Capítulo 2: Regresar.
Los días pasan lentamente. Me hacen algunas pruebas para comprobar que todo esté bien. Sigo sin recordar y nadie me quiere decir nada. He terminado la novela, mi novela... Todavía me cuesta decirlo, me parece imposible que haya cumplido mi sueño. El personaje masculino, Ángel, me trae a la mente a Ryan, aunque nada de lo que está escrito en esas páginas me es familiar.
Mel y sus padres vienen a visitarme todos los días, junto con el prometido de mi amiga. Jason es estupendo y perfecto para ella, me alegra verla tan feliz a su lado, solo con el cruce de sus miradas comprendo que se aman. Mis padres prácticamente viven en el hospital, no les gusta dejarme sola. César pasa varias horas seguidas a mí lado, les dice a las enfermeras que es para tenerme vigilada y comprobar si progreso en mi recuperación. Me siento bien en su compañía, me hace reír con su ingenio y chistes, cuando Ryan entra en la habitación los dos se miran como si fueran rivales, me muerdo la lengua para no preguntar el porque de esa enemistad. Ryan no vuelve a mencionar nada que haga referencia a sus sentimientos, pero sus ojos hablan por si solos. Se pasa horas y horas sentando en mi habitación, incluso aunque vengan otras visitas el sigue a mi lado, cuando la horas de visita se acaban y se tiene que marcha siempre veo dolor en su rostro, como si le doliera separarse de mí. No hablamos mucho, solo sé que es profesor, que su madre se llama Isabel, intento sacarle más información, pero cada vez que pregunto algo él se cierra en banda y me repite que necesito descansar, que no es bueno que me sature. Todos me responden lo mismo, los médicos me han aconsejado que no fuerce mi mente, podría provocar que pierda más memoria de la que ya he perdido.
-¿Lista para volver a casa? - Pregunta mi madre.
Le dedico una sonrisa y asiento. Me muero por saber que me espera, saber que ha pasado en mi vida, pero tengo miedo... Miedo de saber en que clase de persona me he convertido. He prometido tomarme las cosas con calma, pero no puedo dejar de pensar que posiblemente lo que me encuentre, en cuanto cruce la puerta del hospital, pueda no agradarme. Sé que nadie es perfecto, y que la vida esta llena de errores, ¿Pero que tan grandes pueden ser lo míos?
Termino de meter mis pocas pertenencias en la bolsa, mientras mis padres ayudados por Mel, recogen las flores y demás detalles que me han traído.
-Vicky- Me llama César, quien entra en la habitación con una enorme sonrisa-¿Cómo te encuentras hoy?
-Mejor. Gracias doctor Bonnet.
-César, llámame César. -Me regaña- Cualquier cosa que necesites; ya sea que necesitas hablar con alguien o por que te duele algo, no dudes en llamarme.
Cojo la tarjeta que me tiende y leo la letra negrita impresa en ella:
"Dr. César Bonnet"
Vuelvo a darle las gracias y guardo el trozo de cartulina en el bolsillo trasero de mi pantalón.
Respiro hondo parada en la salida del hospital. Aire puro... es lo que necesitaba y necesito. Mel pasa un brazo por mis hombros. Sé que está preocupada, se puede ver en su mirada.
-¿Estas bien?
Resoplo y asiento. Beso su mejilla e intentado calmarla a ella y a mis padres pongo una gran sonrisa. Los sigo hasta el coche, en cuanto mi padre aprieta el botón del mando, las luces del un flamante BMW destellan. Me sorprende que tenga un coche como ese, jamás fue un aficionado de los coches, al contrario que su hermano y el hijo de este. Me siento en la parte trasera, junto con mi amiga que relaja los hombros al ver que no he perdido la sonrisa.