Sonó el despertador malditamente fuerte por lo que casi me da un ataque al corazón. Sin abrir los ojos estire la mano hasta la mesita de luz que tengo al lado de mi cama y trato de localizar el celular para apagar la musiquita pedorra que tengo de alarma. Sin tener éxito, abro los ojos y estiro más el brazo, para ahora sí, apagar la alarma. Esto de madrugar es duro, pero el mundo necesita ser iluminado con mi presencia.
Me levanto con demasiada pereza para encaminarme al baño donde me saco la ropa y me meto en la ducha para despejarme lo más rápido que pueda.
Ya pasaron dos semanas de la pelea que tuve con Alice en su propia fiesta, y de verdad, tengo que decir que he disfrutado estar en el mismo curso con ella para ver su gran moretón morado en su mejilla. Nunca nadie había reaccionado de la manera en la que yo reaccione a la hora de enfrentar a Alice Benson y eso era algo de lo que se hablaba de boca en boca en el liceo. De vez en cuando intercambiaba miradas asesinas con ella, y obviamente yo ganaba la batalla. Ahh si, y algún insulto que otro también. Pero nada del otro mundo.
Salgo y voy a mi armario para sacar una remera azul oscura sin ningún estampado y unos jeans. Simplemente me los pongo para después peinarme el pelo y dejármelo suelto para que se seque naturalmente. Coloco todas las cosas que necesito para hoy en mi bolso y por ultimo me pongo mis convers. Salgo al pasillo y escucho la puerta principal cerrarse. Seguramente son mis hermanos.
Desde la fiesta de Alice que mis hermanos no están casi nada en mi casa. Simplemente vienen a comer y a dormir. Por las mañanas se van temprano y no vienen hasta tarde para repetir nuevamente el ciclo anteriormente repetido.
En fin, si no es por ese tema, mi vida sigue relativamente normal, aburrida, si, como una botella de plástico, pero ya me he acostumbrado.
Bajo las escaleras para tirar la mochila en el comedor e ir para la cocina a preparar la comida más importante del día. Opto por tomar chocolatada y una tostada con manteca mientras reviso mi celular.
Cuando termino de comer mi desayuno voy al baño de la planta baja para cepillar mis dientes. Si señores, soy tan inteligente que dejo mi cepillo de dientes en este baño para no tener que subir de nuevo hasta arriba y no perder tiempo.
Me encamino al comedor y recojo mi mochila para agarrar solamente las llaves de mi casa porque mi auto se rompió y por eso tengo que ir caminando. Tranco la puerta de mi casa y empiezo a caminar por la vereda...
-¿A dónde vas?- pregunta una voz demasiado conocida para mí. Dante, quien me hablo por la ventana baja del asiento del copiloto de su hermoso Astons Martin DB11 color negro que avanza a la misma velocidad a la que yo voy caminando.
-Al liceo- respondo obvia sin dejar de caminar acompañada de su auto.
-¿Y qué vas hacer ahí?- pregunta nuevamente haciéndome pensar si de verdad acaba de preguntar esa pregunta tan obvia.
-A ver My Little Pony- contesto sarcástica girando mi cabeza hacia él, regalándole una hermosa sonrisa como la de una niña de 5 años.
-Creo...- empezó hablando mirando su reloj de muñeca para luego dirigir su mirada nuevamente en mi- que no vas a llegar a ver My Little Pony si no empezas a correr ahora- respondió él ahora sarcásticamente haciendo un gesto con su mano.
-¿Qué?- dije tonta- ¿Cuánto falta para que empiece el liceo?
-5... ahora 4 con 50 segundos-dijo gracioso y tomándoselo con calma. Claro, si a él le importa poco el liceo.
-Mierda- dije por lo bajo. Se y tengo recontra claro que de donde ahora estoy parada (a menos de una cuadra de mi casa) que me lleva 20 minutos a pie. No me va hacer nada si me salteo una clase, pero quiero tener mis asistencias intactas.
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El otro
Mystère / ThrillerTe quiero y te odio. Es como si quisiera dispararte y poder detener la bala con mi pecho para salvarte.