Capítulo 1: En un mundo marginado

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Era un día como cualquier otro solo que el miedo galopaba en mí como mil caballos corriendo en una carrera sin fin, me acurruque en la cama tenía un mal presentimiento pero a duras penas me levanté me asee y me fui arrastrando por así decirlo a la universidad, y tal vez tuviera algo de razón en mi mal presentimiento, mi nombre es Dalia soy de estatura mediana, ni muy bajita ni muy alta tengo unos ojos de color azul como un zafiro y un cabello negro que me llega hasta la cintura completamente alisado.

En la universidad es la misma monotonía de siempre, las etiquetas, sarcasmo... En fin lo que cualquier adolescente en su etapa de "madurez" puede hacer, me sentía terrible ya que mi hombro dolía demasiado tenía muchas tareas, el bolso estaba pesadamente cargado con libros, estaba compungida y pensé en serpentear hasta el baño y deshacerme de lo que no necesitaba. Me fui rápido y sorprendentemente nadie me noto, el baño era amplio con azulejos y espejos por todas partes, me acerqué lentamente al lavabo y empecé a desechar casi todo lo que tenía, la mayoría eran exámenes del primer trimestre, escuche algo y observé disimuladamente por el espejo que tenía en frente, no me volteé a ver porque fundamentalmente tenía que pasar desapercibida, recogí todo y me fui a paso veloz del baño, por un momento me sentí aliviada, como si me hubiera quitado un gran peso de encima y no lo digo literalmente solamente espiritualmente.

No tenía muy buena fama de hacer amigos y raramente me acercaba a alguien, ya que era por la seguridad de ellos muchas veces habían tratado de congeniar conmigo, pero no les daba paso a una nueva amistad, si me encontraba en distintas emociones podría explotar y liberar mi poder al máximo y eso no es lo que planeo hacer, me encontraba en un muy enigmático dilema mi historia no era bonita ni relativamente buena, tenía un don y me lo ocultaron por muchos años, no fue hasta después que averigüé por mis propios méritos esa información... En cierta parte en esa época de mi vida me sentí defraudada y más aun tratándose de personas a las que llevaba mucho afecto, pero decidí en ese mismo instante que nunca más confiaría en nadie, sea quien sea y hasta ahora mi pacto no se ha roto y espero que no lo haga. Estaba en la estación favorita del año, invierno o por lo menos para mí es así pensando racionalmente claro, mientras todos sonreían y algunos se quejaban de todo innecesariamente, algunos sufrían con secretos que de verdad dolían y te estrujaban el corazón hasta exprimirlo y dejarlo totalmente seco, así me sentía yo cargaba con algo que nadie en este mundo podría cargar pero no soy una humana normal, si soy humana, pero eso no cambia el hecho de que tenga algo que podría ser un arma letal para todos incluso para mí si no me dominaba.

Las clases pasaron muy rápido, los alumnos babeaban sus asientos cuando dormían profundamente, los profesores suspiraban como si no les importara su carrera y otros esperaban a que sonara la campana anunciando la salida, planeo algo y nada ni nadie me va a detener, y si lo intentan seré capaz de matar con tal de lograr mi cometido. Llegué a mi casa y mi madre me miró por el rabillo del ojo buscando una emoción en mi rostro para saltar de alegría, nada, se desanimó pero no lo suficiente como para calmar esa actitud imparable que tanto la caracteriza, horneo galletas eso está claro ya que el aroma me abraza y me envuelve deseando más, miré con recelo a la puerta vacilante y dubitativa con el miedo recorriendo cada arteria de mi cuerpo, solo pensaba en irme de allí, mi madre me mintió y por más que imploró perdón no se lo di solo me limité a mirarla de reojo e irme de esa habitación, ya fui lo suficientemente lastimada como para volver a caer, mi corazón es de piedra tan frío y duro como el rencor no me siento a gusto con las personas, por eso me etiquetaron de asocial, sin embargo eso no importaba debía permanecer alerta y no desfallecer ante el enemigo tenía mucho porqué luchar nunca por nadie, pero si por algo, ese algo que me mantendría a salvo tanto a mi como a la humanidad.

Cuando era de noche mire una vez más a la ventana pensativa imaginando que pasaría si no tuviera este don, me relajé por un instante y cerré los ojos con fuerza no quería morir, después de todo en cierto modo soy humana solo que con algo extra, pero eso no cambia el hecho de que soy inmune al peligro, pero no totalmente inmune, "Se fuerte, se fuerte Dalia" me decía para mis adentros, todos cometemos errores, pero él no cometerlos para mí no es una opción es una obligación, no solo lo hago por mí, también lo hago para cumplir con mis planes no importa a cuantas personas pueda herir, pero cuando estás tan herido como yo no piensas en tus acciones, si fueron fríos y duros conmigo yo también lo seré pero el doble, nadie depende de nadie y como soy independiente esto se llevará a cabo más pronto de lo que todos creen, más rápido que la velocidad de la luz.

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