Ya sé que eres...

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Ya sé que eres...

Me había quedado totalmente en shock, Blake me había tomado del brazo tan fuerte que me dejó moretones, pero en segundos habían desaparecido. Desde que nos miramos me entraron unas enormes ganas de beber mucha sangre, así que rapidamente abrí mi botella y empecé a beber.

- Que asco como bebes. - Limpié mi boca y revoleé los ojos porque ya sabía quien era la que me hablaba detrás de mí.

- ¿Tan importante soy para ti que no puedes parar de hablar y pensar en mí? - La miré seria y ella solo me pasó por un lado chocando con mi hombro. Ví como se acercaba la chica que yo había chocado hoy y en cuanto miró a la rubia detrás de mí bajo la cabeza, se paró en seco y me imagino que esperó a que se fuera lejos y se acercó a mí con intenciones de hablarme.

- Eh... hola. - Dijo sonriendome timidamente.

- Hola. - Dije yo con una sonrisa más grande.

- Soy... Lily, quería decirte que es mejor no meterse con Amanda. Ella puede llegar a hacer cosas terribles. - La miré confundida y ella pareció comprenderme. - Amanda es la rubia que se acaba de ir, ella y sus amigas son muy despiadadas y tienden a hacerle daño a todo aquel que las estorbe. - No tenía idea de porque, pero en cuanto tuvimos contacto visual pude leer sus pensamientos y en ese momento lo que pensaba era el suceso con Amanda.

- Ella... - Tomé su brazo y subí las mangas de su camiseta, en cuanto hice esto ví como tenía una cicatriz y por la visión que tuve ese pequeño circulo había sido por... un cigarrillo. - ¿Por qué lo permitiste? - Ella apartó el brazo rapidamente y miró hacia abajo.

- ¿Quien te dijo? Por favor no hagas ni digas nada, no quiero más problemas. - Iba a decirle algo pero ella se apresuró para desaparecer entre los pasillos que estaban vacíos ya que todos estaban de seguro en la cafetería.

Amanda la había encontrado en el baño, y aprovechando que tenía la camisa sin mangas la acorraló en un rincón y le quitó el cigarrillo de la boca de una de sus estúpidas amigas rubias. Le susurró entre dientes que más nunca abriera la boca y sin una pizca de piedad enterró el cigarrillo mientras esta gritaba y lloraba pero nadie venía a sus pedidos de ayuda.

Sin creer lo que había hecho Amanda me fui directo hasta la cafetería, me senté y la observé durante todo el transcurso hasta que sonó la campana y me dirigí a mi siguiente clase.

(...)

- Señorita... Koslov. ¿Puede prestar atencion? - Levanté mi cabeza al momento de escuchar mi apellido, asentí y lo observé mientras el seguia explicando lo que sea que estaba explicando. No podía parar de pensar en Blake y la manera en que nos quedamos mirando, nunca me había sentido tan distraida y perdida en los ojos de alguien.

Sonó la campana y todos salimos del salon apurados ya que tocaba otra clase en otro salón y debíamos apurarnos. Antes de llegar lo ví a Blake, en el marco de la puerta del salón, tenía unos libros entre sus brazos y miraba hacia todos lados en busca de alguien. Decidí acercarme con la cabeza gacha para que el no se diera cuenta de que era yo pero al pasar a su lado sentí su mirada detrás de mí y no pude no ponerme nerviosa.

- Muy bien clase, todos sentados y en silencio por favor. - Todos hicimos lo que dijo y no me dí cuenta que a mi lado estaba Lily. - Voy a formar desde ahora parejas que se quedaran así el resto del año, no quiero ni quejas, ni disgustos, nada. Solo quiero que hagan caso y silencio. Se sentaran en las mesas en donde se encuentran ahora pero obviamente con las parejas que voy a decir. - Empezó a nombrar a muchos chicos y chicas pero yo solo rogaba con que me dejaran donde estaba y con quien estaba. - Brenda, con Blake. - Se escuchó que algo metalico cayó en el suelo y cuando pude ver rapidamente que era: el cooler de Amanda estaba en el piso.

- Disculpe, profesora. ¿Puedo saber el motivo de por qué pone a Blake con esa chica cuando siempre usted lo ha puesto conmigo? - Dijo Amanda mirandome con asco.

- Numero uno señorita. "Esa chica" tiene nombre. Y numero dos. Porque me da la gana. - Se asomó una sonrisa por los labios de la profesora.

No era que me desagradaba la idea de sentarme con Blake, es que me daba miedo despues de lo que había pasado. Lily se levantó justo cuando el llegó, se sentó a mi lado y empezó a escribir en un cuaderno. Miré hacia el frente y cuando la profesora terminó de dar los puestos, empezó la clase.

- ¿Me prestas tu sacapuntas? - Escuché a mi lado una voz gruesa y como había quedado paralizada solo asentí y el lo tomó. - Gracias.

¿Por qué estaba tan nerviosa? ¿Por qué el me causaba estos malditos escalofrios? Tenía que salir de inmediato de donde estaba o el empezaría a notar lo nerviosa que estaba. Justo cuando iba a levantar la mano para pedirle permiso a la profesora para salir, sonó la campana que me indicaba que habían terminado las clases y agradecí internamente.

Me apresuré para salir y esperar a papa pero me entraron unas terribles ganas de beber sangre y entonces empecé a escuchar todos los latidos de corazon de las personas que se encontraban ahí y estaba a punto de abalanzarme a cualquiera si no hubiese sido por la puerta abierta del baño. Entré a ella y me encerré en uno de los cubículos para empezar a beber, pero no me percaté de que me había manchado toda la camisa. La quité con lentitud dando provecho a que todos salieran del instituto, me puse la chaqueta de cuero negra y la amarré hasta mi cuello para que nadie se diera de cuenta que no tenía camisa abajo. Salí rapidamente pero no me dí cuenta al salir que estaba alguien ahí.

- Per... - Era Blake. - Parece que siempre estas al frente de mí, siempre te choco, no sé. ¿Me persigues o qué?

- Ya sé que eres. - Dijo acorralandome en una pared tomando mis muñecas y subiendolas arriba de mi cabeza. - Ya no tienes que ocultarlo más. - Estabamos muy cerca y sentía su respiración ¿furiosa? En mi cara.

- Por favor, sueltame. - Dije poniendo mi cara a un lado para evitar el contacto visual y su aliento en todo mi rostro. Al instante me arrepentí de hacerlo, el se fue acercando a mi cuello y lo primero que paso por mi cabeza fue que tal vez yo sería producto de violación. - Por favor... - Dije en tono de suplica. - Como si lo hubiese empujado muy fuerte, se alejó de inmediato. Me miró asustado y se fue a quien sabe donde, dejándome otra vez con miles de preguntas.

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En multimedia... Amanda (La perra más perra).

Soy Un MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora