El aire era realmente violento, más de lo que esperaba. Sentía un incesable hormigueo en mi estómago, parecido al de los parques de atracciones que tanto frecuentaba desde niña.
Lo gracioso es que no estaba nerviosa, o al menos no tanto como debería. Mantenía mi mirada en la blanca lancha situada bajo mi posición, calculando mentalmente la distancia que Mike me había recomendado mediante el apilamiento de 4 coches en vertical y un chihuahua haciendo el pino en la cima (esto último lo había hecho para reírse un poco-bastante de mi inexperiencia).
Era relajante, incluso divertido, sentía que tenía la capacidad de volar, incluso de flotar, ya que la lancha seguía estando a más de 10.000 chihuahuas acróbatas de distancia.
Recordé mis días en las clases de gimnasia. Sin poder evitarlo, me vi subida al trampolín del gimnasio e impulsivamente realicé una acrobacia. La voltereta la ejecuté sin problemas, era realmente más fácil sin tener que llevar a cabo una caída. Quise volver a intentarlo, esta vez más compleja.
Así fue sucesivamente hasta que volví a ser consciente de donde me encontraba y de que solo me quedaban 2 coches de distancia.
Tiré de la anilla con pánico. El paracaídas se abrió, tirando de mí hacia atrás, y provocando que me agitara violentamente hasta quedar totalmente fuera del punto de aterrizaje.
No había forma de evitarlo, caería en el agua. Rápidamente posicioné mi cuerpo en vertical para evitar el efecto "plancha" del que Mike me había advertido.
Lo siguiente, un tremendo salpicón, sabor a sal y el final de mi agradable "vuelo".
No quería abrir los ojos, si había algo que no soportara era el terrible escozor del agua marina. Pero en mi subida hacia la superficie, algo evitaba mi contacto con el aire. Una especie de capa de plástico mojada, y realmente pesada, me devolvía a las profundidades.
Noté un temblor en el agua. Acto seguido, algo se enredó en mi cintura y tiró de mi hasta llevarme de vuelta a la luz del sol.
El ruido de gaviotas y olas volvió a ser perceptible. El objeto tirante se había transformado en el tacto de un brazo que pasó a percibirse como unas manos que me elevaron hasta una plataforma sólida. "La lancha" pensé.
-¿Está inconsciente?-escuché. Sonaba a la voz de un hombre.
-No, creo que nos oye- contestó otra voz con un tono algo más infantil. Esta sonó aún más cerca de mí, lo cual me daba pistas de que debía pertenecer a mi salvador.
-Cuida tú de ella. Si no ponemos rumbo ya, nos encontraremos con los grupos de delfines y las orcas del este.
No escuché respuesta alguna, pero sí cierto movimiento y ruido de bolsas tras de mi.
El motor se encendió. Débilmente, pude comenzar a percibir el movimiento a mi alrededor, la suave brisa acariciando mi mojado rostro y el ruido de la lancha al romper con las olas.
El misterioso salvador levantó con delicadeza mi cabeza, colocando debajo algún tipo de prenda que funcionara como almohada.
Noté como su cabeza se acercaba a mi pecho, a la vez que sujetaba uno de mis brazos por la muñeca.
Las ideas que me rondaron por la cabeza no fueron buenas, pero se aclararon en cuanto escuché:
-Respira y el pulso también es corriente.
Creí que aquel era el momento de que mi farsa llegara a su fin.
Jamás me había hecho la inconsciente, pero después de mi patética caída, no tenía ganas de dar explicaciones. Además, la curiosidad me mataba por dentro.
Abrí lentamente los ojos. El cielo azul me recibió, más radiante que nunca. Volteé mi cabeza hasta encontrarme con unos ojos verdes que me observaban desde el otro lado de la barca:
-Buenos días.
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Her Adventure Time /PAUSADA/
Teen FictionChristy siempre se ha caracterizado por una actitud un tanto "impredecible". Aventura, libertad... sueños que poca gente comparte con ella, más allá del dinero, la fama o el "amor". La vida le da una oportunidad que solo los más locos aceptarían, ab...