La intensidad del sol sobre mis parpados me despertó. Me estiré intentando encontrar energías para comenzar mi día. Busqué mi celular entre las sabanas, las 10:34 del viernes.
Lo único que me motivo a salir de la cama fue que solo tenía una clase.
-Volveré pronto querida- Acaricie mi almohada una última vez antes de coger mis cosas para tomar un baño.
Había terminado conciliando el sueño luego de pasarme horas escuchando música y pensar en todo lo ocurrido el día anterior. Tanto mis sentimientos por aquel chico, quien pudo mover un poco mi corazón como ningún otro lo había hecho en mucho tiempo, además de saber de la existencia de aquella persona 'Frisk'.
Su nombre no me sonaba, nunca había oído a mi padre hablar sobre ella o al menos no frente a mí.
Lleve el champú a mi cabello dando un suave masaje. Jugaba con la espuma que se formaba en él, haciéndome peinados.
¿Y si le vuelvo a ver hoy? ¿Debería tocar el tema? Ya (T/N), tienes otras cosas en las que pensar... Suspire saliendo de la ducha.
Seque mi cuerpo, dejando mi cabello mojado. Me gusta la forma que toma cuando se seca con el viento.
Me vestí con una polera de tiritas de color azul. Mis jeans regalones y una chaqueta.
Tomé mi mochila y mi celular.
Mi padre no estaba en casa, trabajaba haciendo clases en una escuela en la ciudad. Solamente nos veíamos para cenar y los fines de semana.
Salí buscando una canción en mi celular, amaba escuchar música en los viajes.
El día estaba despejado, aunque pronosticaron lluvia para hoy. Supongo que una vez más se han equivocado.
Subí de un brinco a el autobús, a esta hora la locomoción está casi sin pasajeros.
Me senté junto a la ventana dejándome llevar por la música y el paisaje.El día paso tranquilo, mis clases igual de aburridas de siempre. Llenaba los cuadernos de mis compañeros de dibujos horribles, molestándolos. No era una alumna excelente. De hecho había peligrado muchos ramos en mis dos años de universidad. Pero ya tenía una idea sobre cómo mantener un equilibrio entre pasarla bien y tener un rendimiento decente, no bueno, no malo, decente.
Saliendo de clases cada uno se fue por su lado. Tome mi mochila, perezosamente. Con la típica sensación de haber venido a clases para nada.
Al salir de la sala di un último reojo al edificio, solo para ver si estaba aquel esqueleto. Pero no vi a muchas personas, menos a él.
Al llegar a la estación, para volver a casa, revise mis pantalones buscando dinero para el pasaje. Cuando encontré aquella tarjeta de colores morados que había recibido el día anterior por parte de la chica araña.
Un trabajo a medio tiempo... Creo que me vendría bien un poco de dinero, ahorrarlo y comprarme algo para poder movilizarme... Pero, de todas maneras no me imagino trabajando vestida como aquellas chicas. Quizás Papyrus tenía razón, no era mi tipo de trabajo. Volvi a guardar la tarjeta en mi bolsillo, cuando sentí que alguien tiraba de mi chaqueta.
Dirigí mi vista hacia abajo, un pequeño esqueleto de adorables rasgos me miraba.
-Disculpe señor...ita, ¿Sabe cuál autobús puede llevarme al centro de la ciudad?- ¿Me iba a decir señora? Los años se están notando (T/N)...
-Uh- Voltee mi vista hacia el autobús que yo tomaría- Este te sirve, ¿sabes como llegar? – Me preocupe un poco, cuando alguien preguntaba sobre cómo llegar a los lugares, no podía evitar sentir cierta responsabilidad sobre su llegada.
-Ehh... No se preocupe, tengo un excelente sentido de la orientación.
-¿Tienes que llegar a algún lugar específico?... Quizás pueda darte alguna indicación...
-¿Conoce el café de Muffet?- No pude evitar recordar aquellas letras que hace un momento había leído.
Hice una pausa, sacando nuevamente la tarjeta de mi bolsillo. Efectivamente, era el local al cual me había llevado él alto esqueleto. Tenía la dirección escrita en ella, era un lugar algo escondido, creo que el pequeñín se perderá si va solo.
-Es tu día de suerte, seré tu guía hoy.- El esqueleto expandió su sonrisa, mostrando junto con ella un brillo en sus ojos que lo hacía ver más adorable.-Apresurémonos, el autobús esta por irse.- Señale en la dirección que se encontraba. El chico asintió y me siguió, una vez arriba él tomó asiento a mi lado.
-Muchas gracias, desde hace poco que estoy en la ciudad y a pesar de tener un excelente sentido de la orientación...no conozco las calles... Mejor prevenir una perdida...
Además es muy amable de tu parte, no hay muchos humanos que se lleven bien con nosotros...- La expresión de felicidad en su rostro se torno triste.
Era verdad, a pesar que han pasado años desde que ellos volvieron a la superficie, ha existido algo de apatía por parte de los humanos en tratarlos como iguales.
Por mi parte encontraba una atrocidad que los humanos hubiesen tomado una decisión tan 'inhumana' como encerrarlos en el subsuelo. De las pocas veces que mi padre me había contado como fue la guerra y cómo fue su vida en las profundidades, intentaba evitar detalles y su rostro se mostraba angustiado.
Salí de mis pensamientos buscando alguna respuesta para el pequeño.
-No todos son así- Le sonreí intentando animarlo- Puedes confiar en mi- El brillo había vuelto a sus ojos, junto con su sonrisa y un leve sonrojo azulado.
Reí un poco al verlo.
Conversamos mientras nos acercábamos a la ciudad. Sobre los eventos que se realizaban en fechas especiales. Me hablo sobre sus amigos y a lo que se dedicaba antes de volver a la superficie.
-Mi hermano se la pasaba haciendo malos chistes y holgazaneando- Reí imaginando a un esqueleto igual a él en apariencia, pero completamente distinto en personalidad. De pronto mi risa se detuvo. Acaso... ¿Papyrus era su hermano? ¡Porque no lo pensé antes!.
-Dime Sans...;- Llame al pequeño esqueleto por su nombre- ¿Cómo... se llama tu hermano?- Sans volteó para responderme.
- Papyrus, de hecho voy a encontrarme con él ahora.- Mi rostro se tornó un poco rojo.