Paranoia [Editando]

Capítulo 3: ¿Verdad o Mentira? ¿Niall o Louis?

Estaba en la sala común mirando una revista desde hace una hora, en aquel lugar no había otra cosa que hacer, la tele estaba rota. Uno de los internos en un ataque violento la había destrozado con una silla y yo me había tirado de los pelos, podría morirme del aburrimiento ahí mismo.

Había intentado hablar con la gente, pero casi ninguno estaba por la labor, yo no estaba tan mal como ellos ¿Por qué me tenían aquí?

Me acerqué hasta la ventana empujando las ruedas de mi silla y mire hacia el exterior, parecía que aquel lugar estaba en medio de la nada, ¿Cuánto se tardaría en ir y volver a la ciudad? Liam entró en la sala con Niall, que también iba sentado en una silla de ruedas. Me miro y su mirada se torno impaciente, parecía que quería decirme algo con mucha urgencia.

Liam lo dejo al lado de una mesa blanca con periódicos, me miraba disimuladamente cada pocos segundos y yo, directamente le miraba sin ningún pudor, esperando por su reacción. Sujetó una de las ruedas de su silla y se encamino hacia a mí con prisas, pero Liam agarro una de las asas de empujar y lo paro, no oí bien lo que le decía pero fue algo como:

—Si vas a montar un numerito te encierro otra vez, no hagas que Louis se entere de que te he sacado, por favor me caerá una buena, se agradecido conmigo—

Después lo devolvió a su sitio y Niall parecía algo asqueado.

Pasaron las horas y yo seguía en el mismo sitio observando a todas partes, el tiempo pasaba extremadamente lento, me había aburrido de leer revistas, de mirar por la ventana, de… oh, espera, ya no había nada más que hacer en este sitio de…¡AGHJ!

Louis entro en la sala buscándome con la mirada, cuando me encontró yo le devolví la sonrisa. Me alegraba de verle. Se acercó a mí con paso ligero.

—¿Cómo has pasado la tarde?— me preguntó.

—Aburrida…— resoplé— me he aburrido de mirar revistas y como la tele está rota y nadie quiere hablar conmigo…—

—Bueno, no te preocupes yo te hare compañía todos los días— me sonrió.

—¿Pero tú no te vas a casa?— pregunté.

—Bueno, tengo un apartamento en la ciudad, pero esto está muy lejos y como tú estabas aquí decidí quedarme como médico interno—

—Oh…muchas gracias—

—No pasa nada— me sonrió— tengo una idea, ¿Por qué no vamos a la sala común de los doctores? allí hay dulces y café y una tele en buen estado— rió al decir lo último.

—¿Podemos hacerlo?— dije insegura.

—Supuestamente no, pero hey, alguna ventaja tiene que tener ser la mano derecha del director del hospital—

—Perfecto entonces— sonreí.

Hizo mención de empujar mi silla.

—Espera  ya me siento mucho mejor, puedo ir andando—

—¿Segura? Estuviste durante bastante tiempo en shock comático, tus piernas deben de estar agarrotadas—

—Bueno las tengo un poco tontas, pero si no las ejercito siento que se van a quedar así para siempre—

—Muy bien, como quieras, pero si ves que te cansas dímelo enseguida, no hay que forzarlas, eso sería mucho peor—

—Está bien, Louis ¿Cuánto estuve en coma?—

—Bueno… hablaremos con más calma en la salita ¿vale?—

Yo me limite a asentir, me ayudo a levantarme y cogí su brazo para tener algún apoyo, pensaba que podría andar mejor, pero lo cierto es que me costaba un montón. Caminamos poco a poco, Louis iba muy despacio y yo también, pero sentía que mi corazón palpitaba igual de fuerte que el de un potro desbocado.