Siembra lo que tu corazón desee

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Una mujer soñó que estaba en una tienda recién inaugurada y para su sorpresa, descubrió que Dios se encontraba tras el mostrador.

Que vendes aquí ? le pregunto

Todo lo que tu corazón desee respondió Dios.

Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, se decidió a pedir lo que un ser humano podía desear.

Deseo paz, amor, sabiduría...

Tras un instante de vacilación añadió

No para mi, sino para todo el mundo...

Dios se sonrió y le dijo

Creo que no me has comprendido. Aquí no vendemos frutos, únicamente vendemos semillas. Para sembrar una planta hay necesidad de romper primero la capa endurecida de tierra y abrir los surcos, luego, desmenuzar y aflojar los trozos que aun permanecen apelmazados, para que la semilla pueda penetrar, regando abundantemente para conservar el suelo húmedo y entonces...esperar con paciencia hasta que germine y crezca.

En la misma forma que procedemos con la naturaleza, hay que trabajar el corazón humano, roturando la costra de la indiferencia que la rutina ha formado, removiendo los trozos del egoísmo mal entendido, desmenuzandolos en pequeños trozos de gestos amables, palabras cálidas y generosas hasta que con soltura permitan acoger las semillas que diariamente podemos solicitar gratis en el almacén de Dios, porque El mantiene su supermercado en promoción.

Y finalmente sentencio

Son semillas que hay que cuidar con dedicación y esmero, regarlas con sudor, lagrimas y a veces hasta con sangre, como regó Dios nuestra redención y como tantos han dado su vida y su sangre por otros, en un trabajo de fe y esperanza, de perseverante esfuerzo, mientras los frágiles retoños se van transformando en plantas firmes capaces de dar los frutos anhelados...





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BÁLSAMO DE SABIDURÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora