Capítulo 6: Nada fácil.

201 13 2
                                    

            Patrice.

El despertador había sonado cinco minutos más tarde, o eso era lo que ponía en mi móvil.

Nate estaba acurrucado junto a mí, rodeándome con sus brazos. Me sentía a gusto con él, aunque sea tonto, bobo y no quiera nada conmigo.

—Buenos días, dormilón.—Dije al darme cuenta de que se estaba desperezando. Le planté un beso suave en la mejilla, a lo cual respondió con una sonrisa, pero luego se puso tenso.

—Buenos días a ti también, Patrice.

Me levanté de la cama y saqué unos vaqueros cortos de color azul, una camiseta blanca con un lazo rosa y unas New Balance azules.

Le dejé a Nate una camiseta del Hollister que mi hermanastro se olvidó en su última visita. También le dejé escoger entre unos Levi's azules o negros. Eligió los negros, con una sudadera también del Hollister blanca con letras en negro y dorado.

Nos miramos los dos al espejo de mi habitación, y yo me quedé pasmada. Hacíamos muy buena pareja los dos juntos.

—Vamos abajo a desayunar, o llegaremos tarde, y lo último que me falta es faltar a biología, con lo mandona que es la señora Nauther.

—Está bien.—Me contestó.

Bajamos a la cocina y saqué un croissant, lo calenté en la tostadora y al enfriarse, cogí un cuchillo y lo abrí por la mitad.

—¿Nutella o mermelada?—Pregunté.

—Lo que a ti te guste más. Estoy de "invitado" así que lo que me des.

—Nutella entonces.—Le sonreí.

—Nutella entonces.—Repitió, sonriendo.

Ésa escena en la que los dos están de acuerdo se parece a muchas de las películas de enamorados. Ahora estaría bien que me cogiese de la cintura, me agarrase y me diese una dosis matutina de cariño.

★★★

Ya en clase de biología, al lado, cómo no de Nate, estábamos hablando alegremente de muchas cosas sinsentido, y llegó la más absurda teoría o comentario o pensamiento que este chico podría tener.

—Ehh... Patrice... Tengo que decirte una cosa...—Tartamudeó al decir mi nombre.

—¿Sí?—Pregunté emocionada.

«¡¡¡Me va a pedir salir!!!»

—Esto... Yo... Yo tenía que decirte una cosa, pero es que... Bueno, a ver, no pienses que estoy loco, no lo estoy, sólo que...

—Vamos, Nate, por muy malo que sea no me voy a asustar...

—Bueno, es que... ¡Joder!—Se frustró.

—¡Vamos, Nate, joder! No debe ser tan difícil decirlo...

—Nada... ¿Sabes? Mejor olvídalo.

Mi ira poco a poco iba brotando desde lo más profundo de mi corazón. Sí, vale, a ver... Me gusta, bueno, me encanta este chico, pero me pone de los nervios.

Mi cara se enrojecía por la rabia acumulada y lo único que quería era gritar o pegar a algo.

Para mi fortuna, la profesora Nauther entró a clase, y con ello mi ira, furia, rabia y desesperación se iban calmando poco a poco.

—Las células se dividen en dos tipos. ¿Alguien puede decirme cuales son?

Alcé la mano y carraspeé.

Las RyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora