Capítulo 2: Tu vida es un fraude.

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Una voz más aguda que la anterior me llamaba, todo parecía un poco más nítido.

“¿______, puedes oírme? has tenido una recaída”

“Doctor creo que es un poco pronto para atosigarla”

Harry, no puede ser, ¿el mismo Harry o uno diferente? la voz es igual pero no puedo verle bien la cara.

“Harry creo que yo sé lo que tengo que hacer”                         

Dios, ¿este es Louis? ¿Qué está pasando? ¿Acaso me los he encontrado por la calle y me he desmallado? que patético, no espera, estaba en mi cuarto, si en mi cuarto y entonces… oh… que cojones…

“______ escúchame, sigue mi voz, estas de vuelta, te fuiste un tiempo, pero has vuelto. Sigue mi voz,­­_______”

“_________”

“_________”

Bua que sensación tan incómoda, todo es… ¡AGHJ! ¡Para ya! ¡Para ahora!

—______— Louis me está mirando expectante, ya todo es claro, no se oyen ecos ni se ven borrones. Nada resuena. Muevo mi vista hasta Harry que sigue esperando en la puerta. ¿Qué narices está pasando?, vuelvo a posar mis ojos en Louis al escucharle hablar de nuevo— ¿recuerdas que es lo último que hiciste?—

—Yo…— me incorpore en la cama— estaba en mi habitación, había vuelto de casa de Miguel, era su cumpleaños y… estaba viéndoos en el portátil, el 1D Da…—me interrumpió rápidamente.

—Harry, Zayn salid ahora— todo parecía tenso de pronto, Zayn, el borrón que no había identificado antes se asomo para mirarme sorprendido junto a Harry.

—¿Por qué me miráis así?— dije.

—Salid ahora, hablaremos en seguida— sentenció el doctor. Abandonaron la habitación y Louis puso de nuevo su atención en mi persona— Bien, _______, siéntate en la silla de ruedas, vamos a ir a mi despacho y hablaremos con tranquilidad—

Le obedecí y mientras me sentaba en la silla pude observar un único y solitario poster de One Direction pegado a la pared. Salimos de la habitación y estoy segura de que mi cara era para foto, un montón de personas con uniformes rosas como el mío se movían, hacían cosas raras y hablaban completamente solos o directamente contra la pared. Yo sabía perfectamente donde estaba, en un manicomio.

Comencé a removerme en la silla y Louis pareció notarlo, yo no tenía por qué estar aquí.

—_____, no te preocupes, ahora hablaremos con más calma, tú tranquila ¿vale?— me sonrió amablemente.

Intente devolvérsela, pero mi sonrisa era torcida, no era capaz de emitir otra  cosa mientras veía a los enfermeros, con sus uniformes azules, reducir a un interno que se había puesto violento.

Finalmente llegamos a su despacho, un lugar amplio, pulcramente limpio y sobre todo blanco, absolutamente blanco. Posiciono la silla de ruedas frente a el escritorio y a continuación se sentó en su silla de despacho, que a contraste con la habitación era totalmente negra y hacia un leve sonido de rechinar cada vez que giraba hacia un lado u otro.

—Bien ______, quiero que me cuentes tu vida, que has vivido hasta que te desmayaste y después podrás preguntarme todo lo que quieras ¿De acuerdo?—

Comencé a relatarle todo y el prestaba atención impasible y sin desconectar sus orbes azules de los míos. De vez en cuando notaba como hacía esfuerzos por no bajar la vista o negar con la cabeza. Cuando acabé me pidió que le contase cosas básicas sobre mi vida, acerca de mis padres, amigos y mis estudios.

Paranoia [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora