Posesivo

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Llegamos a su departamento, comenzamos a quitarnos la ropa, él desliza sus manos por mi espalda y me coge del trasero, enrollo mis piernas a su cintura mientras nos besamos desesperadamente, nos dirigimos hacia la habitación me tira bruscamente en la cama, estoy tan excitada que solo pienso en que el esté dentro de mí.

- Te haré mía -me dice mientras me acaricia, me da un tierno beso y entra en mi.

- Eres solo mía - me penetra duro, solo siento placer. - Dímelo Mónica - no me salen las palabras solo puedo sentir el placer que estoy sintiendo.

Se detiene al no tener respuesta, me lleva al sofá se sienta y me pone encima de él.

- Te prometo no parar - me dice sonriendo, me abre aún más de las piernas y entra en mi tan profundamente que tengo gritar, siento dolor y placer, me agarro de sus hombros para poder soportar cada uno de sus movimientos.

- Evan...- le digo.

- Si nena - me dice.

-Por favor - le digo.

Aún dentro de mí, me levanta y me pega a la pared. Dios mío este hombre es un salvaje.

- Quiero que los vecinos sepan mi nombre preciosa - me dice.

- Evan, por favor - le digo.

- De quién es eso nena - me dice, mientras continúa con su movimiento brusco.

- Es tuyo Evan... Siempre va hacer tuyo - le digo.

- Lo sé nena - me dice, mientras sus movimientos son más y más brusco.

- Evan - grito su nombre, ya no aguantaba más contenerme, el sigue con sus movimientos y me agarra del pelo.

- Eres mía nena, solo mía - me dice mientras termina.

Estamos en el piso abrazados, me llega un pensamiento y me levanto rápido.

- Evan, no te pusiste condon - le digo sería.

-Eres observadora cierto- me dice tranquilo.

- Tendrás que usar píldoras, después de haber estado contigo así,  no  quiero condon nunca más - me dice.

Lo observo y me rio es tan guapo, se levanta y se dirige al baňo.

Bueno Mónica ve a baňarme con tu hombre,  hablo en voz alta.
Entro a la bañera y lo sorprendo por detrás, él se voltea.

- Seňorita Cullen, creo que le ha gustado jugar - me dice.

- Creo que el deseo es mutuo- le digo.

- Eres una traviesas - me dice acercándose a mí.

- No tanto como usted, seňor pervertido - lo beso y otra vez comenzamos hacerlo.

Luego de un rato largo haciendo el amor con este hombre, decidimos irnos a dormir,  me pongo una camiseta de él, él solo se pone su bóxer, nos metemos en la cama y me acuesto en su pecho con una pierna encima de él, mientra me acaricia la piel. Creo que esta va hacer la mejor noche de mi vida.

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora