Abrió la puerta y el panorama era real. Dos birras en la mesa y unos cigarros a medio consumir. Delphine con un sweater de Cosima y unas braguitas. Antoine estaba sentado en el sofá al lado de la chica. La morena apretó de rabia el pomo de la puerta.
-Me he dejado unos documentos.- dijo mientras cerraba la puerta.
Delphine se levantó contenta y fue hacia Cosima. La agarró de las mejillas para darle un sonoro beso. Solía hacer eso cada vez que la chica llegaba a casa. Esta vez Cosima mantuvo los ojos abiertos.
-¿Cómo estás? Antoine ha venido a pasar la tarde. –dijo mientras echaba un vistazo al chico- Le estaba enseñando nuestras fotos del viaje a San Francisco, cuando visitamos a tus padres.
La morena seguía callada mientras miraba al chico. Un sentimiento extraña surgió de su estómago. Apretó los dientes. Cerró la puerta. Dejó el bolso en el suelo y empezó a andar. Dejó a Delphine sola en el recibidor. Subió las escaleras, primero habiendo pasado por delante de Antoine. Ya en el segundo piso tuvo que sacarse las gafas para secarse una lágrima que estaba a media mejilla. Escuchaba murmurios en el piso de abajo. Fue hacia la habitación pequeña que habían convertido en despacho para ambas. Rebuscó ineficazmente por los cajones donde tenía guardados muchos papeles. Ya no sabía ni qué estaba buscando. Imágenes de una joven Delphine y un adolescente inmaduro Antoine se paseaban por su cabeza.
Cuando Delphine le dijo que Antoine era su ex, se mantuvo firme diciendo que era algo raro, pero que estaba bien. Des de ese día, Antoine aparecía por casa de las chicas. Una vez por semana... a veces dos... a veces una vez al mes... La cuestión es que los franceses volvían a compartir momentos. Cosima quedaba en segundo plano en esas ocasiones porque los dos hablaban en francés y la americana apenas entendía una frase en francés entera. El chico intentaba a hablar a la pareja de su expareja en inglés, pero hablaba tan mal que dejó de intentarlo al cabo de unas semanas de conocer a Cosima.
Encontró los documentos. Bajaba las escaleras mientras escuchaba a los chicos reírse mientras miraban fotos. Se colocó las gafas y cogió aire para después sacarlo lentamente. Se relajó. Carraspeó la garganta para llamar la atención de Delphine. La rubia la miró con una sonrisa.
-¿Te vas?
-Sí, tengo que terminar un par de cosas. Volveré para cenar.
-Vale –se levantó para abrazar a Cosima y darle un beso de despedida.
Cogió el bolso que había dejado en el suelo y las llaves que estaban en la mesa del recibidor. Echó un último vistazo a los chicos que la saludaban con la mano y cerró la puerta. Se volvió a secar las lágrimas y fue hacia el coche que estaba en ámbar. Condujo algo más rápido de lo normal pero no le importaba. Necesitaba despejarse.
-¿Entonces todo el tiempo que estuvimos juntos... fue una mentira? –preguntó con una sonrisa para molestarla.
-¡No! –exclamó-.Me siguen gustando los hombres también. Bueno, ahora solo me gusta Cosima, y esta opinión no va a cambiar para nada del mundo. –dio un trago a su cerveza.
-Vaya...
-¿Por qué lo preguntas?
-No, por nada. –dijo Antoine mientras también le daba un trago a la suya.
Estuvieron pasando la tarde hablando del pasado y de cómo las cosas habían dado un giro de 360º grados en un par de años. Antoine estaba soltero, seguía viviendo en la casa de siempre y los padres de Delphine mantenían un contacto regular con él.
El teléfono sonó. La rubia lo cogió. Eran sus padres. Sabían que Antoine estaba con ella. Querían invitarlos a cenar a su casa.
-Pero mamá, Cosima aún está en el trabajo. Vale, se lo diré. Adiós –colgó-. Voy a llamar a Cos, se vendrá a cenar con nosotros también, obviamente.
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Pérdida y captura
FanfictionCosima y Delphine deciden empezar de cero después de irse de la isla de Dr Moreau. Les espera una nueva vida lejos de todos los problemas. ¡Intentaré escribir regularmente!