―¿No lo sabias? Te amo Nat, porque tienes razón, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y fui lo suficientemente estúpido para dejarte ir hace un año, pensando tontamente, que si te ibas, con el tiempo te olvidaría, pero ha pasado un año y aquí estoy, aún te extraño cada dia y cada noche y yo tampoco te voy a dejar ir. Tú eres mía y si luego te arrepientes pues lo siento, porque ya no hay marcha atrás.
―Alex, somos un desastre. ―Dijo Nat, riendo de lo irónico de la situación.
―Si nena, lo somos. ―Concedió Alex mientras la besaba dulcemente. ―Ahora dime, ¿te gustaría salir de aquí a celebrar nuestra reconciliación en la comodidad de mi cama?, no porque no lo haya disfrutado, pero creo que hay hormigas caminando sobre mí.
Nat no pudo evitar reírse más fuerte. ¿Quién lo diría? la siempre prudente Nat, follando en un laberinto durante una fiesta en la que cualquiera podría encontrarla y aun ahora estaba en una posición muy escandalosa, con el vestido a la cintura, sus pechos expuestos, su coño aún lleno con la polla de Alex y sentados en el suelo con insectos caminando sobre ellos.
―Si vamos, después de todo siempre me gustó tu cama, es muy cómoda.
―Me alegró que te guste, porque vas a pasar mucho tiempo en ella. ―Dijo mientras la ayudaba a levantarse y se reacomodaban la ropa.
―Cuento con ello. ―Le respondió Nat con una sexy mirada que prometía, muchos encuentros ardientes.
―Ahora veamos si podemos salir de aquí. ―Dijo Alex, tomándola de la mano y empezando a caminar.
Después de treinta minutos de buscar la salida y muchos besos por los rincones, lograron salir del laberinto.
―¡Lo logramos! ―Dijo Nat.
―Si, pensé que no íbamos a salir nunca y que tendría que olvidarme de la cama y solo levantar tu falda y cogerte nuevamente en el laberinto.
―No. Me prometiste una cómoda cama y eso es lo que espero.
―Aguafiestas.
―Pervertido.
―¿Contigo?, siempre mi amor.
Entre risas y besos, lograron despedirse de todos en tiempo record y llegar hasta el estacionamiento donde encontraron el auto de Alex.
―¿Nat, te pedo hacer una pregunta? ―Dijo Alex, después de salir a la solitaria carretera.
―Claro.
―¿Pudiste sentir mi semen corriendo por tus muslos mientras te despedías de todos?
―Ahh, eres un cerdo. ―Dijo Nat mientras estallaba en risas por la atrevida pregunta de Alex.
―Solo quiero verificar si cumplí con mi palabra. Te prometí que lo ibas a sentir.
―Pues sí. Pude sentirlo. ―Respondió Nat, mientras abría sus piernas y metía su mano derecha entre ellas y empezaba a masturbarse. ―Aun ahora puedo sentir como mis muslos y mi coño están húmedos por tu corrida.
―Me vas a matar. ―Dijo Alex pisando el acelerador.
Nat solo sonrió, mientras continuaba jugando con su clítoris para torturar a Alex.
―Por cierto Alex, yo también te amo.
Y Alex se perdió, sencillamente detuvo el auto, se subió sobre Nat y la penetró nuevamente. Al diablo la cama, ya llegarían a su apartamento... En algún momento.
Fin
Espero le haya gustado Pasión en el Laberinto, pronto empezare a publicar una nueva historia, esta vez mas extenso, espero les guste.
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Pasión en el Laberinto
Cerita PendekEl reencuentro entre antiguos amantes, puede ser muy caliente y una aventura arriesgada al aire libre.