CAPITULO VIII

17 0 0
                                    

Los días oscuros se acercan Nerea, acabarán pronto con la luz espléndida del nuevo día. La oscuridad consumirá la esperanza. Varias voces repetían este mensaje una y otra vez en medio de tormentos.

Nerea despertó de una pesadilla, sudorosa y con la piel pegachenta. Su respiración era pesada y habia un pequeño temblor en sus manos. Con suavidad se retiró una gota de agua que resbalaba por su mejilla y se sentó en el sillón algo agitada. Al parecer se había quedado dormida después de conversar con Nina. Estaba tan agotada y abrumada por todo lo que estaba sucediendo y ahora eso estaba influenciando hasta en sus sueños.

Por un momento, concentró su mirada en el pequeño cristal que colgaba en su delicado cuello, éste resplandecía con bastante intensidad, aún sin estar en sus cinco sentidos ignoró lo que indicaba. Se levantó de la silla y se fue caminando con pereza hasta su recámara, pero entonces se detuvo en seco y el recuerdo de Daimon llegó a su mente, esa era la señal para que él regresara a casa. Con angustia se preguntó ¿Cuánto tiempo llevaría esperando?, así que, sin pensarlo dos veces se dirigió al salón, se podría decir que casi a tropezones.

Unió su manos con firmeza e invocó un portal para su joven compañero. Decir que se encontraba bastante apenada con él era poco, la vergüenza recorria sus pómulos y más cuando lo vio atravesar el portal y mirarla fugazmente.

No sabía que tu servicio de transporte tardaba tanto- dijo el chico dejando una pequeña mochila en el suelo.

Me quedé dormida, lo siento- su mirada estaba perdida y sus mejillas color carmesí.

No te preocupes, sólo esperé durante dos horas- dijo encogiendose de hombros- he tomado un buen respiro durante ese tiempo

Eso no me hace sentir mejor- Nerea lo observó haciendo un puchero

Esa era mi intención- se acercó a la diosa y recostó su brazo en el hombro de esta- mejor enseñame mi habitación

Puedes elegir la que desees-

Pero quiero que tú me guíes, me lo debes- resignada tomó la mochila del joven y la colgó en su hombro

Sigueme- Daimon se apartó para dar paso a Nerea, esta lo miró de reojo y pudo ver por algunos segundos una expresión de tristeza reflejada en su rostro, algo que llamo su atención.

Llegaron a una amplia habitación de color azul desgastado. Poseía un gran armario de caoba ubicado en una esquina de esta, una cama aparentemente cómoda y espaciosa, también poseia una pequeña repisa de libros y una mesa blanca junto a la cama que hacía juego con esta. A Daimon le pareció bastante agradable el lugar, su cuarto en el laboratorio apenas si le permitía moverse dentro de el, ahora gozaba de una grata comodidad.

¿Te gusta?- preguntó Nerea mientras lo observaba con atención.

Más que eso, creo que me he enamorado de mi habitación-

Creí que estabas enamorado de Nina- comentó burlona.

Muy graciosa, por lo menos mi cama no me mirara con odio y dirá cosas malas sobre mí- se encogió de hombros y Nerea río por lo bajo. Daimon se dirigió al armario dispuesto a desempacar sus pertenencias.

¿Crees poder lograr agradarle a los demás? -

¿Te agrado a ti?- su mano se dirigía a la mochila y tomaba un pequeña figura de cristal.

Si, eres un chico interesante- los labios del joven se curvaron en una sonrisa.

Te agrado a ti, por algo se empieza-Nerea se recostó en el marco de la puerta en silencio- así que te parezco interesante

M I S F I T SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora