Pasión en el Laberinto

El Reencuentro

¿Por qué tendría él que estar aquí?; Natalie había estado disfrutando la noche, había bailado sin parar y se sentía algo achispada por la bebida. Era una noche de fiesta, su amiga Karol estaba cumpliendo años y había logrado reunir un gran número de amigos en uno de los mejores clubes de la ciudad; una casa antigua que había pertenecido a la nobleza siglos atrás y cuyos descendientes habían convertido en uno de los lugares de moda, pero manteniendo la elegancia de tiempos antiguos; grandes salones, con techos altísimos, espesas cortinas bordeando los amplios ventanales que daban a un jardín con un laberinto sencillamente impresionante. Era definitivamente una de las mejores fiestas que su amiga había preparado, lo cual era mucho decir, ya que al ser una exitosa organizadora de eventos, más de una vez se había sacado de la manga algunas fiestas muy salvajes. Definitivamente estaba pasándolo muy bien, hasta que lo vio.

Era más guapo de lo que recordaba. Alexander Stone. Un metro ochenta de macho delicioso, una piel tostada por el sol, cabello negro que llega hasta su cuello en un bello desorden que lo hacía ver como un rebelde, todo acompañado con ojos igualmente negros, que te seducen con solo una mirada y esos labios que siempre tienen una sonrisa que enloquece y por si fuera poco un cuerpo atlético, lleno de músculos que incitan a una mujer a caer en sus brazos y perderse en las delicias que prometen. Y todo eso había sido suyo, ese hombre increíble que ahora abrazaba y hablaba al oído de otra mujer, había sido suyo.

Una lástima que no hubiesen pasado de algunas noches calientes, aunque cada noche caliente con Alex Stone dejaba en vergüenza un día de verano en el infierno. Pero no había funcionado, aunque ella era un mujer liberal que podía disfrutar de una noche de pasión sin compromiso, descubrió rápidamente que Alex era lo suficientemente hombre como para provocar en ella sentimientos más profundos, además de ser tentador como el pecado, era sencillamente brillante, un arquitecto talentoso, encantador, dulce y cariñoso, básicamente un conquistador nato, quien por supuesto no perdía oportunidad para coquetear con otras mujeres y ella no era ninguna tonta, sabía que si no quería terminar con el corazón roto por algo que nunca iba a suceder, decidió que lo mejor era terminar con todo antes de perderse a sí misma en el proceso; así que terminó con él y cuando le ofrecieron un trabajo al otro lado del país, lo tomo sin pensarlo dos veces, no solo era una oportunidad de oro, además era la forma perfecta para alejarse definitivamente de él. Y así todo termino, sin lágrimas de ninguna de las partes y siguieron cada uno por su camino. Aunque si era honesta consigo misma, sentía que había quedado un vacío en su pecho que nadie era capaz de llenar.

Pero ahora un año después y aquí estaba de nuevo, con otra mujer, una rubia despampanante en un corto vestido rojo, muy corto para su gusto, pegada a Alex. Nada extraño si lo pensaba bien, pero no pudo evitar esa opresión en el pecho. Saber que él había seguido con su vida como si nada era una cosa, pero que se lo restregaran en la cara de esa forma, era otra completamente diferente. Pero sabía que ya era hora de superar definitivamente a Alex, no podía permitir que le afectara verlo con otra después de tanto tiempo, no había ataduras entre ellos y era una tontería dejarse molestar por algo que era completamente lógico, ella tampoco había pasado sus noches llorando su recuerdo durante el pasado año, había tenido algunas citas y un par de amantes, pero lamentablemente ninguno de ellos había llegado a acercarse si quiera al nivel de Alex, muy malo para ella, pero no era motivo para seguir suspirando con el hombre, tenía que sacarlo de su memoria y seguir con su vida. Y eso decidió hacer, fue a por otra copa de vino y a bailar un poco más, tal vez le ayudara a no pensar más en Alex.

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Hola, está es una historia corta y la primera que publico en Wattpad, espero les guste.