Parte 3

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Llovía suavemente, así que decidí colocar mis audífonos en sus oídos para que ella pudiera escuchar lo que yo. Cada gota de agua se volvió entonces en una forma abstracta una nota que formaba parte de un acorde y a su vez la melodía que ella escuchaba. Sus párpados se relajaron y sus labios se dejaron llevar por los míos en una acción memorable... un beso. Ella pudo entender como veía al mundo, o mejor dicho, cómo lo oía. Dicen que el tiempo es una serie de fotogramas y que nuestro cerebro es capaz de asimilarlos, de ahí la ilusión del movimiento y nuestra creencia del pasar del tiempo. Honestamente nunca imaginé que en nuestra cabeza sucediera tal proceso como en el cine, como si una pequena personita se encargara de colocar día tras día los fotogramas que reflejarían lo que vivimos. Pero fue en aquél momento que entendí lo que esto quería decir pues por varios segundos me detuve a observar con un detalle preciso cada uno de estos fotogramas, donde sus labios se sentían suaves y cálidos, sus mejillas frías y sus pestañas infinitas. Su nuca afine a mis manos, así como sus caderas, y sus lunares discretos jugueteando en una dulce ilusión de otoño. Pareciera que estuve hundido durante años en aquélla chica y sus facciones delicadas, que estoy casi seguro de que  por breves momentos, antes de caer inmerso  en un estado de sueño temporal, vuelvo a apreciar aquéllas imagenes con la lluvia suspendida, la melodía corriendo y sus labios recorriéndome.

Son ya las 3 de la tarde y sigue lloviendo. Es quizá por eso que he recordado todo esto.
-Maldita lluvia. - digo susurrando para mí mismo mientras enciendo mi último cigarro. El sonido que resulta al unir la llama de mi encendedor y el tabaco me relaja, la mejor manera de comenzar con un trance inducido por una droga legal y aparentemente inofensiva (aunque con graves repercusiones estorbosas, en algunos casos, a largo plazo). El primer suspiro me evoca serenidad, acompañado por un intenso sabor a nicotina que busco encontrar lo que resta del cigarro y que sólo consigo en mi última bocanada de humo. Me levanto como despidiéndome de mi vicio y camino a paso lento hacia mi casa. En el trayecto mis pasos se vuelven cada vez más pesados y torpes, llego a mi apartamento

Zoey [...]Where stories live. Discover now