Capítulo 12. Parte 1.

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____ le sonrió a Harry mientras él le quitaba la capa y se la alcanzaba al lacayo. El inmenso vestíbulo de la casa del embajador ruso estaba atestado de gente. Harry llevaba puesta una chaqueta azul con abotonadura doble y un chaleco gris bordado. Las pobladas hileras de velas iluminaban su cabe­llo, recogido hacia atrás con una estrecha cinta púrpura.

Él atrajo su mirada y levantó una ceja inquisitivamente. -¿Pasa algo?

-No, solo admiraba tu chaqueta nueva, es muy fina y combina con mi vestido.

Se inclinó para tomar su mano, con un destello lascivo en sus ojos violeta.

-Así es, no lo había notado. Estaba demasiado ocupa­do admirando tus pechos y preguntándome cuándo podría succionarlos.

____ respiraba hondo mientras sus pezones se tensa­ban bajo la mirada fija de él.

Él sonrió.

-Mira, creo que en este momento desean mi boca. Tal vez no espere hasta llegar a casa.

-Harry. -____ levantó su falda y caminó hacia el salón de baile -Prometiste comportarte esta noche.

Él tiró de su brazo y la apartó de la afluencia de personas hasta que quedaron en la penumbra del enorme hueco de la es­calera circular. La atrapó contra la pared revestida en roble. -¿Me estoy comportando mal?

-He esperado este baile, y ahora en todo lo que puedo pensar es en hacer el amor contigo.

Harry corrió un mechón de su cabello rizado detrás de su oreja.

-¿Y por qué ese es un pensamiento tan terrible?

-Porque a veces parece que me consumirás, y ese día despertaré y descubriré que te has marchado.

Tenía la expresión seria.

-No tengo intención de dejarte, querida. -Deslizó la punta de su pulgar entre sus dientes -Consumirte, en cam­bio, es una cuestión diferente. Podría cenar sin problemas en el sabor de tu boca y tu sexo durante el resto de mi vida. ¿Eso te alarma?

____ lo miraba. No había negado que deseara poseerla por completo. ¿Debería sentir miedo por la fuerza del deseo que sentía por ella? A veces era abrumador saber que su cuer­po lo obedecía sin cuestionamientos. Había luchado con mu­cho tesón por evitar un matrimonio convencional y aburrido, y en cambio se encontraba en un torbellino de emociones que a veces temía no poder controlar.

Respiraba de manera temblorosa.

-¿Por qué yo, Harry? Comparada con todas las de­más mujeres con las que te has acostado, soy muy inocente.

La besó con suavidad en la boca y se apartó.

-Pero la inocencia en sí misma es una trampa, ¿no lo crees? El deseo de ser el primer hombre que te enseñara so­bre sexo era imposible de resistir. -Ignorando a las demás parejas que pasaban por el pasillo atestado, Harry conti­nuaba observando su rostro -Entonces, ¿desearías no haberme conocido?

Ella le tocó la mejilla.

-Por supuesto que no. -Intentaba sonreír -Es solo que a veces siento que es todo muy rápido e irreal. Hace tres meses solo sabía tu nombre, y ahora...

-Y ahora estás casada y avergonzada porque disfrutas de lo que hacemos juntos en la cama.

Ella se aferró a su brazo, sintió la firmeza de la rigidez del músculo debajo de la tela.

-No, no estoy avergonzada.

-Demuéstralo, dime algo terriblemente delicioso y pecaminoso que desearías hacerme.

Se mordió el labio inferior. ¿Era lo suficientemente osada como para decirle lo que en verdad deseaba?

La sonrisa de él se ensanchó. -¿Tienes miedo, niña?

Su provocación le dio el valor que le faltaba.

-Eres incorregible. Un día me agradaría atarte a la cama y hacer exactamente lo que me plazca contigo.

El destello de excitación en sus ojos fue seguido por una sonrisa insulsa.

-No estoy seguro de que seas tan fuerte como para atarme. -Se alejó un paso de ella -No estoy seguro de que­rer dejarte.

Había una amenaza detrás de sus palabras despreocupadas. Había olvidado sus años como esclavo. -Lo siento, Harry...

Asió su barbilla entre sus dedos.

-Nunca te disculpes conmigo por compartir tus fan­tasías. Hay cosas que podría querer compartir contigo y que tal vez tú tampoco desees satisfacer. -Esta vez su sonrisa era perfecta y guardaba distancia de ella -Esa es la razón por la que se llaman fantasías, querida. Nunca debemos confundirlas con la realidad.

Colocó la mano enguantada de ella sobre su manga y volvió a llevarla al torrente de gente. Ella deseaba gritar de frustración mientras él le sonreía, el invitado perfecto para un baile de sociedad.

-Ahora, vamos a divertimos.

-Lady Styles, ¿puedo quitarle un momento de su tiempo?

____ se apartó del espejo y encontró a lady Grine cerca de ella.

-Parece que estamos destinadas a encontramos en los cuartos de descanso. -El ligero comentario de ____ no recibió una sonrisa como respuesta del rostro de su compañera -¿En qué puedo ayudarla?

Dejó que Ashley la llevara hasta el rincón más retira­do de la sala y se sentó junto a ella. Pasaron algunos instantes mientras su compañera miraba sus manos apretadas. Por fin, levantó la mirada hacia el rostro de ____.

-No sé bien cómo decirle esto. ____ esbozó una sonrisa tensa.

-Solo dígalo, creo que a menudo es la mejor manera.

-Harry vino a verme hoya la Casa de Placer de la señora Helene.

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora