y asiente.

- Siena. - dice justo cuando voy a cruzar la puerta para salir, provocando que me gire a mirarlo y que él continúe hablando al haber captado mi atención.

- Deberías hablar con Carter.

Yo solamente asiento y me dirijo a mi lugar. Mientras camino miro a la mesa en la que están él y sus amigos y veo a Carter besándose con una de las chicas.

¿Hablar con él? Lo siento Sam, pero no.

Termino mi comida y me dirijo a un parque para hacer los deberes, ya que hace buen tiempo y falta una hora para que alguien llegue a casa.

Cuando estoy terminando de hacer los deberes, escucho la voz de Nayra y la de Azahara en un banco cercano, no han debido de verme. Decido terminar de hacer estos ejercicios para así después quedarme con ellas un rato cuando de repente lo escucho salir de su boca, mi nombre, seguido de la palabra "cortes". Mi mejor amiga no ha sido capaz de contárselo a Azahara, ¿Verdad?

Prométeme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora