fruto

175 16 3
                                    


Ya casi lo había olvidado, cuando se le ocurrió que quizá no odiaba al tatuaje que se había hecho. Quizá, lo extrañaba. Era nada más un pez, es cierto, pero le gustaba que, además, parecía un pájaro.

Se atrevió al fin a levantar la caja con la que había matado al hada, y se encontró con algo insólito:

Ya no había cactus, ni sangre, ni nada; debajo de la caja estaba naciendo una flor de lavanda.


Micro sociópatas (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora