Las Ryan

Capítulo 9: Decepciones

Andy

Al final tuve que irme temprano de casa de Sean, ya que mi madre me había llamado.

Entré en casa sujetando mi mochila con una mano mientras que con la otra intentaba que no se me cayeran los apuntes que Sean me había dejado. No se me daba bien hacer esquemas, y al contrario que yo, él era un experto en eso.

- ¡Mamá, estoy en casa! ¿Por qué me has llamado? - grité nada más entrar.

- Hola, hija, tenemos invitados...

La miré extrañada, cuando vi a una mujer acercarse a mí y darme un abrazo.

- ¡Andy, que mayor estás!

La miré sin poder reconocerla.

- Seguro que no me recuerdas, eras muy pequeña. Soy Elizabeth, la amiga de la universidad de tu madre.

- Ah, sí. - me limité a decir.

- ¡Oh, claro, vosotros no os conocéis! Este es mi hijo, Tyler.

Oh. Dios. Mío.

- ¿Qué hay? - dijo asintiendo sin saber muy bien que hacer.

- Eh... Hola, soy Andy.

- ¡Ay hijo, no seas soso, salúdala como es debido!

Se acercó a mí sonriendo incómodamente y dándome dos besos.

- Elizabeth y su hijo van a mudarse aquí, y mientras buscan una casa van a quedarse con nosotros. - anunció mi madre. - Elizabeth se quedará en la habitación de invitados y Tyler en la contigua. ¿Le enseñas la casa?

- Eh, claro. Sígueme.

Subí las escaleras mientras notaba como Tyler me seguía. Llegamos a la que sería su habitación.

- Pues, ésta es tu habitación. Las sábanas están en el armario, tienes el baño al lado... ¡Ah, y puedes llenar las estanterías con tus cosas siempre y cuando no sean demasiado pesadas, ya tienen algunos años! - le expliqué. - Bueno, eso es todo, si necesitas algo estoy en frente.

Me giré para irme cuando le oí hablar.

- ¿Entonces tu eres la atleta?

- ¿Perdona?

- Tu madre ha contado antes que has ganado varios premios en atletismo.

- Eh, sí, cuando era pequeña. - dije asintiendo.

- ¿Ya no te gusta? - preguntó.

- Claro que sí, solo que ya no compito.

- También me gusta el atletismo, sería interesante echarte una carrera alguna vez.

¿Un chico guapo al que le gustase el atletismo? Eso definitivamente no se veía todos los días.

- Sí, sería interesante. - contesté sonriendo. Me giré y fui hacia mi habitación.

Me puse a repasar biología, ya que quería estar bien preparada para el examen que tendría al día siguiente.

Después de aproximádamente un cuarto de hora escuché la voz de mi madre.

- ¡Andy baja a cenar!

- ¡Ya voy! - contesté. - ¡Wow, que bien huele!

- Es la especialidad de Elizabeth. - dijo mi madre.

- Pues tiene una pinta maravillosa. - elogié.

- Gracias, Andy.

Me senté y a mi lado se sentó Tyler.