155. ¿No me quieres?

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Dicen los japoneses que para entrar con sosiego en la edad madura hace falta empaparse del otoñal Kyoto, deleitarse con sus jardines y dejar que el alma se inunde de furia de rojo y amarillo, templada en la profundidad de los verdes perennes.

Tras la primera promoción viajamos hasta Kyoto, a unos cuatrocientos cincuenta kilometros de Tokyo. Fuimos en avión. Donghae se durmió mientras volábamos, acurrucado en su asiento de cara hacia mi. Le coloque la mascarilla - ya que se le había movido- este refunfuño en sueños, y yo seguí mirando la guía de viajes.

En Kyoto fuimos a visitar el palacio imperial y un teatro kabuki. El mánager creyó correcto que nos hospedásemos en un Ryokan, que eran un signo de distinción de Kyoto.

Los dos nos quedamos impresionados cuando una mujer vestida con kimono nos enseño la casa y donde íbamos a dormir.

Los Ryokan son diferentes a las casas Hanok de corea, ya que estas ultimas están alzadas sobre un pavimento de piedra y hormigón, y solo tiene una planta. Los Ryokan eran únicamente de madera y tatami y constaban de mas de una planta.

- Ustedes dormirán en la primera planta. Pueden estar tranquilos, mayoritariamente nuestros huéspedes son occidentales, así que no les reconocerán- nos dijo la mujer que, descalza, caminaba paso a paso muy lentamente por los estrechos pasillos. - A su disposición están los baños termales colectivos, los jardines y las cocinas. Cuando deseen comer, acudan ahí.

- No crees que te has pasado con esto?- le susurre al mánager al oído.

- No sabia que nos tratarían tan formal- rió por lo bajo provocandome la risa.

La mujer abrió una puerta echa de Fusuma, y nos dejo pasar a nosotros primero. Donghae y yo dormiríamos en esta habitación, por el contrario el mánager dormiría en la de enfrente.

Era una habitación bastante modesta, donde en el centro presidia una mesa baja de madera oscura con cuatro cojines rojos con motivos japoneses. A la izquierda habia un pequeño hueco donde se dejaba ver una cama de matrimonio baja de tatami, y justo al lado, una amplia habitación sin puertas únicamente sostenida por una columna de madera. Al final de la sala había mas puertas de Fusama que seguramente daría a un jardín interior.

- Esa puerta de ahí es el baño- nos indico la mujer en un perfecto coreano. - Ahora si nos disculpan, le enseñare su habitación- le dijo al mánager.

Los dos salieron por la puerta, y la mujer la cerro tras ella.

- Como es que habla tan bien coreano?- me pregunto Donghae yendo directamente a la puerta que daba al patio.

- Seguramente, por su edad debió ser una de las miles de niñas que Japón robo al país y tras la tregua liberó. Quien sabe.

- Woah!- Exclamó Donghae al abrir la puerta- Hyuk, ven a ver esto.

Camine con decisión hasta donde se encontraba Donghae. Tras la puerta había un amplio jardín con sus típicas fuentes y su típica maleza. Todas las habitaciones que estaban en la misma ala de la casa, daban a ese patio.

Cotilleamos en las otras habitaciones, ya que muchas tenían las puertas abiertas. Justo en frente nuestro había un grupo de hombres occidentales que seguramente habían viajado a Japón por temas de negocios. A nuestro lado había una pareja, también de extranjeros que llevaban a sus espaldas grandes mochilas. Kyoto era conocido por sus rutas de senderismo rustico. Dos habitaciones mas estaban vacías, y las otras a pesar de estar llenas no pudimos ver mas allá de las puertas.

Donghae se dio la vuelta, se quito la chaqueta y los calcetines y los tiro sobre la cama.

- Deberiamos ensayar un poco, mañana tenemos que presentar el disco- dijo mirandome fijamente.

- Claro- asentí.

Las horas pasaron rápido, practicando pasos, repasando las canciones e incluso el guión que teníamos que seguir. El mánager abrió la puerta preguntandonos si queriamos acompañarle a las termas, a lo que los dos negamos.

- Estamos muy ocupados ahora- dijimos al unisono rodeado de papeles y partituras.

- Mañana podremos ir a cenar fuera?- me preguntó mi chico desde la otra punta de la habitación- Quiero ir a comer ramen.

- Por supuesto- sonreí.

Donghae arrastró los pies hasta llegar hasta mi, se deshizo de su camiseta y se sentó al otro lado de la mesa.

- Crees que si follamos aquí se oira?

- Deberiamos respetar un lugar tan tradicional y antiguo como este, Donghae- conteste- y si, las paredes son de papel.

- Y si nos vamos a las termas?

- Son publicas.

- Joder Eunhyuk, parece como si no quisieras hacer el amor conmigo.- se quejó con cierto tono decepcionante en la voz.

- Claro que quiero, pero es algo arriesgado.

- Pero si nos gustan los riesgos- dijo con pillería en la voz.

Donghae se subió a cuatro patas sobre la baja mesa de madera oscura donde teníamos todos los papeles del evento para mañana, los apartó como pudo, y apoyó la palma de su mano justo en el centro de mi pecho, empujandome hacia atrás.

- Donghae, esto no está bien- dije aunque le siguiese el juego.

- Porque?- Este bajó de la mesa y se puso sobre mi.

- No crees que te excedes en este tema?- deje salir, indeciso al no saber como se tomaría la pregunta.

- A que te refieres?- Donghae se sentó sobre mi cadera y hundió sus manos bajo mi camiseta, acariciando cada uno de mis musculos con las yemas de sus dedos. Me hacía cosquillas.

- Estoy algo cansado. Será mejor que vayamos a cenar algo, nos bañamos y dormimos.

- Pero yo no tengo hambre, ni sueño, ni estoy sucio- dijo con rasgada voz inclinándose encima mio poco a poco.

- Pero yo...

- Ensúciame tu, entonces- me dijo interrumpiéndome, pegando su boca justo en mi oído. Entonces mordio el lóbulo de mi oreja y se inclino de nuevo para comenzar a desabrocharse los pantalones.

- Donghae, no tengo ganas.- admití.

Y no era falso. Estaba agotado por el viaje. Donghae había dormido en el vuelo, pero yo no. Al igual que fue pegando cabezadas en el teatro Kabuki a diferencia de mi. No es que estuviese cansado de el, ni de tener relaciones con el, es que físicamente estaba agotado sin mas.

- No me quieres?- preguntó con un hilo de voz.

- Claro que te quiero estúpido- me senté e hice que Donghae retrocediera hasta mis muslos- a estas alturas no deberías dudar de algo así.

- No lo se, cuando besabas a HanNa supuestamente me querías. Cuando follabas con IU, supuestamente también me querías.

- A que viene eso ahora?- conteste con cierto enfado- Donghae, eso ya es agua pasada.

- Lo sea o no, pasó. Lo único que se es que ahora no quieres follar.

- Y por eso te enfadas?- Alcé la voz.

- Se supone que la gente que se quiere hace eso!- chilló.

- Pero no siempre y a todas horas Donghae!- le conteste en un tono de voz mas elevado del que el me había respondido.

- Estas insinuando que te has cansado de hacerlo conmigo?- Donghae se levantó y se quedó parado de pie a un lado de mi.

- No Donghae, no he dicho eso. Solo te he dicho que estoy cansado. Dame una tregua por hoy, vale?

- Da igual, quedate tu con tu cansancio. Me voy a bañar- dijo disgustado.

- Donghae, espera- me levante con la intención de seguirle.

- No estas cansado? Donde se supone que vas?

- Crees que es normal que me hables así solo por que no quiera follar ahora?

- Si- dijo sereno.- Ahora déjame. Me voy a bañar.

Dreams Fulfilled (Parte 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora