II. Mejor no hacerlo.

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Empecé a sacar los libros que necesitaba para mi siguiente clase que era Literatura, mientras guardaba otros.

- ¡Oye! - Voltee a ver a mi derecha, encontrándome con James recostado en los casilleros. - Llevo hablandote desde hace un buen tiempo y no me pones atención, preciosa.

- Valla. - Dije para después irme a mi salón sin prestarle importancia.

- ¡Que fiera eres, hermosa! - Escuche a algún chico decir.



Cuando llegue al salón, me senté al fondo a la derecha, por desgracia no me tocaba ni con Ashton ni con Helen.

La clase paso rápido, a pesar de que fue un bloque de esta, me dirigí al patio para buscar a Helen ya que me tocaba Deportes con ella.

- Por aquí. - Me grito ella levantando la mano, logre verla ya que a comparación de ella, yo media 1,79; lo se, muy alta. - ¿Vamos a cambiarnos?

- Okay. - Y nos dirigimos a los vestidores para colocarnos el uniforme de gimnasia, el cual era un short azul, una camiseta gris y unos tenis blancos. Salimos de estos y nos fuimos al campus. Termine muy cansada, pues el profesor nos había puesto a correr 37 vueltas al campus y después a jugar un partido de baloncesto, en este ultimo me divertí bastante.

- Baya, me gustaría que estuvieras sudando así pero por mi. - Dijo Ashton entrando al vestidor, pues no habían más mujeres que yo, Helen había ido al baño.

- Puerto. - Dije para lanzarle un zapato, el cual agarro riendo. - Ahora largo. - Dije para empezar a quitarme la camisa para poder cambiarmela, definitivamente estaba muy sudada, pero fue divertido, a pesar de que las piernas me tiemblan como espagueti.

- ¿Porqué eres tan perfecta? - Me dijeron al oído en susurro tomando mis caderas pegándome a el. - Me encantas... - Yo solo me sonroje a mas no poder, disfrutando de las caricias que me empezaba a dar recorriendo mi cuerpo con sus dedos.

- ¡Largate de aquí, peluquín pervertido! - Me depare inmediatamente de el.

- ¡¿Siempre tienes que ser tan aguafiestas, Helen?! - Dijo Ashton enojado y saliendo del vestidor.

- Cuando están apuntó de violar a mi amiga, ¡Si! - Le grito desde la puerta, pues el ya se había ido. - Perdón chica, pero si alguien los encontraba en esas, quien sabe que hubiera pasado. - Me dijo tocandome el hombro.

- Tienes razón, no se que me paso. - Dije colocandome la camisa de Green Day.

- Yo si. Te estas enamorando. - Me quede petrificada al escuchar esas palabras, por supuesto que no, ¡No, no y no! Yo ya no siento eso por nadie ...



Una semana después.




La asistente de Liz || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora