Capítulo Doce

19.6K 1.4K 585
                                    


Tardé treinta minutos debatiendo si esto es correcto, los pro y contras de, ventajas y desventajas. Pero aún no le encuentro nada bueno a esto. Me tomó cuarenta minutos llegar aquí, en medio de la nada. Diez segundos para bajar del auto y volver a debatir.

Estoy parada frente a un almacén, a veinte kilómetros de la civilización más cercana. Estúpida, eso es lo que soy. Venir sola, sin ningún tipo de armas para defenderme, creyendo ciegamente en Miles. Si, quiero saber que es lo que tiene planeado. Al parecer no soy la única que quiere que esto termine.

Me pregunto cuáles son las razones de Scott. Y eso me lleva a pensar que él conoce a Ethan.

A unos pocos metros de la única puerta que vi, esta se abre. Luego de que un horrible sonido, provocado por la puerta oxidada, Miles aparece del otro lado. Su rostro serio, aún con la misma ropa de esta mañana.

- Hola. - levanta la mano.

-¿Qué es este lugar? - caminé hasta estar a su lado.

Se encoge de hombros.

-Un almacén abandonado. Ven conmigo, quiero que veas algo. -indica.

Lo sigo, al entrar observo una grande cantidad de cajas apiladas o desparramadas por doquier. El olor a humedad es bastante fuerte, Miles camina hasta adentrarse en un pasillo con una sola lámpara en el techo. No puedo evitar temblar, no me gusta el lugar.
Algo me dice que debo correr, huir de aquí. Pero también me muero por saber para qué estoy aquí.

- ¿Qué hacemos aquí?- aventuré.

-Ethan.

Con sólo la mención de él sé que debo saber más.

Miles entra a una habitación al final del pasillo, sujeta la puerta y entro yo.

Dentro nada es diferente a lo que vi afuera. El mismo olor a humedad y a otra cosa que no logro saber de que se trata. Una lámpara ilumina la habitación, caminé hasta quedar bajo ésta.

-Tengo algo de prisa - mentí.

Una presión en mi pecho es como una señal.

-Sé quién es. - Miles no se movió de la puerta, ahora cerrada.

-¿Quién es?- No oculte mi sorpresa.

Esto me da esperanzas, sí sé quien es podré hablar a la policía. Y todo este miedo se acabará. Volveré a tener el control de mi vida, que ya está desmoronandose.

-Dime - insistí.

-¿Sientes algo por mí?

-¿Qué? - él caminó hasta mi, se detuvo unos metros. Lo observé confusa. ¿A qué venía esto?

-Pregunté si tú sientes algo por mí-  repitió con voz dura.

-Miles, no. ¿Por que preguntas eso?- arqueé  una ceja.

Y es la verdad, estoy muy segura.

-Así que no te llama la atención Miles Scott.- acarició  su barbilla.

-¿ Por qué hablas de ti en...

-¡Cállate Mía!- espetó furioso señalandome con su dedo.

Por inercia retrocedí  unos pasos atrás.

-Dulce Mía. No sabes cuánto esperé para tenerte a mi lado - sonrió malicioso.

-¿Qué? Miles si esto es una broma te juro que no es graciosa.

-No me reconoces - afirmó.- ¿No notas las diferencias? Yo soy más alto que mi querido hermano.

-¿Qué?.

Él acaba de decir que...¿Miles y él son hermanos?

¡Por Dios!

- ¿Podrías sentarte? Estás pálida, amor-  sonrió burlón

-No te acerques. Estás loco, ¿cómo me deje engañar por ti? ¿Todo este tiempo fuiste tú quien me hablaba?

-Si te refieres a lo encuentros entre mi hermano y tú, ya sabes que era el mismísimo Miles con quién tenias el placer de gastar tu tiempo. ¿Te gustaron las flores? Son especiales, te identifican.

Lágrimas comienzan a caer. Esto no puede estar pasándome. A mí. Caí en su juego. Comienzo a idear un plan en mi mente. Nadie sabe donde estoy. Si logro atravesar la puerta será fácil llegar al auto.

Sin esperar más corrí hacia la puerta, hale la manija pero esta no cedió.

-Necesitas esto - voltee a ver a Ethan, es igual a Miles.
Mantiene la llave en su mano.

-¡Eres despreciable!- grité-  ¿Has lastimado a Trav?

-Te dije que por ti haría lo que sea. Y él es un estorbo para mi, que mal que no lo maté. Pero aún tengo tiempo- aseguró. - Vendrás conmigo.

-No.

Busqué con la mirada una ventana para poder salir, pero nada. Cuatro paredes sin un maldito lugar para salir más que la puerta.

-Esperé mucho tiempo para tenerte a mi lado, mi amor. Nada ni nadie me impedirá que seas mía. ¿Entiendes?

Se acercó lo suficiente para tomar mi mano, lo empujé cuando vi lo cerca que se encontraba de mis labios.

-Me mataré. -Prometí.

Río sin humor.

-No dejaré que lo hagas.

Decidí cambiar de temas, necesito respuestas a mis preguntas,

-¿Miles te ayudó? ¿Todo era una mentira?

- Te daré tus respuestas, si aceptas venir conmigo.

-Bien.

-¿Así de fácil? Te aseguro que no hay salida. No podrás huir de mi. - suspiró . - Miles es parte de este plan, al igual que Ana.

-¿Ana?

-La francesa, la chica nueva. -rodó los ojos, cansado.

Mierda...

Asentí en reconocimiento. Oía la mitad de sus frases, en mi mente sólo planeaba mi huida. Sentí nauseas cada vez que él acariciaba mis manos, entusiasmado con lo que contaba.

A Ana no la conocí, nos contábamos en el pasillo de la escuela, pero jamás cruzamos palabras. Pero siempre veía en sus ojos rencor.

-Todos están muertos- susurró.

-¡¿Qué?!

Ethan sonrió.

-Los maté. Ya nadie se interpondrá en nuestro amor. Seremos tú y yo en la eternidad.

-Estas loco- negué varias veces, sin poder creer lo que oía. -¿Cómo?

-Odio las mentiras, Mía. Toma nota de eso para el futuro.

Ni loca iré con él. Echan continuó:

-Una bomba de gas fue suficiente para matarlos, que crucen a una vida mejor- sonrió feliz.- Para esta hora ya no existen más Miles, Trav, Sasha ni Anna.

-¿Mataste a tu propia amiga?- pregunté incrédula.

-Ella sólo era parte de un plan, ni siquiera hizo bien su parte- chasqueo su lengua.

Retrocedió unos pasos. Él se acercó más. El aire comenzó a faltarme. Y aquí en este momento me dijo cuenta que ya no tenía escapatoria. Estoy sola.

Ser la obsesión de una persona me llevó a mi muerte.

Ethan estaba muy cerca cuando lo noté. Pero ya era tarde

-Eres mía...

Y todo se volvió negro.

Fin


Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora