Capítulo 8. Parte 4.

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Ella apenas recordó dar las gracias al mayordomo al pasar por delante de él, su mirada estaba puesta en las escale¬ras. Cuando llegó al primer descansillo, se volvió y vio que Harry ya estaba en el vestíbulo. Él levantó la mirada y dijo «uno» moviendo los labios. ____ apresuró el paso al recorrer el pasillo desierto hacia su habitación.
Abrió la puerta y dejó que la capa cayera de sus hombros. Solo el brillo de la lumbre acumulada iluminaba las habitaciones. Por alguna razón, no había velas que se le suma¬ran a su luz. ____ se detuvo para orientarse y oyó pasos en el pasillo detrás de ella. ¿Deseaba esconderse de Harry? Su cuerpo ansiaba la satisfacción que podía darle, pero su mente disfrutaba de la idea de una persecución.
Cuando la puerta se abrió, ella salió a toda prisa, rodeó la inmensa cama y se dirigió al vestidor que conectaba las dos habitaciones. Allí tampoco había luz. «Harry debió haber planeado esto». ____ intentaba calmar su respiración y decidir dónde esconderse. El armario que estaba entre los dos cuartos parecía ser la mejor elección, era largo y angosto, y estaba lle¬no de ropa.
Se movió hacia la puerta y sintió un tirón en su falda.
Con tanta rapidez como pudo contoneó las caderas para quitarse el vestido suelto y continuó. Harry reía. ____ se in¬trodujo en el armario y se agachó hasta el suelo. Se quitó la enagua y la metió detrás de alguna de sus botas de invierno. ¿Se notaría su corsé blanco en la oscuridad? ____ no quería quitárselo y quedar desnuda.
Se detuvo al aspirar el característico olor de Harry, cítricos y humo de cigarro. Casi grita cuando él envolvió la mano en su tobillo y la giró sobre sus espaldas. Le lamió el pie y luego procedió a besarla subiendo por la rodilla cubierta por la media. Con desesperación, ____ intentó alejarse, pero Harry la asía muy fuerte. La acercó de un tirón. Su boca le ro¬zaba la parte interna del muslo mientras la lengua vibraba en su sexo. Ella pateó con la otra pierna y encontró músculo sóli¬do. Las manos de él desaparecieron. ____ ahogó un gemido al sentir que él se había ido.
Se dio la vuelta y comenzó a gatear junto a la otra pa¬red del armario que tenía salida a la habitación de Harry. Las franjas de luz de luna iluminaban la alfombra roja más cercana a su cama. No había rastros de él. Detrás de ella había oscuridad y la posibilidad de la lujuria de Harry. Le dolían los pechos; su sexo vibraba al compás del latido de su corazón y de su respiración acelerada. Deseaba que Harry la atrapa¬ra y hundiera su polla dentro de ella.
____ volvió a dirigirse hacia la parte oscura de la habi¬tación. Pasó con cuidado por delante de la cómoda y chocó contra una pared masculina caliente y excitada. Con un gemi¬do de triunfo, Harry la asió de las muñecas y la giró sobre su espalda. Con los dientes le apretó los pezones y ella arqueó la espalda mientras él succionaba con fuerza. Metió su muslo entre sus piernas, frotó su sexo dilatado, enloqueciéndola. El goteo caliente de su semen adornó su vientre.
El cuerpo de ella se preparaba para acabar, pero él se retiró a las sombras otra vez, dejándola terriblemente excita¬da y a punto de enfurecerse. Ella miró hacia la puerta que daba al pasillo principal. Se tendría bien merecido que desapa¬reciera a descansar a una de las habitaciones de huéspedes.
Su corazón palpitaba tan fuerte que se preguntaba si él podría oído. Llegó hasta la puerta, probó el picaporte y se dio cuenta de que estaba cerrada con llave. Con una frustración cada vez mayor, miró en la penumbra. ¿Dónde más podía es¬conderse? Unos dedos le tocaron el tobillo, y se marchó con ra¬pidez. Con toda su energía, corrió hacia la cama con dosel y desapareció entre las gruesas cortinas. Su intención era gatear por la cama y dirigirse al banco junto a la ventana del otro lado.
Gritó cuando Harry la tomó de la cintura e impidió que se moviera. Sus manos le arrancaron el corsé. La manipu¬ló contra uno de los gruesos postes en la esquina de la cama. Antes de que pudiera quejarse presionó sus pechos y su vien¬tre contra la madera, atrapándola delante de él.
Ahora la respiración de ella era entrecortada y su cuer¬po ardía con el deseo de finalizar.
-Coloca los brazos alrededor del poste -Harry le susurró la suave orden cerca del oído-, y no te muevas ni te des la vuelta.
____ envolvió los brazos alrededor de la gruesa colum¬na y apoyó la mejilla contra la tersa superficie fría de la madera. Sintió que el colchón cedía mientras Harry se alejaba y luego regresaba. Cogió sus muñecas y las ató con algo sedoso que reconoció como una de sus medias. Llevó sus muñecas por encima de su cabeza y las sujetó contra el poste. Tuvo que ponerse de pie para estar cómoda.
El poste de la esquina descansaba entre sus pechos, presionando contra su entrepierna y estimulando su vagina ya excitada. Lo había deseado toda la noche. Lo deseaba en ese momento. Él se quitó el resto de la ropa y el calor resbaladizo de su polla empujó en su espalda.
Cerró los ojos mientras Harry jugaba ligeramente con sus pezones.
-Has succionado bien mi polla en el carruaje. ¿Te agrada sentirme en tu boca?
-Sí.
Apretó sus pezones entre sus dedos y tiró. -¿Porqué?
-Porque me gusta cómo sabes y cómo llenas mi boca.
Harry apretó con más fuerza, llevando su cuerpo excitado a un punto entre el placer y el dolor. Ella se estremecía mientras sus uñas presionaban más profundamente.
-Si no fuera un hombre civilizado, te tendría desnuda para que me succionaras cuando quisiera. -____ tragó con fuerza -Me gusta imaginarte a mis pies en mi oficina. Chas¬quearía los dedos y me atenderías al instante. Incluso aunque hubiera otras personas allí -gruñó desde el fondo de su garganta, y envió ondas de deseo a través de su piel -Todos mis empleados estarían constantemente excitados.
-Entonces, tal vez sea bueno que el mundo sea más civilizado.
Harry le mordisqueó la nuca con la fuerza suficien¬te como para hacer que se estremeciera.
-Créeme, el mundo no es civilizado. He visto cosas que no...
Dejó de hablar, casi sin respirar sobre su piel. Su tono apagado la alarmó. Dejó caer las manos de sus pechos y le lamió el cuello con la punta de la lengua. Uno de sus hábiles dedos rozó la curva de su columna y se detuvo en sus nalgas. Ella no pudo evitar ensanchar su postura, invitándolo a hurgar más profundamente. Aspiró el olor mezclado de su excitación.
La risa en voz baja agitó el cabello de su nuca. -¿Qué deseas, ____?
En la oscuridad, se sentía más atrevida. Una mujer que podía pedirle a su amante cualquier cosa, sin importar lo ver¬gonzosos que fueran sus deseos. Arqueó la espalda, dejó que sus nalgas presionaran contra su vientre duro y velludo.
-Deseo que me toques.
Su dedo se detuvo a unos centímetros de su ano.
-¿Dónde? -Había órculos en su capullo apretado-. ¿Aquí? -Su pulgar la atravesaba -Me encantaría penetrarte allí.
____ quedó inmóvil ante la invasión desconocida. -No sabía que se pudiera. -Intentaba relajarse mientras él deslizaba su pulgar hasta llegar al nudillo.
-Llevaría tiempo ayudar a que te acostumbres a mí, pero valdría la pena. -Deslizó los otros dedos hacia delante y los hundió en el néctar espeso que se vertía de su vagina -¿Qué deseas?
-Tus dedos, dentro de mí -jadeó mientras él actua¬ba-. iAy, sí, de esa manera!
La mantenía cautiva, en equilibrio, entre sus dedos y el pulgar sobre la palma extendida de su mano.
Tembló cuando él llevó la otra mano hacia abajo para acariciarle el clítoris.
-¿Dónde preferirías estar, ____?
Su pregunta en voz baja la sorprendió mientras luchaba contra el deseo de acabar. Él aumentó la presión en su clítoris. -¿Preferirías estar bailando conmigo o dejar que jue¬gue con tu vagina?
-Prefiero que juegues conmigo. -Se frotaba contra sus dedos, desesperada por acabar. Él dejó de moverse y le besó el cuello.
-Déjame desatarte las manos. Si me prometes que permanecerás quieta, te traeré un obsequio.
A pesar de la falta de satisfacción, ____ esperó de ma¬nera obediente en la oscuridad mientras él se marchaba. Cuando regresó, encendió un candelabro y lo colocó al lado de la cama. Los iluminaba con un brillo dorado.
Harry quedó de pie delante de ella, con una caja en las manos. La levantó hacia la luz para que ella pudiera ver las ilustraciones de la tapa: una mujer desnuda recostada en un diván, con una sonrisa complaciente en el rostro. Al principio, ____ solo vio los aros de oro que perforaban sus pezones y su ombligo. Luego bajó la mirada hacia la mano de la mujer, que descansaba entre sus piernas abiertas. ____ intentaba desci¬frar qué estaba haciendo la mujer para provocar esa sonrisa.
-¿Es doloroso tener esos aros puestos? -Imaginaba cómo debía sentirse que la boca de un hombre tirara de esa parte tan sensible.
Harry sonrió, mostrando sus dientes blancos en la penumbra.
-Un poco, y, sí, a los hombres les agrada, si esa era tu próxima pregunta. -Hizo a un lado la caja -¿Qué crees que tiene entre las piernas?
____ miró fijamente la ilustración y luego a él. -No estoy segura.
-Está masturbándose.
-¿Con qué?
-Con una polla de imitación.
-¿Por qué?
Harry retiró la tapa de la caja para mostrar el interior sedoso.
-Porque no tiene un amante o él se encuentra ocupa¬do. Hay muchas razones por las que una mujer podría querer utilizar un consolador, o como lo llaman los italianos de manera muy romántica: un diletto.
____ observaba, con la boca seca, cómo desenvolvía el contenido de la caja.
-Extiende la mano.
Dejó un pesado objeto de jade en la palma de su mano.
____ pasaba la yema del dedo por el complejo tallado mientras el latido de su corazón se calmaba y hacía eco en el latido entre sus piernas. Era la interpretación perfectamente esculpida de una polla erecta. ____ estimaba que el largo superaba los veintidós centímetros.
-¿Esto es para mí?
Harry se sentó detrás de ella en la cama y miró por encima de su hombro.
-Sí. Tengo que ir a Southampton durante una semana y pensé que me echarías de menos. -Dejó la caja sobre la colcha y le mostró un estrecho arnés de cuero -A algunas mujeres les agrada utilizar el consolador cuando se pasean. Este artilugio lo mantienen clavado en tu interior.
____ se relamió.
-¿Te agradaría pensar en mí haciendo eso cuando estés lejos?
Harry giró el rostro de ella para darle un beso, su boca era fuerte y posesiva.
-No, me molestaría no verte demasiado, aunque sin duda me darías algo en qué pensar cuando esté por acabar solo.
____ cerró sus dedos alrededor del jade, que se había entibiado en su mano.
-¿Me enseñarás a utilizado?
A modo de respuesta, se arrodilló detrás de ella y la levantó sobre sus rodillas, con la espalda contra su pecho, y las piernas extendidas a ambos lados de él. Podía ver su reflejo borroso en el espejo que estaba sobre el tocador. La veía tranquila y juguetona, con el sexo abierto ante su mirada.
Cerró una mano sobre su pecho y deslizó la otra hasta su clítoris.
-Asegurémonos de que estés preparada. ____ reprimió una risa.
-Creo que he estado preparada desde que te vi por primera vez en el baile esta noche.
Harry le apretó el clítoris.
-Creo que has estado preparada desde el primer día en que te vi. -La penetró con cuatro dedos -Imaginé tener¬te de esta manera. Cada noche que pasé en la casa de tu padre estuve excitado y listo para follarte. -¡Dios! Estaba muy húmeda y resbaladiza, sus dedos entraron con facilidad -Dame el consolador y observa con atención.
Tomó su mano, entrelazó sus dedos con los de él, y bajó el terso jade hasta su entrepierna. Al principio, rozó con suavidad su clítoris, se aseguró de que el grueso falo se cu¬briera de su néctar.
-Abre más las piernas, quiero que lo veas.
Mientras la ayudaba a introducir la sólida cabeza pro¬tuberante, él apretaba su pezón con fuerza y mordía el tendón al costado de su cuello, provocando que se retorciera contra él.
-¿Ves? Entra con facilidad. Estás muy húmeda y pre¬arada para tener sexo. -Hizo que albergara los primeros quince centímetros, observó su reacción, la indecisión de sus dedos medía cuando creyó haber aceptado lo suficiente.
Él retiró la mano.
-Deslízalo hacia adentro y hacia afuera como si fuera una polla verdadera. -____ suspiraba al asir el jade y moverlo hacia atrás y adelante en un ritmo lento y lánguido. Harry mecía sus caderas, dejando que su vara terriblemente hinchada se deslizara contra sus nalgas desnudas. Frotaba su clítoris al ritmo de sus caricias, la observaba acercarse al clímax. Ella movía el jade con más rapidez, albergando un poquito más con cada penetración. Mientras su cuerpo llegaba al punto de mayor excitación, Harry colocó la mano sobre la de ella y metió el consolador más profundamente, hasta que lo acogió por completo. Ella alcanzaba espasmos contra sus manos; sus caderas corcoveaban en un esfuerzo por asi¬milar el placer.
Con esfuerzo, Harry contuvo su necesidad desesperada de acabar mientras esperaba que ella dejara de temblar. Cogió varias almohadas de la cabecera de la cama y la inclinó sobre ellas. Sus nalgas se elevaron en el aire mientras él ex¬traía el jade. Sin decir una palabra, tomó sus caderas y empujó con fuerza dentro de ella. No tenía tiempo para las sutilezas, solo una necesidad salvaje de colmada con su simiente con tanta rapidez como fuera posible.
Sus delicados gritos resonaban con las violentas pal¬madas de su cuerpo contra el suyo, un sonido más alto que los gemidos de él. No deseaba disminuir el ritmo, la necesitaba rápido y con fuerza. Cuando el semen salió de su interior con inmensa prisa, rugió su lujuria y cayó sobre ella, su corazón latía con tanta fuerza que estaba a punto de estallar.
No valía de nada tratar a su esposa como a una delicada dama, ella parecía alentar su apetito sexual y disfrutar de hacerle romper los límites sexuales tradicionales de un matrimonio de sociedad decente y educado contraído por el bien de la descendencia. No se podía negar que deseaba violarla. De¬seaba colmarla con su simiente, tenerla desnuda en su cama para que solo lo sirviera a él.
¡Maldición!
Harry abrió los ojos y miró fijo la penumbra de las colgaduras de la cama. El olor a sexo y el perfume único de su mujer flotaban a su alrededor. Se apartó y dejó que ____ girara sobre su espalda. Observó su rostro. Ella le sonrió, con la mirada suavizada por el brillo de la finalización.
La polla de Harry temblaba. Sin decir nada, se arrastró entre sus muslos abiertos y la observó. Estaba muy húmeda ahora, cubierta de su semen. Tocó su clítoris con la punta de la lengua y notó que ella contuvo la respiración.
Su falo respondió y se levantó un poco. Abrió más los muslos de ella, haciendo lugar para sí mismo entre sus piernas. Ya no era un juego divertido, era suya. Tuvo un deseo absurdo de marcarla con su manera de hacer el amor para que ni siquiera mirara a otro hombre mientras él no estaba. Deseaba dejarla muy dolorida para que cada dolor de sus músculos le recordara a su polla clavándose en su interior, a su cuer¬po poseyéndola, a su deseo por nadie más que por él.
Se agazapó delante de su cuerpo, respiraba fuerte, su deseo primitivo por ella luchaba contra su mente civilizada. Después de las experiencias en Turquía, estaba seguro de que el sexo era solo un juego exquisito, no esa necesidad que le retorcía las tripas por proteger y conquistar a una mujer. Se ha¬bía prometido a sí mismo que nunca más lo poseerían, ni es¬clavizaría a nadie. Sus sentimientos posesivos por ____ se acercaban demasiado a las emociones que guardaba de la manera más íntima. Miró su clítoris y volvió a provocarlo con su lengua, sintiendo su temblor. Ella bajó la mano hacia su nuca y empujó su rostro para acercarlo.
Con un gemido la lamió, tomando el obsequio que le ofrecía. Su falo se endureció, y supo que debía tomada otra vez. Su promesa de limitarse a no hacerla más de dos veces por noche de repente pareció ridícula. Se preocuparía por las consecuencias de sus acciones por la mañana, después de que ambos quedaran exhaustos por los placeres carnales.

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora