Capitulo 12: Asesinos por accidente.

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Estoy en medio de un bosque el mismo de siempre, mi lugar feliz en pocas palabras siento el crujir de la hojarasca bajo mis pies y el olor a tierra húmeda por la reciente lluvia, el otoño arrasó con las hojas verdes tornándolas en un color arena u ocre, a ciencia cierta no lo sé, vi una sombra pasar en una fracción del tiempo establecido que se me pusieron los pelos de punta y un escalofrío me recorrió desde la nuca al final del torso vacilante mire por el rabillo del ojo y casi me muero del susto: Rosa la frágil mujer que encontré al pie del árbol yacía ante mi con una cara de tranquilidad tan serena que llegado el punto se veía mas como un espectro demoníaco que jugaba conmigo y mis emociones.

Aturdida trate de correr pero mis pies no se despegaban del duro piso, baje la mirada y tenia clavados los pies al piso, nuevamente ella me sonreía y se acercaba con su cara infernal poso sus finos y delicados labios en mi oído susurrando:

-" Yo maté a Rosa." — Lo que más me espanto de todo esto es que su voz era distinta, una voz que así como muchas veces me dio tranquilidad como otras veces irritabilidad. Era la voz de Steve. —

Desperté gritando a más no poder y mi madre asustada corrió y trastabilló con todo a su paso con tal de ver si me encontraba en buen estado. Al verme me preguntó que tenía y le dije que sólo había sido una pesadilla, esto al parecer pareció tranquilizarla más no del todo, afirmó que ella haría el café y no puse resistencia alguna al tronar la puerta decidí que tendría que hacer algo para distraer el mal rato que acababa de pasar ¿Que mas cansino que ordenar por orden alfabético una (no muy extensa pero digamos generosa)  biblioteca personal?

Cuando después de media hora terminé mi tarea baje rápidamente a la cocina y me preparé una de esas tostadas que se frien con abundante mantequilla y un poco de huevo en el centro. No sé si es enfermedad o cualquier otro problema en mi complicado sistema  pero por más que coma no logro engordar, comí saboreando cada trozo de pan y me pareció todo delicioso y no lo digo porque yo lo haya hecho, no señor, sino que esta comida me embriaga y al mismo tiempo me sube los ánimos de una manera inimaginable.

Saliendo del tema de la comida corrí a arreglar algo mi aspecto, malgaste algo de tiempo en ordenar esos libros pero me ayudo mucho en lo referente al sueño. En pocos minutos estuve lista y baje como un avión ¡Necesitaba hablar con Steve y lo eché a perder!  Solo por querer liberarme un rato de mis pensamientos opresores desperdicié la oportunidad de volver a tocar el tema de Rosa. A lo que llegué ( por suerte) el profesor no había llegado y me puse a conversar con mis compañeros, todos hablaban con júbilo de una fiesta el fin de semana  de la cual yo ya estaba enterada gracias a Steve así que determinante di mi opinión al respecto:

-" Se dice que va a ser en una casa enorme y además tendrá una increíble iluminación, será con la temática de «Las vegas»  y no sólo eso se rumorea." — Los observé tan callados contemplando con estupefacción el que haya puesto en práctica mis cuerdas vocales, no soporté ser el centro de atención y algo incomoda baje la mirada y ¡Cosa extraña! ¡Me sonroje! Y fue peor pues ellos y ellas admiraron mis repentinamente cálidas mejillas, un alumno alejado del grupo fue el primero en romper el silencio con su estruendosa risotada. —

-" Oigan chicos !Tienen cara de haber visto a un fantasma! ¿Que les sucede? — Me miró y volvió a soltar otra risita salvo que esta fue entre dientes. — Ahh ya veo, la muda ha hablado pero no es el fin del mundo, no pueden negar que alguna vez fueron tímidos... "

A raíz de ese comentario todos rieron y admitieron apenados que si lo fueron, me miraron y me dijeron que era bienvenida en el grupo. Sonreí, a pesar de todo no era tan difícil hacer amistades, llegó el profesor un tanto entusiasmado y los minutos pasaron en un abrir y cerrar de ojos, almorcé con Leila y le dije que si quería se podía pasar por mi casa pues necesitaba un atuendo para la fiesta del sábado, hoy es jueves... Para mi propia suerte aceptó gustosa con la única condición que yo sería su maquilladora pues de eso si que no sabia nada, cerramos el trato con varios codazos amistosos y pues nada ya todo parecía estar listo, sólo me faltaba una cosa e iba a realizarla sin importar su costo.

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