Mi bebé

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Tomoki no se daba cuenta que pedía lo imposible, estar con él representaba al dolor hoy no quería pensar en nada mas, mañana sería un día muy duro y necesitaba descansar... Ni bien comenzó el día gruesas lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Tomoko, recordaba como hace tres años había llegado a Los Ángeles, tenía un empleo, un bonito departamento su embarazo, iba de maravilla ya llevaba 38 semanas pronto conocería a su pequeño hijo, eso hacía que las contracciones fueran menos dolorosas. Recordaba como un 5 de septiembre sintió un dolor que doblego sus músculos abdominales... estaba comenzando en la labor de parto, de inmediato fue a la clínica los médicos alrededor de ella le daban instrucciones todo era una completa locura, la ingresaron en la sala de partos y luego de un arduo trabajo escucho un llanto que le encogió el corazón, la enfermera con mucho cuidado envolvió a su pequeño le hicieron las pruebas del APGAR y cuando al fin estuvieron en la sala de descanso le entrego a su pequeño, era una cosita tan pequeña y frágil que le daba miedo que se rompiera o fuera a caerse de sus manos, tenía toda su carita llena de lanugo y su ojitos estaban cerrados, lo acaricio con delicadeza y le dio un beso en la frente se sentía por fin llena, después de todo lo que había vivido sonreía.

Los controles y pruebas no se hicieron esperar, su médico la felicito al ver que su niño estaba de maravilla, le dio instrucciones de como sobrellevar los días azules debido a que ella era madre soltera y no tenía a nadie que la ayudara, y así, salieron de la clínica hacia una nueva vida, le daba miedo saber si no sería capaz de ser una buena madre para cumplir con sus responsabilidades pero más tarde pensaría en eso, ahora solo quería disfrutar de su hijo, llego a su hogar y su etapa de puerperio empezó, durante su primera semana no hubieron percances le gustaba ver que su hijo era un Tomoki en miniatura lo alimentaba aunque se sentía extraña al principio, le cantaba canciones de nana y lo recostaba en su pecho hasta que él se durmiera, todo parecía perfecto, estaba creando un hermoso vínculo con su hijo. Al cabo de la segunda semana las cosas fueron cambiando... la frustración, angustia y el llanto se apoderaron de ella, comenzó a rechazar a su pequeño, en las noches tenía dificultades serias para dormir, sentía que no podría sobrellevar la maternidad miraba a su hijo gritar en llanto, ella lo miraba de lejos con repudio quería regalarlo, olvidarse de él y borrar todo su pasado, deseaba con todas su fuerzas que Tomoki se encontrara con ella y la ayudara, tantas veces se vio con el teléfono en la mano para llamar a su hermano pero su orgullo no la dejaba actuar, en unos de esos días cuando su hijo no se callaba y ella pensaba que se iba a volver loca, las palabras de su médico hicieron eco en su cabeza, se encontraba en una etapa puerperal grave y necesitaba ayuda psiquiátrica.

¡ MALDICIÓN ! LO SABÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora