Capítulo VII

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Después de ese desayuno increíblemente incómodo, habían decidido que era el momento de continuar con el viaje. Era mejor no hablar de eso, pensó el finés. Además, solamente había sido por una noche. No debía darle mayor importancia. Quería creer que el otro no tenía mayores pretensiones, más que ser una fuente de calor a la noche.

Tino estaba comenzando a exasperarse de tanta vegetación. Se preguntaba en dónde exactamente estaban y qué tanto se habían alejado de la casa de Dinamarca. Después de todo, apenas habían transcurrido un par de días desde que había pasado eso. No podía evitar preocuparse de lo que podría llegar a suceder si el danés les llegaba a atrapar.

No entendía o concebía que su compañero de aventuras luciera tan tranquilo al respecto. Bueno, en realidad era bastante difícil encontrar alguna emoción en su rostro. De todas maneras, se preguntaba realmente cómo podía estar tan sereno teniendo en cuenta que alguien como lo era Mathias, les estaba siguiendo.

Ellos apenas eran dos mientras que el otro seguramente había traído consigo un grupo considerable de soldados. Si eran atrapados, estaban fritos.

-Ber, ¿tienes algún plan para zafarnos? Digo, no solamente estamos huyendo lo más lejos posible, ¿verdad? -preguntó el finés mientras que intentaba darse paso por aquellos lugares. Si bien aún tenían luz solar, debía tener cuidado en dónde ponía el pie. Un mal paso y se caía con toda su humanidad.

El silencio del escandinavo puso nervioso al muchacho. Suspiró mientras que continuaba marchando. Él simplemente seguía el camino que le indicaba su compañero, de manera ciega. Aunque le tenía cierto temor, confiaba plenamente en él. No era algo que podría explicar con sencillas palabras, simplemente estaba seguro de que Suecia nunca lo llevaría a alguna trampa.

No obstante, ése silencio le perturbó un poco. Tal vez le había descubierto y en realidad, el sueco no tenía plan alguno.

-Ya lo tengo pensado -respondió repentinamente mientras que lo seguía. Le había costado conseguir lo que necesitaba para enfrentarse a Dinamarca, teniendo en cuenta de que no podía salir de su castillo. Pero de algún modo, había conseguido apoyo. Aunque todavía no quería decir nada al respecto.

"Vaya, eso me conforta", pensó el finés. Al menos, le hubiera gustado saber qué era lo que había planeado exactamente. Sin embargo, le resultó obvio que no iba a conseguir más por parte del sueco. Lo único que no quería era que fueran atrapados por el danés, así que realmente esperaba que Berwald tuviese un plan infalible contra él.

En la medida que iban avanzando por los bosques de esos lugares, le daba la impresión de que ya había estado por allí. Se detuvo por un momento para observar el paisaje que se mostraba ante él. Juraría que ya había estado por aquellos lares. Sí, ya había estado por ese sitio cuando era mucho más pequeño. ¿Acaso...? Se dio la vuelta de inmediato y miró al escandinavo.

No podía creerlo. Simplemente no le entraba en la cabeza. Suecia le estaba llevando al lugar donde había pasado gran parte de su infancia. Sonrió de manera sincera, ya que por mucho tiempo pensó que nunca volvería a poner un pie sobre aquellas tierras.

-Su... -No sabía qué decirle en ese momento. Aunque el viaje estaba siendo bastante problemático, aunque por momentos pensaba que quizás Dinamarca ya estaba a escasos metros de ellos... Ése era el lugar que tanto había ansiado ver por demasiado tiempo. No sabía qué decirle.

Es más, estaba seguro de que estaban a punto de encontrarse con la casa de aquella persona. Un viejo amigo a quién no veía en más un siglo. No podía esconder lo emocionado que estaba. No sabía si el sueco lo había hecho a propósito o simplemente era mera coincidencia de que estuvieran yendo hacia esa dirección. Quería creer que era lo primero, necesitaba pensar que era así.

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