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Ahora hablaremos de nuestra primera elegida, Nina. Una simple chica de largos cabellos castaños, piel blanquecina y ojos color avellana un tanto intensos y profundos.
Sus expectativas la llevaban a vivir una vida demasiado normal frente a la sociedad. La verdad no parecía agradarle el vandalismo, pues prefería ser más una persona pacífica. Su interés por estudiantiles eran casi nulos, pero era gracioso mencionar, que su desempeño era el mejor de la clase. Una joven de pocos amigos y de temperamento bastante fuerte, pero siempre dispuesta a ayudar a los demás.
Era una mujer bastante alegre cuando se lo proponía. Las personas graciosas parecían ser sus preferidas, pues encajan sutilmente con su personalidad. Es de aquellos que no intentan darle muchos rodeos a los complejos de su existencia porque en ocasiones al pensar a gran escala una mínima situación podría llegar a quitarte oportunidades valiosas.
Lleva una relación estable con sus padres, ellos respetan su intimidad mientras ella se mantiene fuera de sus asuntos. Su vida parece correr a un buen ritmo, pues ella fue la única que pudo hacer más ameno el vació que sentía en su corazón con de la partida de su pequeña hermana.
Jueves 1 de marzo, es donde empieza su historia. Nina había acordado salir con Andrea, su mejor amiga, a "Meap's", la cafetería más famosa de los Ángeles, antes de asistir a su primera asignatura del día en la universidad. La orden de siempre: dos capuchinos bien cargados con un toque dulce, eran los favoritos de ambas chicas, pues daban un buen inicio a su dura jornada de estudio. Más tarde, después de unos cuantos sorbos habían terminado con sus pedidos y se las veía dispuestas a partir a sus respectivas clases.
Nina había notado la presencia de una mujer que no frecuentaba este lugar mientras tomaban sus bebidas. Lo realmente inusual en ella era su belleza, pues sin duda alguna era casi incomparable, lo que capto de inmediato su atención, ya que era sorprendente la perfección de cada facción de su rostro.
Cuando estaba a punto de marcharse decidió mirar nuevamente hacia donde se encontraba esta extraña mujer pues aun sentía bastante curiosidad por ella, pero para su sorpresa ya no estaba. Miró a su alrededor y no logró encontrarla, así que decidió no darle mayor importancia al asunto y se retiró del lugar.
Un día bastante pesado en la universidad, la mochila de sus hombros disgustaba convirtiéndose en un incómodo y estorboso objeto. Buscó con desesperación una pequeña silla solitaria del campus para descansar unos minutos y que sus fosas nasales se inundaran del aire puro de aquella cálida tarde que comenzaba a llegar a su fin.
Frotó sus ojos por unos instantes y removió su cuerpo para retomar un poco la compostura -Vaya día - suspiró y se percató de que ya estaba oscureciendo - más vale que regrese pronto a casa - tomo la mochila que reposaba en aquella silla, la colgó en su espalda y tomó camino.
