PREFACIO

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NARRADOR.

— ¡¡NO!! ¡¡DÉJALA!! — gritaba desesperado el niño. Él sabía que su madre había hecho algo indebido, pero no sabía hasta qué punto. Ella no podía pagar las consecuencias. — ¡Ella no tuvo la culpa, fui yo! —admitió el niño sosteniendo el brazo de su padre, impidiendo así, que otro golpe fuera a la cara de su madre.

Su madre quien yacía en el suelo inconsciente, con su cara golpeada y llena de sangre. El niño en un intento de defenderla hizo lo primero que se le ocurrió. Se culpó a sí mismo.

— ¡Niño insolente! — Su padre se giró y lo miro con desprecio — por tu maldita impertinencia perdí mucho dinero — aquel hombre endemoniado se acercó al niño y le dio su primer golpe — ¡Eres un estúpido, nunca Debí dejar que nacieras! ¡Me escuchaste! — otro golpe se escuchó en aquella habitación. El niño cayó al suelo y se cubrió con su pequeño cuerpo, pero no podía hacer mucho. Su padre pegaba como bestia y el solo era un niño de seis años... indefenso. — ¡Los odio a ti y a tu madre. Son lo peor en mi vida!— los puños del hombre seguían golpeando al niño. Y por cada golpe era un insulto.

La madre del niño despertó y vio como el hombre que había amado por mucho tiempo, golpeaba sin piedad a su hijo. Ella no podía creer como un hombre tan dulce y amoroso. Podía convertirse en un ser horrible y despiadado.

Con su cara roja de la sangre que caía de su cabeza, se arrastró hacia el, tomó en sus manos temblorosas una botella de vidrio y lo golpeó en la cabeza. Pero para su desgracia no lo golpeó muy fuerte.

Aquel hombre sin sentimientos se volteo hacia ella. Y en su rostro reflejaba puro odio.

— ¡Estúpida! — le grito, toco su cabeza y verificó que en sus dedos tenía sangre. Eso lo enloqueció más y le aventó una patada en el estómago.

La mujer solo emitió un "Ahg" apenas audible. Después de todo ella había logrado su cometido. El ya no le pegaba más a su pequeño hijo.

— Los odio, los odio — repetía una y otra vez el hombre — por entrometerse en mi vida, iré a la cárcel y no puedo permitirlo. — caminaba desesperado por toda la habitación. — primero me mato. ¡No!, primero los mato a ustedes — señaló ambos cuerpos — y luego yo lo hago.

La mujer al escuchar eso, se asustó mucho más y en un intento de acercarse a su hijo. Sintió otro fuerte golpe en su estómago.

Estiró su mano débilmente y tomó la del niño y le susurro:

—Lo siento, Hijo. Por favor lucha por tu vida.

El niño al escuchar esas palabras, abrió sus ojos llorosos. Y apretujo la mano de su madre.

—Perdóname mamita. No pude protegerte. Te fallé – sollozo el niño y cerró sus ojos.

El niño nunca imagino que su padre tenía un lado oscuro. Era un monstruo.

Aplausos se escucharon en la oscura habitación. No fue necesario mirar para saber quién aplaudía.

— Pero que bonito, que maravilloso. Madre e hijo se despiden cariñosamente.

Lágrimas caían de ambos rostros que yacían en el suelo.

—Eso, despídanse. Quizás ya no se vuelvan a ver — una risa macabra resonó por la habitación. — o quizás si, en el infierno o bueno no. Quizás en el cielo. — Su voz sonaba a burla. — Ey muchacho mira, levanta la vista — halo el cabello del niño — Quieres ver a tu madre morir ¿eh? Pues mírala. — dejo caer al niño y este se angustio y como pudo se levantó y cubrió con su cuerpecito a su mamá. No quería ver a su madre así, no quería verla morir.

— Apártate de ahí — lo empujó — debes aprender que en esta vida el amor vale mierda. Nunca te rindas ante una mujer, nunca te humilles porque así acabarás. ¡Serás como yo! Y terminarás matándola. — volvió a reír y se acercó a la mujer, puso un pie en su cabeza y dejó caer todo el peso en ella.

La mujer dio un grito fuerte y dejó de moverse. Sus brazos cayeron sin vida alrededor de su cuerpo. El niño al ver eso, abrió sus ojos.

Ella no podía estar muerta, ella no. Volvió acercarse a su madre y se lanzó abrazarla.

—¡¡MAMÁ!!

— Ey niño, tranquilo, estarás igual en pocos minutos.

— ¡¡ERES UN MONSTRUO!! ¡TE ODIO! — dijo el niño con todo el odio que pudo.

— ¡Maldito niño! — respondió su padre.

Un golpe fuerte en la cabeza dejo inconsciente al niño.

La imagen en esa habitación oscura, bien podía pasar para una película de terror. Era espeluznante ver un tremendo charco de sangre y en el... el cuerpo sin vida de una mujer y el de su hijo abrazándola.

**********
Tiempo después.

— ¿Do-nde es-toy? — preguntó el niño murmurando desesperado. Vio a su alrededor y se fijó que estaba en una habitación de color blanco, con varias máquinas y con cables conectados por todas partes de su cuerpo.

A su izquierda vio a un hombre con bata blanca y un tablero en mano.

— Esto es un hospital — dijo el hombre de pronto...—...me alegra que hayas despertado. Soy el doctor González. — saludo amablemente. Aquel doctor sonrió por ver al niño despertar. Él había depositado toda su confianza y se dijo que aquel niño indefenso despertaría. Y así lo hizo el niño. Aunque se haya llevado dos años despertar. No defraudó al doctor.

— ¿Que hago aquí?

— No lo recuerdas — el niño negó inmediatamente.

— Tuviste una fractura en la cabeza y quedaste en coma.... Por dos años.

El niño de ya ocho años no podía creer lo que el doctor le decía, aun no digería esa información. Paso dos años de su niñez metido en un hospital. ¿Pero que me paso? Se preguntaba mentalmente el niño.

Y de pronto como si de una película se tratara a su mente vinieron todos los recuerdos de ese día, la imagen de su madre en suelo, a su desquiciado padre golpeándola a ella y luego a él.
Lágrimas cayeron de su rostro y el odio, el rencor comenzaron habitar en su corazón.

— ¿Recuerdas tu nombre?

El niño asintió con lágrimas en los ojos. Enojado.

— Emiliano....

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Chic@s estoy Editando y corrigiendo los capítulos de CONFUSO AMOR. 

Próximamente también subiré nuevos capítulos ya que tengo mucho tiempo libre para escribir, palabrita que esta vez es enserio :3 

Confuso Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora