REGRESA A CASA | M.C

Día 1 | Parte 2.

Tengo nauseas, pero ni siquiera me puedo concentrar en ellas porque Emily camina desesperadamente hacía mi y me toma de los hombros, con ambas manos y comienza a agitarme, enfrente atrás, enfrente atrás. Está gritando pero no puedo escuchar una palabra de lo que dice, ella parece darse cuenta así que deja de hacerlo, quita las manos de mis hombros y sin darme cuenta, su mano se estrella contra mi mejilla.

No hago nada, porque no siento nada. 

Emily se prepara para azotar de nuevo mi mejilla, porque sigo sin reaccionar, entonces veo como Karen se cubre la boca con ambas manos, en está ocasión, el impacto duele y entonces salgo de mi trance.

  — ¿Porqué estabas con él cuándo le sucedió esto?— No me está hablando, me está gritando.

  — ¿Qué es lo qué pasa? — Lloro y si digo la verdad, no creo que se me haya entendido ni una palabra.

— ¡Todo esto es tú culpa! — Me señala y después empieza a golpearme en el pecho— ¡Tú culpa, tú culpa! — grita más y ahora se deja caer y rodea mi cadera con sus brazos mientras llora posando su cabeza en mi estómago. 

 Karen se acerca y le acaricia la cabeza, ella también está llorando y yo no quiero saber porque lo hacen, de todos los escenarios que creo en mi mente del porqué hacen eso, ninguno me gusta. Se inca para quedar a la altura de Emily y le dice algo que, sinceramente, no puedo escuchar, pues lo único que escucho son mis sollozos y los de ellas.

  — Ven, Pam, tenemos que hablar, siéntate y por favor sostén a Emily, tengo que ir primero con el doctor— Dice un poco más calmada, sin embargo, sigue sollozando. 

  — Emily, vamos, por favor, sientate conmigo —  Le digo en un susurro. Ella se pone las manos en la cara, cubriéndola completamente, pero no se levanta, insisto de nuevo.— Em, por favor, no sé que hacer— lloro, otra vez.

Se rinde y me tiende la mano, para que la ayude a levantarse. Comienzo a sentir una necesidad enorme de abrazarla pero me contengo, porque no sé como lo podría tomar.

Nos sentamos y a lo lejos vemos a Karen hablando nuevamente con el doctor, las lagrimas siguen llenando sus ojos y posteriormente corren hacía sus mejillas.

  — ¿Em?— pregunto sin pensarlo.  

No me contesta, solo emite un gruñido y mueve la cabeza en mi dirección, cosa que tomo como una señal para continuar con mi pregunta.

— ¿Qué es lo qué tiene Michael? ¿Se va a poner bien? —   digo mientras me limpio los ojos, algo inservible porque no sé de dónde es que me salen más.

Emily no responde, solo se pone a llorar de nuevo y coloca su cabeza en mis piernas. Entonces entiendo que Michael está grave y que las esperanzas de que mejore son muy pocas, no puedo parar de llorar y sigo hasta que me quedo dormida.

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  — Pamela, despierta.— escuchó mi nombre e inmediatamente sé quién es quien me llama. 

Abro los ojos tomándome el tiempo que creo necesario, todo se ve tan brilloso que me lastima y apenas si puedo ver. Emily ya no está como cuando nos quedamos dormidas, por lo que alcanzo a ver está frente a mi solo mirando hacía nuestra dirección, su mirada vacía.

  — Luke— sonrío—¿Qué hora es? 

  — Son las 9 de la mañana, Pam— Sonríe para mi.

 — ¿Dónde está Michael?— pregunto sabiendo que nadie va a darme respuesta alguna.

  — Ven, vamos a que te cambies, tienes un día completo ya aquí y tu ropa está aún llena de sangre— Esta vez no sonríe y mira mi ropa como si apenas se hubiese percatado de que estaba así de manchada— Y tú cara, Pam, de verdad, necesitas un baño. —Sonríe pero en realidad suena triste y no sé porque. 

Sonrío y me levanto con ayuda de Luke, quien toma mi mano y las mantiene así todo el camino hacía el auto.

  — Luke— le llamo mientras me abre la puerta del copiloto— ¿Porqué nadie me dice nada acerca de Michael?— Luke se tensa, puedo verlo al momento en el que me ayuda a poner el cinturón de seguridad  y por como se toca la nariz. No dice nada y cierra la puerta para caminar hacía su lugar en el lugar del piloto.

Comienza a manejar de nuevo sin decirme nada y así es todo el camino a casa.

Esta vez bajo del carro sin ayuda de Luke y el se queda ahí sentado, con la mirada perdida, mantengo la puerta abierta para ver si dice algo, pero nada, no hace nada.

  — Luke, ¿No piensas bajar?— Da un pequeño salto como si lo hubiera tomado por sorpresa.

— En un segundo, Pam— sonríe otra vez, la sonrisa falsa.

— Entonces esperaré sentada contigo— digo mientras vuelvo a subirme al auto, sigo manteniendo la puerta abierta.

Nos quedamos sentados en silencio durante escasos segundos, solo escuchamos nuestras respiraciones y el sonido de los autos.

Pongo mi mano en mi rodilla y la mirada de Luke la sigue, instintivamente pone su mano sobre la mía y sonríe, esta vez no es falsa, lo cual me alegra, porque no estoy en momentos de soportar a otra persona que amo triste. No es de las sonrisas más felices, pero es suficiente.

  — Vamos, de verdad necesitas un baño, apestas a sudor— hace un puchero y se tapa la nariz.

Me río y me doy cuenta que es la primer risa honesta que he soltado desde hace meses, sin importar la situación ahora, pero eso es lo que hace Luke, que sea todo mejor.

  — Veremos si sigues tapándote la nariz después de que ponga a hacer palomitas—   toco su nariz con mi dedo.

  — Bien, pero primero te bañas, yo haré las palomitas.

Bajamos del carro y Luke vuelve a tomar mi mano, pero esta vez me pongo tensa, sin mebargo él sigue caminando sin parecer notarlo, y prefiero que sea así, pues no quisiera hacerlo sentir mal.

Abro la puerta de la casa y parece que no hay nadie.

  — Bien señor Hemmings, sírvase la casa invita  — camino hacía la cocina y abro una de las puertas de la alacena, señalando las palomitas.

Luke solo me mira, sonriendo pero entonces parece que algo le viene a la cabeza y su rostro empieza a tornarse triste.

  — Sube a tomar un baño, Pam— dice, sin expresión en el rostro.

No digo nada, porque sé que necesita un momento a solas, después de todo, Michael es su mejor amigo. Camino escaleras arriba y entro a mi habitación y en la mesa de dormir hay una foto de los tres, Michael, Luke y yo. Esta foto la tomamos la semana pasada, no intento ni siquiera agarrarla, así que mejor tomo mis cosas y finalmente me meto a bañar.