-Sí -me levanto de la silla.- Vamos Luke, perdón por hacerte esperar -le agarro la mano y salgo del aula junto a él. Luke se sonrojó a medida de que nos alejábamos del salón. Me rio, de pronto una Valentine enojada se cruza en nuestro camino.
-Hola, Val -le dice feliz Luke, yo continúo caminando, él se me queda viendo confundido. -¡Diane! -grita corriendo hacia mí dejando a Valentine de pie sola con su ceño fruncido, apresuro el paso ignorando a los dos, Luke me toma por la cintura y me hace detenerme.
-Ahí esta Val, vamos con ella.
Me giro sobre mis talones para encararlo.
-Ve tú si quieres -respondo irónicamente.
-¿Qué pasa?
-No. Me. Junto. Con. Traidoras.
-¿Quieres contarme que pasó? -dice con sus ojos compasivos.
No respondí. Me quedo en silencio por un par de segundos antes de poner los ojos en blanco y alejarme del lugar. Mi siguiente clase era historia, así que me dirigo al primer piso. Mientras bajaba por las escaleras alguien me empuja, haciéndome perder el equilibrio.
-¿Estás ciego, idiota? -casi grito dándome la vuelta para encontrarme con un pelinegro de ojos verdes mirándome. -¿Michael? -pregunto ingenua.
-Hola -me sonríe picaramente.
-¿Que haces aquí? Pensé que estabas expulsado.
-Lo estoy. Solo pasé a ponerme al día con la materia -murmura acercándose más a mí. -Por cierto, alguien debería enseñarte algunos modales -susurra contra mi oído con una voz ronca provocativa.
-Enséñamelos -muerdo mi labio. Mi respiración se hace más pesada con cada centímetro que él se acercaba, siento su piel casi rozando la mía. Sus rosados labios rozaron suavemente contra los míos antes de besarme apasionadamente.
-Michael estamos en la escuela -me separo un poco de él, la gente que iba bajando nos miraba fijamente.
-Vamos a algún lugar más privado.
Me agarra de la mano y me arrastra hasta el último piso.
-Oye tengo historia en diez minutos.
-Pues lo haremos rápido -añade abriendo la puerta del armario del conserje. Me mete de un solo tirón y cierra la puerta después de él.
-No es el lugar más romántico del mundo.
Reí irónicamente.
Me calla presionando sus labios contra los míos, buscando desesperadamente una entrada a ellos mientras se desabrochaba el cinturón.
-Desnúdate para mí, hermosa -dice en un suave tono, sin saber la razón acaté sus órdenes y me desabroché la blusa.
Él se lamió los labios. Me le quedo viendo fijamente, follar con uno de tus mejores amigos puede tener sus beneficios, ni a Mike ni a mí nos gusta los compromisos y ambos estamos calientes todo el puto día. Esto es de esta manera desde hace mucho tiempo, nos tenemos confianza y somos amigos desde la infancia, así que aguantar la tentación es casi imposible.
Antes de poder seguir pensando en nada, siento los húmedos labios de Michael atacar mi cuello, lo que me desvío de cualquiera pensamiento que tenía, antes de darme cuenta ya estábamos desnudos. Sus manos recorrieron desde mi cintura hasta mi trasero, apretándome y subiéndose a sus caderas, yo sin pensarlo dos veces enrollé mis piernas en su cintura.
Sentí su erección rozando mi entrada, solté un gemido de placer.
-Vas a tener que mantenerte muy callada.
Me mordió el hombro antes de penetrarme sin aviso, no pude evitar soltar un pequeño chillido de sorpresa. Empieza a moverme de arriba hacia abajo haciéndome rebotar en su miembro, el placer me recorre todo el cuerpo. Comienza a embestirme cada vez más violenta y rápidamente mientras tratábamos de mantener el equilibrio.
Lo único que se escuchaba en la habitación eran nuestros gemidos ahogados. Me aferro más a su cuerpo sintiendo su caluroso cuerpo contra el mío, mi mente estaba en blanco, mis manos viajaron hasta su cabello, primero acariciándolo y luego para mientras me acercaba más y más al clímax.
-Me voy a correr -dijo él y de pronto una luz me cegó. Un suspiro se quedó suspendido en el aire, Luke estaba de pie en el marco de la puerta observándonos con sus inocentes ojos azules.
Sólo se escuchó un grito: -¿¡Qué carajos!? -exclamó Michael enfadado por la interrupción.
Me suelta poniéndome en el suelo, se pone rápidamente el pantalón y sale por la puerta cerrándola después de él.
En un dos por tres ya estaba vestida con la camiseta de Michael encima mío, salí a ver cual era el problema.
Luke se encontraba arrinconado por Michael.
-Nunca te atrevas a contarle esto a alguien -grita enfadado y los ojos del rubio se tornaron llorosos. ¿No irá a llorar? ¿O sí?
-¡Michael, déjalo en paz! -Grito mientras me pongo en medio de ellos dos
-¡Alguien nos va a escuchar!
En eso se escucharon unos pasos resonando por el pasillo, todos volteamos para ver al profesor Irwin de pie ahí observándonos con una expresión muy seria
-Profesor... no es lo que parece -Exclama Michael en un tono sumiso. Sabía que no podía meterse en más problemas.
-¿Entonces que parece?-dice burlonamente.
Todos nos quedamos callados, especialmente Luke, que no tenía ninguna relación con esta situación.
-Yo solo estaba de paso, no vi nada -Murmura Luke nerviosamente antes de salir disparado de ahí. Ashton toma la muñeca de Michael
-Tú, expulsado -dice con una voz muy seria. Luego me señaló con su dedo índice, sus ojos ardían en furia. -Ven a mi salón después de clases, es una orden.
Mis mejillas ardieron con la sangre que llegaba a ellas, estaba muy sonrojada.
Ashton se alejó con Michael, quien solo me dedico una mirada de "auxilio". Yo me quedé ahí helada antes de proceder a vestirme y dirigirme a mi próxima clase.
Después de cuatro largas horas en clase, la campaña sonó para salir y me dirigo hacia la salida, esperando que quizá pueda escapar de la situación de la mañana, pensé que iba a ser libre de culpas, llegar al estacionamiento y esperar a ver a Michael en su motocicleta como siempre, pero en vez de encontrarme a Michael, me encontré con un Ashton recostado en su jeep negro.
Trato de darle la vuelta sin que me viera, pero antes de poder escaparme él toma mi muñeca.
-¿Piensa escapar de esto tan fácil? -murmura en un suave tono, pero aún así sonaba muy enojado.
Yo solo me quedé callada y él suelta un suspiro mientras dice firmemente: -Sube a mi auto -señalando su vehículo al que estaba recostado anteriormente.
-¿Me secuestrarás? -pregunto alzando una ceja.
-Para que yo quiero secuestrar a una mocosa, descuidada -responde irónicamente.
Yo simplemente no supe más que decir y me monto al auto. No sé a donde me lleva, ¿tal vez a hablar con mis padres? No, eso es imposible, él no sabe donde vivo.
Me mantuve callada y lo dejé conducir, alrededor de quince segundos aparca su auto al frente de un motel.
-¿¡Qué es esto!? -grito enojada.
-No hay necesidad de gritar, señorita Harris. Sólo quiero que escuche mi proposición.
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créditos a sempiternaldreams
