—Rubén...—Susurró Nire.—¿Qué ocurre?—Este respondió fuera del recinto.
—Hay...—Suspiró—Joder Rubén, entra ya.
—Venga, voy—Rubén cruzó la ventana y compartió aquella horrible vista con su compañera—No me jodas que es puta sangre.
—Tío, ¿Qué mierda ocurrió aquí?—Preguntó Nire aún con las manos temblorosas, le costaba sostener la cámara, su coraje y valentía habían llegado muy bajo.
—No lo sé, hay sillas y mesas por todos lados—Respondió valiente, Rubén quería ser el hombre protector de Nire, aunque era bastante difícil en un ambiente así.
La habitación era oscura a pesar de haber luz en el pasillo, había sangre en el suelo junto con sillas y mesas amontonadas, había un cuadro de un hombre parecido a un cura, era sólo el principio y ya estaban acojonados al cien por cien.
—Ven, hay una puerta por aquí—Dijo Nire tropezando con pedazos de madera, Rubén la tomó de la cintura y la acercó a él, sin ninguna mala intención, la guió hasta la puerta que estaba entreabierta, miraron por esa pequeña apertura y no vieron nada malo, solo otra habitación.
—Voy yo primero—Dijo Rubén decidido
—Rubén, no hace falta que intentes ser el valiente conmigo, sé muy bien que estás tan acojonado como yo lo estoy—Sonrió Nire.
Eso molestó a Rubén, esa forma tan irónica de las palabras de Nire, se le hacía muy difícil soportarla de vez en cuando.
Frente a ellos había un marco sin puerta, dentro de esa habitación había luz así que no pensaron más y se adentraron en ella.
A los segundos dentro de la habitación se encendió automáticamente un televisor con sonido de estática, el sonido exaltó a ambos.
—¡Joder! Me cago en la puta...—Rubén tocó su frente y Nire tocó con ambas mano la zona en donde se encontraba su corazón.
—¡Puta televisión de mierda, casi me das un jodido infarto!—Gritó hacia el televisor—¿Estás bien?—Preguntó a Rubén.
—Si, no importa—Dijo cortante
—Rubén, siento mi comentario anterior, sabes que soy una persona totalmente pesada, pero....
—No es eso—Nuevamente responde Rubén cortante.
—¿Por qué respondes así? Siento como si me odiaras cada vez que me hablas de tal forma.
—No importa Nire, sigamos—Dijo con compasión.
—¿Es por mi?, Te molesto ¿No es así?—Nire encaró a Rubén.
—Joder, dejemos el puto tema—Dijo para salir de la habitación empujando a Nire.
Nire pensaba seguir sola y separarse de Rubén, pero el miedo es más grande que el enfado.
Nire iba de manos cruzadas detrás de Rubén, entraron a una habitación oscura con un ordenador encima de un escritorio, este tenía un cajón abierto con papeles inútiles y encima una batería, y un documento con hojas desgastadas.
Nire tomó el documento y lo leyó rápidamente, aún tenía el ceño fruncido, Rubén tomó la batería y esperó que Nire finalizara de leer.
Nire, cuando terminó de leer, tiró el documento fuertemente al escritorio.
—La idea es no romper la mesa, Señorita Furia—Dijo Rubén amistosamente pero ella no lo tomó así.
—Ya me tienes hasta los jodidos huevos, sigue tu sólo—Nire encaró a Rubén, dió media vuelta dispuesta a irse pero Rubén la detuvo, la abrazó por la cintura y la apegó a él.
—No podemos separarnos, Nire, siento que estés enfadada por mi culpa—Susurró a su oído—Lo podemos solucionar—Mordió su oreja suavemente, Nire lo recibió mal.
—No hagas eso.
—Es sólo un cachondeo Nire, tu sabes que aquí no hay nada—Mintió, a Rubén le encanta su compañera de trabajo pero de momento lo guardaba para él.
—Lo sé, continuemos, ya me quiero ir de este lugar—Nire separó las manos de Rubén que se encontraban en su abdomen.
Ambos siguieron por un pasillo con sangre las paredes y suelo, se escuchó un grito lejano, como de dolor.
—¿Qué cojones?—Susurró Rubén.
—Este lugar da un mal rollo que te cagas, ya me quiero ir—Respondió Nire.
—Sigamos, hay una puerta abierta por ahí—Rubén, acojonado, caminó por el pasillo con Nire, le temblaban las manos a ambos.
Llegaron a la puerta entreabierta y en frente de ella se cerró rápidamente una puerta de madera café.
Entraron rápido a la habitación cerrando la puerta detrás de ellos, vieron un conducto de ventilación abierto y una tabla de madera blanca para subir a la ventilación mientras un hombre entraba bruscamente a la habitación reciente a ellos.
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Outlast ; r.d.g
Horror"Los manicomios siempre han destilado el espíritu de la época. Todas las deformaciones, las jorobas psíquicas y las excentricidades están tan diluidas en la sociedad que resulta difícil percibirlas, pero aquí, concentradas, revelan claramente el ros...