Capítulo 3

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Recuerdan lo que les había dicho del amor ¿cierto? Yo ya no creo, pero algo tenía Dylan, no se si eran sus pantalones algo justos o su forma de hablar y sonreír, pero algo en el me gusto demasiado.

No estoy enamorada de él, es atracción, es decir, ni siquiera lo conozco, lo único que se de él es que al parecer viene de México, si, latino.

-Dices entonces que, es lindo.
-Tan lindo que parece imposible que me haya hablado.
-Bien, espero con ansias conocerlo o al menos, saber más de él. - dijo Celeste mientras se retocaba en el espejo del tocador para damas.
Habíamos quedado esa tarde, hacía tiempo que no la veía, estábamos en el centro comercial viendo una tienda de ropa de segunda, Celeste siempre aprovecha las cosas que se vean nuevas y crea nuevos estilos con la misma prenda.

-5 dolares, esta blusa no está nada mal para ser de segunda.
-Siempre dices lo mismo de todas las prendas que compras.
-Y siempre tengo razón. - dijo mientras me mostraba un saco que ella misma había rediseñado con un suéter viejo.
-Me pregunto si será posible que alguna vez te equivoques.
-Es como si te tu equivocaras al hacer una foto, o editarla. Sabemos que no es científicamente posible. Somos unas Diosas en lo que hacemos.
-Habla por ti, sabes que no me gusta decir que...
-Que sabes hacer bien las cosas... Lo se, siempre lo dices, aunque no entiendo porque sigues con esa idea si cuando presentas alguna fotografía o un artículo en tu facebook siempre recibes buenas críticas.
-Siempre existirá alguien que no guste de mi trabajo.

Al salir fuimos a New Coffe, un café al que íbamos cada semana desde que teníamos 14 años, pero por alguna extraña razón, tenía más de dos meses que no nos parábamos por ahí.
Es un café en un barrio algo abandonado, es raro que Celeste siga gustando de ir ahí, pues ahora es más glamurosa y no gusta de este tipo de cosas. En lo personal, siempre me han gustado este tipo de lugares, todo es muy relajante y por lo regular mis mejores fotografías vienen de ahí.
El café es un pequeño local rústico, con los vidrios ya un poco manchados y las sillas a punto de romperse pero nos sigue pareciendo un excelente lugar.

-No entiendo porque Julieta no ha pensado en remodelar este lugar, se esta convirtiendo en un asco.- Julieta es la dueña del café, la conocemos bastante bien pues llevamos tiempo siendo clientas ahí.
-No se, quizá le siga encantando tal y como esta.
-Oh quizá ya no tenga el presupuesto para remodelarlo, piensalo, el café se esta cayendo, ya no tiene clientes.
-Oye yo sigo viendo al loco John venir siempre.
-Claro, el loco John pretende a Julieta, como no vendría.
-No seas grosera, quizá mientras nosotras no venimos llegan más clientes.
-Lo dudo.- dijo Celeste haciendo su típica seña de aburrimiento.

Julieta se acerco a llevarnos nuestro café como siempre, pero esta vez iba muy callada y a punto de llorar.

-Juli, ¿qué pasa?
-Chicas tengo una mala noticia.- dijo mientras contenía con fuerza las lágrimas y su voz no dejaba de temblar.
-¿Qué sucede? - dijimos Celeste y yo al mismo tiempo.
-Cerrare el local.
-¿QUÉ? ¿POR QUÉ? - no lo podía creer, no puede hacer eso.
-Juli hemos venido aquí desde que tenemos 14, no puedes cerrar el local.- dijo Celeste un tanto alterada.
-Lo se chicas y se los agradezco demasiado, pero ya no puedo pagar la renta, he quebrado.

ELLA NO PUEDE CERRAR EL LOCAL EN DONDE VIVÍ TODA MI ADOLESCENCIA, NO PUEDE.

Y Cuando Ya No Creía En El Amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora