IV

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Percy

Por fin la había besado, había tocado por fin esos carnosos labios que me habían tentando durante años, ese beso fue genial, pero por desgracia nos tuvimos que separar, cuando la mire a los ojos la tormenta de su interior estaba serena, por dentro se había dejado de mover, me encantaba la influencia de ese tipo que tenía sobre ella.
-¿Bueno, y ahora que?-pregunté intrigado, se la veía tan sexy...
-¿¡EOOOO ESTÁS AHÍ!?-parece que me había quedado empanado.
-Te acabo de decir que no lo sé, si quieres podemos volver al campo de fresas...-

-¡NOO! Ya se lo que vamos a hacer, tu solo ponte el bañador- dije moviendo las cejas de un modo muy pervertido

-Joder eres un puto pervertido-dijo riéndose - está bien, quedamos aquí dentro de 10 minutos vale?

-Vale-dije y me di la vuelta para disponerme a ir a mí cabaña cuando de repente una mano coge la mía y me tira hacia atrás suavemente.

-¿Es que no me vas a dar un beso de despedida o qué?

-Mmm puedee- dije acercándola hacia mí y le di un pequeño beso en los labios.

-¿Ya me puedo ir, o no?- y me empecé a alejar.
Corrí hacia mi cabaña, abrí la puerta entré y luego la cerré detrás de mí, me abalancé a mi armario y cogí un bañador azul oscuro, me lo puse lo más rápido posible también cogí una toalla, me quité el reloj-escudo que me había arreglado mi hermano Tyson y me puse una chanclas verdes desgastadas. Salí por la puerta de mi cabaña y me dirigí al sitio donde había quedado con Annabeth, todavía quedaba tiempo hasta que ella viniese porque me había dado mucha prisa. Me senté enfrente de la hoguera del centro de las cabañas,  aunque hiciese calor siempre estaba encendida por una magia que el no entendía.
Por fin llegó Annabeth, llevaba una camiseta negra ancha que era como un vestido corto, unas chanclas rosas y el pelo rubio recogido un un moño desecho, estaba muy guapa; me acerqué a ella y le rodee la cintura con el brazo.

-Estas muy guapa-

-Gracias.¿Nos vamos o qué?-dijo impacientándose.

-Ahh si, si- y empezamos a andar hacia la playa. Por fin estaban tranquilos, no tenían que estar luchando y siempre alerta, daba gusto pasear por tu lugar favorito y con una de tus personas favoritas. Cuando llegamos a la playa, la marea estaba baja y las olas eran calmadas. Extendimos las toallas juntas y nos tumbamos; hablamos de todo y cuando le propuse que nos bañásemos no se lo pensó dos veces, se quitó la camiseta y se quedó en bañador. Llevaba un bikini negro con la parte de arriba formada por dos triángulos, como siempre llevaba camisetas sueltas que no se le pegaban al cuerpo, no parecía que tuviese curvas pero ahora que estaba en bañador tenía una buena cintura. Parecía que me había quedado embobado admirando su figura, pero es que era muy guapa.

-Joder Percy,¿que coño te pasa hoy?- dijo acercándose y agitando una de sus manos enfrente de mi cara.

-¿Eh?, a si, si. ¿Que me he perdido?-dije sacudiendo mi cabeza.

-Jajajaja naaadaaa- dijo riéndose, tenía la sonrisa más bonita de todo el campamento sin duda. De repente se me ocurrió una idea descabellada pero que podría dar resultado; sin previo aviso la agarre de la cintura con los dos brazo y me la cargue a la espalda cual saco de patatas, con su cabeza boca abajo en mi espalda.

-PEEERCYYY bájame de aquí, hijo de...-

-Chisss señorita, su madre no estaría nada orgullosa de su lenguaje- dije cortándola.

Percabeth •Qué pasó después•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora