La fuerza del espiritu

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El espíritu representa lo que no podemos validar con nuestros sentidos. Algo parecido al viento, que podemos sentir pero no tocar.

Dos grandes santos de diferentes partes del mundo, así como de diferentes creencias religiosas, han descrito así el espíritu: «El espíritu es la vida de Dios dentro de nosotros» (santa Teresa de Avila)..
«Lo que arrastra la mente hacia fuera es inespiritual, y lo que arrastra la mente hacia dentro es espiritual» (Ramana Maharishi).

La clave para comprender lo espiritual está en esta idea del mundo interior y el mundo exterior; un solo mundo, pero dos aspectos únicos del ser humano. Tengo un amigo que com­para lo físico con una bombilla y lo espiritual con la electricidad. Insiste en que la electricidad existe desde hace tanto tiempo como la espiritualidad, pero cuando fue descubierta no hicimos de ella una religión.
Asimismo, la espiritualidad a la que yo me refiero nada tie­ne que ver con lo religioso. La religión supone la presencia de una ortodoxia, unas reglas y unos textos sagrados por los que la gente se guía durante largos períodos de tiempo. En general, la gente nace en una religión y se la educa para que siga las cos­tumbres y prácticas de esa religión sin preguntar. Se trata de costumbres y expectativas exteriores a la persona y no entran en mi definición de lo espiritual.

Prefiero la definición de espiritualidad descrita en las obser­vaciones de santa Teresa y de Maharishi. La espiritualidad viene de nuestro interior y es el resultado del reconocimiento, la per­cepción y la reverencia. Para mí, la práctica espiritual es una manera de hacer que mi vida funcione a un nivel más elevado y de ser guiado hacia la solución de los problemas. La manera en que yo, personalmente, lo hago, implica unas prácticas sim­ples pero básicas.
Las he enumerado por orden de importancia para mí.

1. Rendición
Es la primera porque es la más importante y a menudo la más difícil. A los que creen que la vida es un proyecto de «hágalo us­ted mismo» les resulta difícil admitir que necesitamos la ayuda de otros sólo para sobrevivir un día. Para rendirte, debes ser capaz de admitir que estás indefenso. Eso es, indefenso.

En la rendición, mis pensamientos son algo así: «Sencillamen­te, no sé cómo resolver esta situación y se la entrego a la misma fuerza a la que entrego mi cuerpo físico cada noche cuando me duermo. Confío en que gracias a esta fuerza seguiré digiriendo mi comida, mi sangre seguirá circulando, etcétera. La fuerza está ahí, a mi alcance, y yo voy a tratar a esta fuerza, a la que llamaré Dios, como a un compañero de más edad. Tomaré las palabras de las escrituras al pie de la letra: "Todo lo que tengo es tuyo". Estoy dispuesto a entregar cualquier problema a esta fuerza invi­sible que es mi origen, al tiempo que seguiré teniendo presente que estoy conectado en todo momento con ese origen».
En otras palabras, la vida espiritual es una manera de caminar con Dios en lugar de caminar solo.

2. Amor
Activar las soluciones espirituales significa transformar los pen­samientos y sentimientos de discordia y falta de armonía en amor. En el espíritu de la rendición y del amor encuentro útil entonar para mí mismo: «Invito al Bien más elevado a que esté aquí Ahora».

Intento ver la ira, el odio y la falta de armonía como invitaciones a la rendición y al amor.
Pueden ser la puerta que nos lleve a asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos y sentimientos, que nos permita acceder al mundo interior de la espiritualidad. Al ser consciente de esto, tengo la opción de dejar que el espíritu se manifieste y trabaje para mí.

Yo empleo la metáfora de un cable largo que cuelga de mi cadera y tengo la opción de conectarlo a dos enchufes. Cuando lo enchufo en el del mundo material, recibo la ilusión de la falta de armonía y eso se manifiesta en mi interior. Me siento indispuesto, dolido, alterado, angustiado y desesperado y no soy capaz de resolver o corregir mi problema. Cuando estoy conec­tado de esta manera lucho para obtener falsos poderes, cerrando la puerta al poder místico o espiritual. Definir el Poder sólo en términos materiales es una clara indicación de que estamos des­conectados espiritualmente.
Cuando imagino que este cable se desenchufa del mundo material y se enchufa al espiritual, experimento de inmediato una sensación de paz y alivio. Esta metáfora del enchufe espiri­tual me recuerda al instante que debo sustituir la angustia o la frustración por el amor. Me relajo y recuerdo que el espíritu es Dios, que es sinónimo de amor.

BÁLSAMO DE SABIDURÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora