Mi familia

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Miré cómo se acercaba poco a poco y, al final, cómo depositaba un beso en mi frente, agradeciéndome por todo lo que había hecho. De repente apareció César y abrazó a la señorita.

-Pensé que me habías olvidado-, dijo César con preocupación.

-¿De qué estas hablando? aunque pasen mil años jamás te olvidaría. El amor que siento por ti sigue siendo como el de la primera vez que te conocí- respondió ella sonriendo-

-Lo recuerdo como si fuera ayer, mi corazón no dejaba de latir después de haber bailado contigo- César decía nostálgico

-Todo lo que pasamos juntos, en realmente me odiaría a mi misma si llegara a olvidarte o al menos algún detalle tuyo-

- No llores princesa, me duele verte llorar-. Decía mientras limpiaba sus lagrimas- ¿Me concedes una pieza Irma?

-Sabes que nunca te daría un no César-. Menciono mientras tomaba su mano.

Era hermoso verlos juntos, su amor era tan tierno y cálido  que hacía que me emocionara. Decidí retirarme de ahí, ahora solo me quedaba buscar una salida para regresar a mi casa. Camine por varios lugares y no encontraba nada, hasta que de pronto me encontré con Frederick.

-Hola Cristal, gracias a ti todo regreso como antes. Nada de esto se hubiera arreglado si no hubieras regresado a la normalidad a la reina.- Mencionaba feliz

-Sí, gracias Frederick. Pero también ayudaste, sin ti César no hubiera acabado con el gigante solo.-

-Gracias.- reía

-Frederick, ¿De casualidad sabes si hay una puerta para regresar a mi mundo?-. Mencione esperando una respuesta

- ¿Eres de otro mundo?.-

-¿César no te lo menciono?-

-Sí, pero no quería creer que fuera real. Quería que te quedaras- mencionaba mientras se cubría la cara

Su expresión al decirlo en realmente me llamo la atención, era tímido y gracioso.

-Lo siento pero tengo que regresar con mi familia- le decía mientras le daba un abrazo 

El me regreso el abrazo y me llevo a la puerta por la que había entrado.

- Aquí es, espero que aproveches cada momento de tu vida .-

-Lo hare.-

Frederick me volvió a dar un abrazo pero más fuerte, me abrió la puerta y mientras pasaba por ella veía como se despedía moviendo su mano de una lado a otro.

Todo era oscuro, cerré los ojos y al abrirlos, desperté en el ático; "solo fue un sueño", pensé. Bajé con mis abuelos y los saludé. Comencé a platicarles todo lo que había soñado y, en efecto, mi abuela se acordaba vagamente de algunas cosas que yo le relataba. Desde ese día, ella empezó a recordar todo. 

Pasaron los días y llegó el momento de irme; al salir por la puerta me topé con un chico de cabello color miel y ojos grises. Cuando mi abuela nos presentó, me dijo que él era su vecino, Frederick. Él era ayudante de mi abuelo, se reía por la mayoría de las cosas y se veía que era una gran persona.

Platicamos un momento y recordé el diario. Cuando Frederick se retiro, subí hasta el ático y comencé a buscar el diario pero, no lo encontré.

Solo espero que se encuentre en un buen lugar.

FIN


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