— ¿Puedes oír lo que dicen? — Preguntó mientras apoyaba sus manos en mis hombros y acercaba su rostro a mi cuello, podía sentir su respiración lenta y calmada.
— No, no puedo oir nada. — Respondí mientras me tensaba un poco más al sentir como sus brazos rodeaban mi cuello en un abrazo cálido.
— Cierra los ojos e intentalo de nuevo. — Susurro a mi oreja con una voz ronca, provocando que se me pusiera la piel de gallina. Realmente era difícil hacer algo con él tan cerca de mí pero debía intentarlo. Cerré mis ojos por unos momentos y sentí como una ligera presión se posaba en mi cuello...
No le des la espalda.
Alejate de el.
¡No cierres los ojos!
De repente empecé a sentir como mi cuello era presionado con más fuerza, obligándome a abrir los ojos y mirar hacia atrás, solo para encontrarme con el rostro siniestro de el, tenia una sonrisa que dejaba ver sus colmillos.
— ¡Cualquiera que escuche las voces debe morir!
Desperté de golpe cuando sentí como el dolor de mi cuello se extendía hasta mis pies, estaba sudando en frio, mire por la ventana de mi habitación y me di cuenta que todavía era de madrugada, no tardó mucho cuando las voces volvieron a aparecer en mi cabeza.
Toma el cuchillo y ve a por ellos...
Sabes que se lo merecen.
Mire a un costado de mi cama y vi el cuchillo de cocina que reposaba sobre la mesita de noche, la luz de la luna que entraba por la ventana lograba alcanzarlo y hacer que brillara más de lo normal, tentándome más.
Estaba apunto de tomarlo cuando otras manos me lo arrebataron, mire hacia el frente y me encontré con él de nuevo, siempre me pregunte porque tenia esas alas negras en su espalda, o siquiera que era él en realidad.
Miró el cuchillo en sus manos por unos momentos y luego se fijó en mí, sus ojos rojos solo me provocaba ganas de arrancarse los.
— Lograste escapar antes... — Susurro mientras que el contorno de sus ojos se volvió negro como su pelaje, haciendo que sus pupilas se notaran mas, empezo a sonreir de tal manera que sus colmillos se podían ver. — Pero, como ya dije antes: Cualquiera que escuche las voces debe morir.
— Antes dime lo que eres y por qué tengo que morir, por favor. — Dije mientras salía de entre las sábanas y me ponía delante de él, cinco pasos eran lo que nos separaban.
— ¿Uh? Supongo que tomaré eso como último deseo. Bien, soy quien despoja a los mortales de sus almas y los lleva en frente del gran centinela para su juicio final; la muerte en pocas palabras. — Sus ojos se iluminaron un poco más al decir la ltima frase, como si le divirtiera esa palabra. — Llega cierto tiempo en el que los mortales empiezan a oír voces , provienen del infierno. Debo llevarme a quien sea que las escuche antes que cause algún mal en la tierra, por ejemplo: Tu. Estuviste apunto de matar a tu familia, ¿No es así?
Asentí con mi cabeza cuando pregunto eso, tenía deseos de matarlos a todos; a mis hermanos, mis padres e incluso al perro...
— Ahora dime, ¿Te llevare por las malas o las buenas? — Sus alas se extendieron de golpe cuando me apuntó con el mismo cuchillo con el que había estado a punto de matar a toda mi familia.
Matalo.
Hay otro debajo de la cama. Apuñalalo.
Mátalo a él y luego a toda tu familia.
— Esto no tiene porqué ser así, puedes simplemente aceptar y tal vez no ser enviada al infierno, solo ven aquí niña. Haras mi trabajo más fácil si aceptas. — Dejó de apuntarme con el cuchillo y sus ojos volvieron a ser normales, su sonrisa ya no era algo aterradora sino una más compasiva, esperaba mi respuesta.
— Solo quiero que me d-dejen en paz, t-todos, mi familia, las voces... — Susurre mientras sentía como las lágrimas tibias bajaban por mis mejillas.
No quería escuchar a nadie más nunca.
— Entonces simplemente ven aquí. — Dejo caer el cuchillo a un costado de su cuerpo y abrió sus brazos, noté como las plumas de sus alas tomaban un color blanco.
¡No!
¡Asesinalo!
¡Haz lo!
No lo pensé más y corrí hasta sus brazos que me esperaban, tan pronto como llegue un calor agradable invadió mi pecho. Las plumas de sus alas fueron elevándose por el aire, brillando con intensidad al igual que la misma luna.
Senti su respiracion nuevamente en mi cuello, ya no me incomodaba, solo me producía confor.
— Dime, ¿Todavía las escuchas? Las voces...— Negué con mi cabeza cuando pregunto eso, realmente ya no las escuchaba, solo su respiración.
— De ahora en adelante solo escucharas mi voz y harás todo lo que yo te diga. — Asentí, sabía que si intentaba hablar solo saldrian balbuceos en vez de palabras.
Cierra los ojos y no pienses en nada, solo en mi voz.
No volverás a sufrir por el resto de la eternidad.
Yo seré quien te guíe ahora.
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Shadamy's
FanfictionY eh aquí, uno recopilatorio de todas mis historias shadamys que no les encontraba futuro de manera individual. Son diferentes historias, cada una en su respectiva realidad. ------------