Una noche de historias

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      Aunque era verano, por la noche refrescaba. La pequeña hoguera que titilaba ante ellos, les proporcionaba el reconfortante calor que perdían al soplar el viento.

     El chico de la sudadera negra, jugueteaba sentado con un par de hojas que habían caído de alguno de los árboles que rodeaban el claro. Estaba escuchando la historia que contaba el joven que iba en manga corta. De vez en cuando miraba veloz a la chica de enfrente, para segundos después fijarse despectivamente en el narrador y finalmente, de nuevo en las hojas.

     La chica, miraba distraída a la hoguera y enrollaba con sus manos las largas mangas de la sudadera. Pensaba triste en que ojalá hubiera sido el otro chico el que le ofreciera su sudadera cuando mencionó que tenía frío.

     El joven que estaba de pie, contando una terrorífica historia mientras hacía gestos con las manos, estaba muy cercano a la hoguera, por lo que cuando la chica se quejó del aire, le ofreció su sudadera a sabiendas de que tendría calor más adelante. Él, miraba a ambos, pero estaba demasiado concentrado en su tarea para percatarse de que los pensamientos de la chica no iban dirigidos a su narración, si no al chico de la sudadera negra.

     Había más jóvenes alrededor escuchando, pero ellos tres formaban una historia aparte.

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