Día 6

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¿Saben la creencia común de que, cuando algo malo te pasa, o si tienes un mal día, solo debes esperar al día siguiente y todo va a mejorar? ¿"Nuevo día, nuevo comienzo", o una tontería más o menos así?

Pues qué creen, no es cierto. 

Apenas era de mañana, y desde ya sabía que el resto del día sería así de miserable, o tal vez más. Usualmente, los domingos eran los días preferidos de los hijos de Apolo. ¿Por qué? Simplemente porque no había nada que hacer. La mayoría de los campistas sólo salían a caminar con sus amigos, o se quedaban en sus cabañas a llevar a cabo una limpieza de último minuto antes de que las arpías registren las cabañas en la noche, o se quedaban sentados en sus porches hablando de cualquier cosa con sus hermanos o hermanas. En fin, era un día relajado, y eso significaba que la actividad en el campamento era más tranquila. Y como todo el mundo sabe, a los hijos de Apolo nos gusta la tranquilidad. Nos relaja, es buena como ambiente cuando juegas un deporte, o cuando tocas un instrumento, ya que te permite concentrarte y disfrutar de tus melodías sin que nadie te moleste haciendo mucho ruido. Y tampoco había mucha actividad en la enfermería, lo cual nos daba la oportunidad de lanzarnos un partido de voleibol, cuya cancha esta convenientemente al lado de la enfermería, para matar el tiempo y divertirnos.

Así que, si, los domingos eran un buen día.

Pero no este.

O aunque sea, no para mí. Parecía como si el mundo entero estaba teniendo el mejor día de sus vidas mientras que yo me volvía loco a cada segundo que pasaba sin ver a Nico. Ya se lo que pensaran, «William, no es bueno obsesionarse con las personas. No tienes que estar todo el tiempo con él» Pero no se trata de eso. Bueno, en parte sí, pero realmente sólo estaba preocupado por él. Quería saber si se encontraba bien, si ya se había calmado, si seguíamos siendo amigos, si Nico estaba bien con mi presencia...

Si lo que pasó ayer fue real, susurró una voz conocida que se hacía pasar por su subconsciente, Si realmente sentí lo que pensé haber sent–

«Ok, detente ahí mismo. ¿Podemos no hablar de esto, por favor? Aunque sea no hoy»

Bueno, en algún momento tienes que hablar de esto, William. Y platicar con Nico. No puedes dejar las cosas así, sin resolver ni aclarar ni nada.

«Ugh, detesto cuando tienes la razón»

Lo cual es siempre.

Un chasquido de dedos frente a mis ojos me sacó de mi conversación interna. No me había dado cuenta de cuándo Kayla había entrado a la cabaña, y tampoco había escuchado sus pasos acercándose a mi.

—Will, ¿seguro que estás bien? No fuiste a desayunar hace rato y todo el mundo en la enfermería se pregunta en donde rayos estás.

—Estoy bien, Kayla —respondí restándole importancia con un gesto de mano. Por alguna razón sentí ganas de levantarme de mi litera y mi dirigí al baño para lavarme los dientes.

Miré al reflejo del espejo y vi algo que hizo que la mano que sostenía el cepillo dental se detuviera abruptamente. Me acerqué hasta que mi nariz estaba a poco centímetros de tocar el material de cristal.

Tenía unas ligeras sombras bajo mis ojos.

Santo Apolo, ¡tenía ojeras!

—Pues no parece —insistió mi hermana, acercándose al baño—. ¿Pasó algo ayer en la cabaña de Zeus, verdad? Porque Nico tampoco estaba en su mesa durante la hora de desayuno.

Las últimas palabras llamaron mi atención, dejando a un lado las bolsas en mis ojos por un momento. ¡No dormir el tiempo adecuado era malo para la salud, por el amor de Apolo!

Durante Un "Captura La Bandera" | SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora