Patrice.
El despertador había sonado cinco minutos más tarde, o eso era lo que ponía en mi móvil.
Nate estaba acurrucado junto a mí, rodeándome con sus brazos. Me sentía a gusto con él, aunque sea tonto, bobo y no quiera nada conmigo.
—Buenos días, dormilón.—Dije al darme cuenta de que se estaba desperezando. Le planté un beso suave en la mejilla, a lo cual respondió con una sonrisa, pero luego se puso tenso.
—Buenos días a ti también, Patrice.
Me levanté de la cama y saqué unos vaqueros cortos de color azul, una camiseta blanca con un lazo rosa y unas New Balance azules.
Le dejé a Nate una camiseta del Hollister que mi hermanastro se olvidó en su última visita. También le dejé escoger entre unos Levi's azules o negros. Eligió los negros, con una sudadera también del Hollister blanca con letras en negro y dorado.
Nos miramos los dos al espejo de mi habitación, y yo me quedé pasmada. Hacíamos muy buena pareja los dos juntos.
—Vamos abajo a desayunar, o llegaremos tarde, y lo último que me falta es faltar a biología, con lo mandona que es la señora Nauther.
—Está bien.—Me contestó.
Bajamos a la cocina y saqué un croissant, lo calenté en la tostadora y al enfriarse, cogí un cuchillo y lo abrí por la mitad.
—¿Nutella o mermelada?—Pregunté.
—Lo que a ti te guste más. Estoy de "invitado" así que lo que me des.
—Nutella entonces.—Le sonreí.
—Nutella entonces.—Repitió, sonriendo.
Ésa escena en la que los dos están de acuerdo se parece a muchas de las películas de enamorados. Ahora estaría bien que me cogiese de la cintura, me agarrase y me diese una dosis matutina de cariño.
★★★
Ya en clase de biología, al lado, cómo no de Nate, estábamos hablando alegremente de muchas cosas sinsentido, y llegó la más absurda teoría o comentario o pensamiento que este chico podría tener.
—Ehh... Patrice... Tengo que decirte una cosa...—Tartamudeó al decir mi nombre.
—¿Sí?—Pregunté emocionada.
«¡¡¡Me va a pedir salir!!!»
—Esto... Yo... Yo tenía que decirte una cosa, pero es que... Bueno, a ver, no pienses que estoy loco, no lo estoy, sólo que...
—Vamos, Nate, por muy malo que sea no me voy a asustar...
—Bueno, es que... ¡Joder!—Se frustró.
—¡Vamos, Nate, joder! No debe ser tan difícil decirlo...
—Nada... ¿Sabes? Mejor olvídalo.
Mi ira poco a poco iba brotando desde lo más profundo de mi corazón. Sí, vale, a ver... Me gusta, bueno, me encanta este chico, pero me pone de los nervios.
Mi cara se enrojecía por la rabia acumulada y lo único que quería era gritar o pegar a algo.
Para mi fortuna, la profesora Nauther entró a clase, y con ello mi ira, furia, rabia y desesperación se iban calmando poco a poco.
—Las células se dividen en dos tipos. ¿Alguien puede decirme cuales son?
Alcé la mano y carraspeé.
ESTÁS LEYENDO
Las Ryan
Teen FictionDylan, Patrice y Andy. Las tres chicas más populares de todo su instituto, tienen 16 años, pero tan sólo una mirada de alguna de ellas puede hacer que cualquier chico caiga a sus pies. Además de ser primas, son mejores amigas. Son atléticas, guapas...