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Percy

Casi habíamos terminado de cenar y el guarro ese seguía mirando a Annabeth, me había puesto de muy mala ostia.

Esa noche había fogata "especial" porque los de Apolo habían estado preparando unas canciones y había que ir un poco más elegantes por eso me había puesto camisa, pero ahora solo quería ir a mi cabaña y dormir, no me apetecía nada estar allí porque sabía que al final iba a partirle la cara a ese chico. Cuando terminaron, me dirigía a mi cabaña un olor muy familiar me embriagó, me di la vuelta y ahí estaba, llevaba el pelo suelto con mechones a los lados de su cara y con el ceño fruncido.

-¿Es que no te vas a quedar a la velada?- me dijo acercándose un poco más a mi.

-Mmmm, no sé, es que estoy cansado...- con ella cerca no me podría resistir mucho más- buenooo, está bien...- en cuanto contesté ella me cogió de la mano y me guió hasta la fogata, ya estaba la mayoría sentados enfrente. Los de la cabaña de Apolo estaban alrededor preparándose y al frente estaba mi querido amigo, el tío odioso.

Annabeth
Después de estar en la playa con Percy me fui a cambiar, me había encantado todo aquello. Todo eso era nuevo para mí, siempre me habían interesado más los libros que los chicos y nunca comentaba nada con nadie sobre eso, pero en estos últimos años he cambiado, él me ha cambiado; me gusta que me bese así, que me haga sentir así, podría estar así todo el día pero no sabía si quería ir a más, creo que todavía no estoy preparada y en cuanto paré a Percy el tampoco parecía muy seguro; es mejor esperar al momento oportuno y encima aquí en el campamento sería un poco complicado.

Me quité rápidamente el bañador negro que estaba mojado y lo deje encima de mi cama para luego tenderlo; cogí una camiseta cualquiera y unos vaqueros cortos; esta era otra cosa que tampoco me interesaba: la moda. Mi padre siempre que iba a casa me daba ropa nueva para no tener que llevar siempre la misma, pero yo siempre que me vestía no lo pensaba demasiado a no ser que fuese una ocasión especial.

Cuando todavía me quedaba un poco para acabar de vestirme entraron todos todos los de mi cabaña y empezaron a hacerme preguntas:

-¿Que tal, cuanto tiempo lleváis ya?-dijo uno sentándose en mi cama, a mi lado.

-Pufff- suspiré indignada, creía ya iban a tardar más en enterarse pero fue cuestión de minutos.

-Ohhh venga ya Annabeth, no seas así, cuéntanoslo- dijo otro.

-No, porque sois unos pesados-dije poniéndome el zapato que me quedaba.  En cuanto me lo abroché me fui al baño a peinarme y puse el pestillo, que pesados eran de verdad, cuando ya casi estaba terminado sonó la campana de ir a cenar y decidí quedarme unos minutos hasta que se fueran todos para estar más tranquila, ya se encargaría Malcom de hacer la fila y llevarlos al comedor.

Cuando salí del baño me tropecé con un chico, no me sonaba de nada, pelo negro y ojos castaños, con unas largas pestañas, era mono, todo había que admitirlo, alto y musculoso. Llevaba una sudadera gris y unos pantalones deportivos negros.

-Auuu- no me había dado cuenta de que le estaba pisando el pie. Llevaba unas zapatillas grises muy bonitas.

-Joder si eran nuevas- dijo quejándose.

-Ay, lo siento mucho- me sentía un poco mal, a mí también me había pasado antes y fastidiaba mucho.

-Lo siento si puedo hacer algo por ti...-

-Mmmm creo que sí que puedes hacer algo....- dijo misteriosamente y levantando una ceja. Me repasó con la mirada de arriba a abajo y me sentí un poco incómoda; cuando paró me miró con una preciosa sonrisa.

-¿Qué haces mañana?- ahhh ya sabia de que iba esto, ¡estaba ligando conmigo!

-Lo siento pero tengo novio-dije apartándome un poco de él.

-Jo que pena, es un tío con suerte entonces. Cuando no te interese llámame- he hizo un gesto con la mano de un teléfono, con todos los dedos de la mano cerrados menos el pulgar y el meñique y se lo acercó a la oreja.

-Ah por cierto soy Dylan- y me tendió la mano, yo sé la estreche de mala gana. Ese tío era encantador pero a la vez me daba un poco de mal rollo. A todo eso llegaba tarde a cenar así que me despedí de él y fui hacia el comedor, para mi sorpresa el me seguí por detrás muy cerca. Cuando llegué vi a Percy, estaba bastante serio pero no le di importancia, en vez de eso le sonreí y el dejo de estar serio, después miró a mí espalda y entonces me di cuenta de porque estaba serio, no tenía nada de qué preocuparse, a mi solo me gustaba el.

Lo de que Percy y yo estábamos juntos se había extendido más rápido que la pólvora, ahora casi todo el mundo lo sabía, decían que se venía venir, que cuando la boda y más tonterías con las que me sonroje un poco- bastante. Por eso había llegado tarde. A Malcom no le hacía ni pizca de gracia, pero decía que si a mí me importaba él dejaría a Percy. En cuanto terminé de cenar fui a buscar a Percy, que por sorpresa mis se estaba yendo, a él siempre le habían gustado las fogatas después de cenar y casi siempre iba. Fui detrás de él pero antes de que pudiera cogerle, el se giró.

-¿Es que no te vas a quedar a la velada?- le dije acercándome un poquito más a él.

-Mmmm, no sé, es que estoy cansado...- parecía que se lo estaba pensando

- buenooo, está bien...- Jajajaja me había salido con la mía. Le agarré de la mano y le guíe hasta la fogata. Nos sentamos muy juntos entre algunos de mis hermanos, le seguía cogiendo de la mano aunque él se había puesto tan serio como antes y miraba a un punto en concreto con mucho odio, mi giré para ver a quién era pero justo en ese momento empezó el espectáculo.

Además de preparar canciones habían hecho unas coreografías que estaban muy bien. Realmente me encantó y parecía que a Percy también por qué relajo los hombros he hizo que apoyase mi cabeza en su hombro. Me daba cuenta de que había muchos que en vez de estar mirando el espectáculo nos miraban a nosotros cogidos de la mano, eso me incomodaba un poco aunque no entendía por qué.

Cuando todo acabó nos dirigimos a su cabaña ya que no había nadie. Ya en la puerta Percy me besó, no era como el beso de la burbuja, era más suave, solo rozaba sus labios contra los míos, me estaba tentando, yo quería más, no solo unas simples caricias. Enredé mis manos en su negro cabello y acerqué su cara a la mía, nuestras frentes se tocaban, podía oír su tranquila respiración, olía a brisa marina y eso la volvía loca. Lo besó, enredaba su lengua con la de él, le chupaba las comisuras de la boca, a todo esto Percy colocó sus manos en mi cintura y fue bajando muy poco a poco, entonces yo paré y le miré a los ojos, están llenos de dudas igual que los míos. Fue soltándome poco a poco la cintura y después me dio un gran beso.

-Hasta mañana- dijo contra mis labios.

-Hasta mañana- respondí dándome la vuelta y empecé a caminar hacia mi cabaña. A medio camino me di la vuelta para era si seguí ahí, pero ya se había metido en su cabaña.

Cuando llegue a la mía, casi todos estaban acostados, quedaban varios chicos y como no, Malcom.

-¿Qué miras?- le dije con una sonrisa en mi rostro.

-Nada, nada- dijo mientras volvía a la lectura de un libro que tenía abierto sobre el regazo.

Me cambié rápidamente y me metí en la cama, no tarde mucho en dormirme.

Bueeenooo, hasta aquí el capítulo, espero que os halla gustado y no olvidéis darle un LIKE lectores fantasma no porfaa

UN BESOO 💋

Percabeth •Qué pasó después•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora